En la madrugada del sábado 4 de junio falleció el Rev. Alfonso Román Morales, luego de varias semanas de lucha por recobrar su salud.

De acuerdo a una entrevista que le hiciera la publicación Ahora de Nueva Jersey en el 2015  -que nos facilitó la colega María Josefa Canino- su amiga de muchas causas-, el reverendo Alfonso Román Morales simboliza la lucha, la fe y el compromiso de una generación gloriosa de puertorriqueños que dio la milla extra por conseguir derechos civiles, políticos, sociales y económicos.

Alfonso fue en vida un incansable luchador de la libertad y de los derechos humanos- en Puerto Rico, en las entrañas del monstruo, a la par que abrazó intensamente la solidaridad con los pueblos latinoamericanos y caribeños. En especial con Cuba, Nicaragua  y el Salvador, labor que realizó inmerso en el Ministerio de Refugiados de la Iglesia Unida de Cristo en Nueva Jersey.  Fue clave en gestar un amplio movimiento de solidaridad con el pueblo salvadoreño en el territorio de  Estados Unidos, lo cual se reconoce hasta hoy.

Valeroso, generoso, comprometido y consecuente e imprescindible. . Gran parte de su gestión de apoyo a las comunidades lo desarrolló en la diáspora de Nueva Jersey donde va  a residir a partir del 1971. Allí fue parte de la fundación Casa de Don Pedro, una organización de base comunitaria dedicada a la formación de liderato comunitario. Destaca que  Alfonso  fungió por  varios años como director  ejecutivo del Congreso Boricua, un frente de lucha de las comunidades puertorriqueñas en esa ciudad.

El compañero era oriundo de Fajardo, y realizó estudios de química en la Universidad de Puerto Rico. Fue fundador del PRISA, movimiento ecuménico de Puerto Rico, y activista de la independencia desde diversos espacios. Desde la Iglesia Episcopal; también pudo realizar aportaciones al proceso de liberación nacional de Puerto Rico abonando al compromiso de la iglesia con las luchas sociales y políticas.

De acuerdo a la información de la entrevista en Ahora, luego de terminar su formación universitaria, Alfonso trabajó  por dos años en la Estación Experimental Agrícola. En el 1962 obtiene una beca del Seminario Evangélico para estudiar en Estrasburgo, capital de Alsacia en Francia. A su regreso, se incorpora  como pastor de una iglesia en la Calle Marina de Ponce, donde tuvo un ministerio con grupos penales.
En Puerto Rico como en Estados Unidos fue un ferviente facilitador de procesos de planificación de organizaciones patrióticas, comunitarias, alianzas y coaliciones. Le vimos en los primeros pasos para constituir la Junta Comunitaria de Río Piedras, en Amnistía Internacional Capítulo de Puerto Rico, y como colaborador del Movimiento Nin Negrón de la Montaña y también de la organización Matria. En sus últimos tiempos, inició un proceso de apoyo colaborativo con la Asociación Recrativa y Educativa de la Comunidad de Mariana (ARECMA).  Igual adhonorem, participaba como colaborador  del CIPSHI (Comité para la Integridad y Protección  de los Sujetos Humanos en la Investigación del Decanato de Estudios Graduados de la Universidad de Puerto Rico,  

Alfonso  llegó a  asesorar  y colaborar activamente con los grupos por los derechos de la vejez encabezados  por la Senadora Roxana López. En sus últimas gestiones ciudadanas destaca el ser  miembro de la junta directiva del Ateneo donde contribuyó a los cambios en la transparencia y amplitud de dicha entidad.  Allí cultivó sus habilidades en la actuación teatral, algo que le entusiasmaba  mucho. Hay que reconocer su lealtad a la amistad y a la dignidad individual y colectiva que siempre rigió la vida personal del Alfonso. Por ello, no es de extrañarse su firme compromiso con el trabajo por la excarcelación del patriota Oscar López, Rivera , y anteriormente con otros(as) compatriotas que cumplieron años de prisión por la lucha de Independencia.

Sé que falta mucho por compartir sobre las aportaciones  del Rev. Alfonso Román Morales. Confiamos que otras personas retomen su bandera. En su momento, reconstruiremos su historia de vida para mostrar al país, la obra de este gran amigo. Donde quiera que se le mencione será recordado por su valor y su honestidad, su grandes dotes de humanidad,  su extraordinaria sencillez y confianza en la capacidad de los pueblos para liberarse.

Que descanse en paz.

Colaboración de  Doris Pizarro y María Josefa Canino
6 de junio 2016