De todos los discursos que tuve la oportunidad de escuchar en la Cumbre de Jefes de Estados de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, el más lúcido y visionario fue el del presidente de Uruguay, Pepe Mujica.
Entre los señalamientos que hizo Pepe destaca el paradigma que plantea de “Ser o no Ser”. Resumiendo su pensamiento, el presidente Mujica plantea que para que el derecho de los débiles tenga cierto peso en el mundo hay que ser fuerte y hay que juntarse. No es ésta una lucha por una utopía, es la lucha por la sobrevivencia. Palabras como la autodeterminación han desaparecido del lenguaje de las cancillerías. El poder disuasivo es el de andar juntos, de lo contrario “seremos una hoja al viento.”
Traído este planteamiento a Puerto Rico, dramatiza la debilidad fundamental de nuestra lucha; esa incapacidad de juntarnos. La incapacidad de tener la grandeza de andar juntos. El gran servicio que podemos hacerles a nuestros pueblos, señala Mujica, es esa capacidad de ser grandes en la capacidad de juntarnos.
Ser o no ser para los puertorriqueños ya no es o ser yanquis o puertorriqueños. Hoy nuestro paradigma es o ser yanquis o latinoamericanos. Es asumir nuestra nacionalidad desde el contexto de la Patria Grande.
Pero señala además Mujica, que esa integración tiene que tener sentido para pueblo, para las masas. Hay una lucha que dar que falta con la masa, hace falta calor de pueblo. Señala Mujica que los trabajadores no están parando por la integración; que los universitarios no convocan media hora de paro por la integración. Por lo tanto son los grandes ausentes de este proyecto.
En los demás discursos destacaron temas abordados con gran seriedad y responsabilidad, como fue el del narcotráfico, el cambio climático, el intercambio comercial intrarregional, la importancia del desarrollo de la ciencia y la tecnología y de la inteligencia de los futuros líderes de la región, los poderes fácticos de la prensa, todos ellos temas que impactan la vida diaria de los puertorriqueños sin que tengamos la oportunidad de ese intercambio creador de conciencias, rico en aprendizaje y forjador de políticas.
El narcotráfico fue abordado con gran seriedad por Felipe Calderón (México) y Juan Manuel Santos (Colombia) y es, en las palabras de Ricardo Martinelli (Panamá) “el instrumento para oprimirnos y controlarnos”. Cristina Fernández (Argentina) denunciaba, por su parte, que en la única actividad en las cuales parecen ser los líderes de la droga sólo encontramos latinoamericanos. No aparecen los que lavan el dinero, cuando en realidad la responsabilidad es de los países consumidores. Latinoamérica se queda con los muertos, las armas y con el dinero se quedan otros.
Celebramos con gran alegría y esperanza este histórico acontecimiento que aunque nos advierte Mujica, “la integración no está al alcance de la mano ni a la vuelta de la esquina”, sin embargo, hay que tener la grandeza de andar juntos por encima de las diferencias que se puedan tener.
La Declaración de Caracas, que es el documento que recoge los principios y el plan de trabajo de la CELAC, tiene una sola mención muy general sobre el colonialismo sin aludir a casos específicos. Por otro lado, solamente el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, mencionó la ausencia de Puerto Rico y su esperanza de que más temprano que tarde formaremos parte de la CELAC. Resulta decepcionante que el Presidente Raúl Castro no mencionara a Puerto Rico aun cuando hizo una mención de pasada del flagelo del colonialismo en América. Ésa es la segunda cumbre de jefes de estados, la anterior fue la del Movimiento de Países No Alineados (NOAL) celebrada en Sharm El Sheik, Egipto en julio del 2009, donde tampoco hiciera mención alguna del colonialismo ni de Puerto Rico. Por lo menos, en los NOAL había una delegación de Puerto Rico presente y la Declaración Final de la cumbre contiene un extenso párrafo sobre el colonialismo en Puerto Rico y su lucha por la independencia.
Dicho lo anterior, es preciso señalar que esta frialdad de nuestros países hermanos con nuestra lucha responde en algunos casos, ciertamente no el de Cuba, a la cautela de no cucar más al imperio de lo que ya lo están haciendo con el atrevimiento de autoconvocarse para integrarse sin EEUU y Canadá. Si a esto le añadimos lo anteriormente señalado, nuestra incapacidad de ser grandes juntándonos, se puede entender nuestra ausencia en la cumbre de la CELAC.
CELAC - Discurso de José (Pepe) Mujica, presidente de Uruguay
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Procedimientos para el funcionamiento orgánico de la CELAC
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