Como parte de las gestiones del Consulado de la República Bolivariana de Venezuela en Puerto Rico y el inicio de su Jornada de Reflexión sobre el Proceso Bolivariano, el pasado 28 de octubre se realizó en el Colegio de Abogados de Puerto Rico [...]
la conferencia Perspectivas de la Política Exterior y de Integración de Venezuela y el Rol de las Naciones Unidas, a cargo de su Embajador ante la Misión de Naciones Unidas y viceministro de relaciones exteriores de la República Bolivariana, Jorge Valero Briceño.
Emocionado por lo parecido que le parecen los puertorriqueños y los venezolanos, el Embajador conversó con CLARIDAD bajo un soleado cielo y un calor tropical que amortiguó la suave brisa marina del Atlántico.
¿Cuál es la diferencia entre la democracia representativa que cambió el pueblo venezolano por la democracia participativa que vive ahora bajo el actual gobierno Bolivariano?
“En la medida en que la democracia es un ideario, deja de tener efectos en la vida cotidiana de la gente y la gente se distancia de la democracia. Y no es que la gente deja de ser democrática, sino que la gente considera que la forma como funciona esa democracia no le depara beneficios. Por tanto se va distanciando y ese es el fenómeno de la elitización de la política. Es decir, la política como un oficio de pocos.
“También, en la medida en que el ciudadano siente que esa democracia en la práctica no funciona porque no hay canales de participación y no responde a las demandas de la gente, entonces esa democracia no le tiene sentido. Y eso es lo que ha pasado con los partidos. Se han ido alejando del sentimiento popular. Los partidos se convierten en un espectáculo electoral. En un show político de unos pocos que por cierto logran financiamiento de corporaciones para sus candidatos y al final éstos representan a esas corporaciones que los financian. Entonces el sistema político se va haciendo corrupto además de elitista.
“Sin embargo, la política, que debería ser un ejercicio de multitudes, gente preocupada participando y opinando sobre los grandes asuntos del país, es la democracia participativa que es un estado superior de la democracia. Es decir, para que la democracia tenga sentido para la gente, la gente tiene que hacerla suya. Tiene que participar en asuntos que le competen. No ser un actor inanimado. Tiene que ser un actor protagónico.”
Pero para que esa democracia participativa sea posible es necesario abrir espacios reales de participación.
“Claro, claro. Por ejemplo, en el caso de Venezuela uno de los caminos fue que las grandes decisiones que inciden sobre el curso nacional y que afectan la vida de los ciudadanos y las ciudadanas se resuelvan por la vía de múltiples mecanismos de consulta popular, entre ellos el referéndum. Venezuela es el único país del mundo que tiene cuatro tipos de referéndums en su Constitución. Nosotros establecimos la Constitución Bolivariana.”
¿Ese fue el punto de partida hacia la democracia participativa?
“El punto de partida fue esta Constitución (Bolivariana) aprobada en referéndum. Antes, cualquier modificación constitucional e incluso las propias constituciones regionales y locales se aprobaban mediante el voto de los congresos. En un tiempo en Venezuela los congresos eran electos en elecciones de segundo grado. Se elegían por ejemplo representantes al consejo municipal o a los gobiernos locales y a los gobiernos regionales y esos elegían unos representantes al parlamento nacional y esos representantes eran los que estaban facultados por la Constitución para aprobar esas constituciones. Eso era antes de la era Bolivariana o del presidente (Hugo) Chávez. Las constituciones eran aprobadas por congresos que eran elitistas, al final, expresión de las minorías políticas. Por lo tanto la gente no sentía como suya la Constitución, porque la gente al fin ni se enteraba que se habían aprobado. Yo le preguntaba a la gente en Venezuela acerca de la Constitución y nadie sabía qué era eso porque no habían participado en el proceso de elaboración y de determinación acerca de las bondades de esa constitución.”
¿Cómo cambió esa situación con el gobierno bolivariano?
“El primer proceso participativo fue discutir y generar un gran debate nacional acerca del contenido de la Constitución, qué tipo de constitución querían los venezolanos y las venezolanas. Aquello era una especie de escuela democrática, el pueblo todo participando y diciendo cuál era la constitución que querían. En las plazas públicas se tenían mesitas y la gente llegaban con sus propuestas. Se hizo un primer proyecto, un borrador, y se distribuyó en millones de copias para que todo el electorado tuviera la suya. Luego comenzó un gran proceso de consulta que duró meses. La gente en las calles discutiendo. Llegaron miles de propuestas. Era como una escuela de democracia. La gente participando. Porque imagínate lo que es que se abra un proceso y le preguntes a la gente cómo quiere que sea la constitución, cuáles son los derechos que quiere. Y una cosa muy interesante, 168 artículos de los 340 que forman la Constitución se refieren a los derechos humanos. Eso es muy importante. Esa es una constitución garantista. Es una constitución que tiene a los derechos humanos como el corazón de su existencia. Esa es una constitución que expresa el sentimiento nacional. Es una constitución resultado de la voluntad política del pueblo.
