Escrito por Karen Lee Wald
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Lunes, 26 de Septiembre de 2011 03:26 |
Hace diez años, la entonces principal analista del Departamento de Defensa, la puertorriqueña Ana Belén Montes fue arrestada por haber seguido su conciencia y haber entregado información clasificada al gobierno cubano.
Ella lo hizo porque sentía que el gobierno de EE.UU. había tratado siempre el pueblo cubano de una manera tremendamente injusta. Al hacerlo, ella cometió espionaje, aunque muchos de nosotros encontramos dignas de elogio sus razones para hacerlo.
En esto, ella se diferencia de los hombres que se conocieron como “los Cinco Cubanos”, porque estos nunca tuvieron acceso a la clase de información clasificada que ella tenía, y por lo tanto no pudieron haber cometido espionaje.
Para evitar que el tribunal – era después del 11 de septiembre de 2001 – ordene la ejecución de la Sra. Montes, el abogado contratado por su familia (que incluye miembros de las Fuerzas Armadas y del FBI) hizo una reprobable (y en términos internacionales, completamente ilegal) arreglo con los fiscales de EE.UU..
En lugar de la pena de muerte, la Sra. Montes – de 45 años de edad – pasaría los siguientes 25 años de prisión, sin posibilidad de libertad condicional.
En comparación con las sentencias (cadena perpetua y doble cadena perpetua) impuesta a los cubanos que en realidad no cometieron espionaje (aunque al igual que la Sra. Montes, estaban tratando de proteger al pueblo cubano de la enemistad no provocada y del terrorismo que emana de los EE.UU.), la sentencia impuesta a Ana Belén Montes no parece tan horrible – hasta que se aprenda de las condiciones añadidas: un aislamiento total y completo.
La Sra. Montes no puede recibir cartas, llamadas telefónicas o visitas de nadie, excepto de los miembros de su familia inmediata (padre militar y sus hermanos del FBI) – ni siquiera un consejero espiritual o un médico personal.
No existe un comité de defensa de Ana Belén Montes, y si hay mucha gente en todo el mundo que admiran lo que hizo, ella no tiene forma de saberlo.
Lo que es peor, en algún momento fue trasladada a Carswell – una prisión federal especial para los presos con problemas de salud física o mental, aunque no tenía nada de eso en el momento de su incarceration.
Que está sucediendo a Ana Belén Montes? Que le han hecho sus captores? ¿Por qué no se permite visitarla a nadie para averiguarlo? Estas son algunas preguntas que todos deberíamos hacernos.
[Tomado de Contrainjerencia] |