“Ahora, pero no fue solo un proceso de debate y de consulta en las calles, en las escuelas, en las plazas públicas, en todas partes la gente opinando, discutiendo, sino que cuando se fue a aprobar el proyecto, se votó en referéndum. Es decir, que la gente misma dijo se elaboró este proyecto y aquí está. Se sometió a referéndum nacional y el ochenta y tanto de los venezolanos dijeron que les gustaba esa constitución. Fueron unas elecciones concurridas. Eso fue en año 1999.”
¿Qué estableció esa constitución en cuanto a consultas populares o referendos?
“Se establecieron cuatro tipos diferentes de referéndums. Es la única constitución del mundo que tiene cuatro tipos de referéndums. El referéndum consultivo, para que las cosas de gran interés nacional tengan que ser consultadas, cuestiones de interés regional y de interés local que no se consulten no son legítimas. También está el referéndum aprobatorio. La constitución establece que cualquier ciudadano puede pedir modificaciones o enmiendas a nuestra constitución siempre y cuando cumpla con unos requisitos. Y luego para que haya las enmiendas tiene que haber un referéndum aprobatorio, es decir, que no es solamente el Congreso o la Asamblea, en este caso el que presenta las enmiendas, puede ser la gente, un grupo de ciudadanos que se organice a nivel nacional o regional, porque el referéndum es una figura que es nacional, regional o local, porque hay constituciones regionales y las normativas locales y hay un estatuto de gobierno local. Entonces está el referéndum abrogatorio que es el tercer referéndum. Ese significa que una ley que apruebe la Asamblea y los parlamentarios y a la gente no le guste, la gente pueden pedir que se revoque esa legislación o ese artículo. La idea es que no sean unos pocos lo que decidan. Luego viene el referéndum revocatorio. Se trata de que cualquier funcionario electo popularmente a nivel local, a nivel regional o a nivel nacional, puede ser revocado. Un grupo de ciudadanos que quiera un referéndum revocatorio tiene que reunirse y cumplir unos requisitos, establecido en la propia constitución, y si se cumplen, el órgano electoral está obligado a convocar el referéndum. Eso ocurrió ya en Venezuela. La oposición dijo ‘no queremos a Chávez y como la constitución establece un referéndum revocatorio vamos a pedir su revocatoria’. Y lo hicieron. Se reunieron pero como no fue mucho el porcentaje, aún cuando falsificaron firmas y hubo muchas trampas, quedó demostrado inclusive desde el punto de vista legal que no habían cumplido los requisitos. Dobles firmas, triples firmas, firmaron muertos, firmaron locos, es decir, hicieron todo tipo de trampa y eso se descubrió. Sin embargo, el gobierno nacional, el presidente Chávez, aún concientes de que habían hecho trampa, dijo, ‘está bien, vamos a hacerlo’. Y se hizo el referéndum. Y el presidente (Chávez) fue ratificado por el 60 por ciento de los votos. Venezuela es el único país en el mundo donde se ha solicitado y realizado un referéndum revocatorio para el Presidente. Entonces como comprenderá, una constitución que fue hecha por el pueblo y votada por el pueblo, pues es su expresión.
Constantemente la gente la ha hecho suya. Por primera vez en la historia de Venezuela los venezolanos sentimos que tenemos una constitución que es nuestra constitución. No fue una cosa que decidió un grupito por allá, políticos profesionales que viven de la política. La política debe ser un derecho de todos los ciudadanos y ciudadanas. Es un derecho y un deber ejercerla. La gente debe participar y se tienen que crear canales constitucionales y legales para que eso sea posible.”
Con ese escenario, ¿cuán politizada está actualmente la vida de los venezolanos?
“El cambio cualitativo que se ha dado en Venezuela es la politización en el mejor sentido de la palabra. El otro día un periodista me decía ‘que mucha política se da en Venezuela. ¡Y qué lindo! Es decir, el ejercicio de la política como un oficio del pueblo y la posibilidad que incida en el curso de los acontecimientos nacionales, regionales y locales. Es decir, no es de un espectador, sino de protagonista. Ese cambio de espectador a protagonista es sustantivo y marca la calidad de la democracia participativa. Por eso es que decimos que la democracia participativa no es que niega la representación, eso es otra cosa, porque ¿qué son los parlamentarios electos? Son expresiones de representación. ¡Pero cómo constituye un salto y un desarrollo cualitativo del ejercicio democrático! Así que podemos decir que la democracia participativa constituye un peldaño superior de la democracia. Hace que la representación sea, además de representación, expresión de la voluntad popular. Es decir, supera la democracia representativa.”
Usted que ha vivido los dos tipos de democracia, ¿qué diría que le marcó de la democracia anterior?
“En Venezuela, por ejemplo, la democracia representativa servía para asesinar, para matar, para torturar. Te hablo con experiencia personal porque vengo de la izquierda venezolana, primero de la juventud comunista desde los 12 años cuando escribí mi primer artículo para el periódico de mi ciudad que se llama el Diario El Tiempo, a los 13 años; y luego del MAS. Es decir, que desde niño estoy participando en estos asuntos de la política de Venezuela. En Venezuela en la década del 60 hubo una gran efervescencia de la izquierda como consecuencia de la revolución cubana, del triunfo de la revolución vietnamita, de la lucha de liberación del pueblo argelino, todos esos movimientos libertarios revolucionarios nos impactó. La novela de aquella época Los condenados de la tierra. En fin, todo ese ambiente.
“A consecuencia, en Venezuela se clausuraron partidos políticos. Nosotros estuvimos ilegalizados muchos años. Hubo otros partidos que se ilegalizaron. Se restituyó formas autoritarias y represivas que no se conocían en Venezuela, en nombre de la democracia representativa. En Venezuela se torturaba en forma recurrente, era una práctica constante. Y hubo una época que prácticamente a todo el que agarraban lo torturaban. Yo fui detenido como cinco veces y torturado todas las veces.
“Hubo momentos de manifestaciones estudiantiles en Venezuela con centenares de estudiantes muertos. Los estudiantes salían a manifestarse y ¡plomo contra los estudiantes! Hubo un presidente, el gran portaestandarte de la democracia participativa, Rómulo Betancourt, fundador de Acción Democrática, que puso de moda una consigna como instrucción a la Policía: ‘disparen primero y averigüen después’. Ese era el lema.
“En Venezuela se puso en práctica, se inauguró, la figura de los desaparecidos políticos. Eso que después se puso en práctica en el Cono Sur. Las dictaduras mafiosas y ultra derechistas y fascistas que se instalaron en Brasil, Argentina, Uruguay y Chile se practicaron en Venezuela. Tiraban gente de los aviones al mar. Le ponían cadenas en los cuellos para que no aparecieran los cuerpos. Hubo un dirigente del Partido Comunista, Alberto Lovera, que lo lanzaron en las playas del oriente del país con un pico en el cuello, pero nadie sabe cómo el cadáver flotó. Para ese tiempo había un periodista que era un hombre muy defensor de los derechos humanos, que después llegó a ser vicepresidente en el gobierno del presidente Chávez, fue ministro de relaciones exteriores, José Vicente Rangel, que escribió un libro, Expediente Negro, que narró toda esa trama.
¿Cómo se ve en Venezuela la lucha por la independencia de Puerto Rico?
“La lucha del pueblo puertorriqueño por su independencia es una lucha que ha estado muy presente en Venezuela. Ha habido en Venezuela personas muy prominentes que han sido consecuentes con este ideario. Recuerdo a José (Cheíto) Herrera Oropeza a quien deberíamos rendirle homenaje. Era un hombre de izquierda muy comprometido con la causa de Puerto Rico y murió hace ya unos años. Era el principal paladín de la lucha del pueblo puertorriqueño.”
No me puedo ir sin hacerle esta pregunta. En Venezuela se sigue catalogando a Puerto Rico a nivel diplomático como parte de Estados Unidos y eso es así aún en Telesur. ¿Por qué eso es así aún cuando en Venezuela se nos reconoce la lucha centenaria por la independencia?
“Ese es el papel que estamos tratando de discutir en el consulado y por eso el Presidente ha designado para acá al doctor Jesús Sevillano que además de ser cónsul, es en sí mismo una gran personalidad en el mundo de la cultura. El papel que tiene asignado es para que fortalezca los lazos con todo el pueblo de Puerto Rico sin excepción, porque para nosotros los puertorriqueños están muy cerca al corazón de los venezolanos. Y eso tiene muchas razones. Están los vínculos históricos de los precursores de la independencia. Están también las razones de la proximidad geográfica. El hecho de que somos caribeños. Tenemos ese mar que une nuestras aguas. Y tenemos una especie de comunicación mágica por la vía de la espiritualidad puertorriqueña que es, pues, la espiritualidad venezolana. Es de los pueblos que más se parecen a nosotros en cuanto al comportamiento sociológico. Yo hablo contigo y somos los mismos. Compartimos una especie de empatía. Nosotros queremos a todos nuestros hermanos latinoamericanos y caribeños. Somos parte de una misma historia, en cuanto a comportamiento, conducta colectiva, los puertorriqueños, los cubanos, los dominicanos y los venezolanos somos similares.”
Le pregunto porque por la condición colonial de Puerto Rico a los puertorriqueños se nos ha acomodado el rostro para que miremos más hacia Estados Unidos y menos, o si fuera posible nada, hacia Latinoamérica.
“Cuando se dice Estados Unidos y Puerto Rico eso marca una diferencia. Es imposible borrar su cultura y sus expresiones. Es imposible borrar la historia.”
Foto por: Alina Luciano/CLARIDAD |