Ramón Emeterio Betances ante el asesinato de Antonio Cánovas del Castillo |
Escrito por Félix Ojeda Reyes |
Viernes, 04 de Marzo de 2016 13:13 |
Entre todos los proyectos de acción directa en que aparece involucrado el Dr. Ramón Emeterio Betances, el más ruidoso resulta el llevado a cabo en el balneario de Santa Agueda de Mondragón, Guipúzcoa, el 8 de agosto de 1897. Se trata del asesinato del Primer Ministro de España, Antonio Cánovas del Castillo (1828-1897), a manos del anarquista italiano Michele Angiolillo (1871-1897). Un suceso extremadamente difícil de esclarecer.
Distintos autores afirman que proviene de las filas del proletariado italiano, había sido empleado ferroviario, no obstante, se ganará la vida trabajando de tipógrafo. A juzgar por la descripción del novelista español, Pío Baroja (1872-1956), el joven italiano es fino de modales y habla con fuerte acento extranjero.[3] El anarcosindicalista alemán, Rudolf Rocker, conoce a Angiolillo en Inglaterra y lo describe como un joven de ojos reflexivos que miran a través de unos lentes, dando la impresión “de ser un hombre instruido… al que más bien se habría podido tomar por un médico”. Es serio, infunde respeto, habla siempre en voz baja y en su trato es “en extremo amable”.[4]
Pequeñas veladas se llevan a cabo en residencias privadas de Londres donde se muestran las marcas de las torturas:
En su biografía sobre Voltairine de Cleyre el profesor Paul Avrich, estudioso del movimiento anarquista, añade: “At one such meeting… a young italian anarchist named Michele Angiolillo was so upset by what he saw and heard that he at once left for Spain on a mission of reprisal”.[10]
Acto continuo, la narración de Orestes Ferrara agrega que Angiolillo iría sólo, a España, y actuaría sólo corriendo todos los riesgos. Pero el objetivo inicial del joven italiano, el asesinato de la Reina Regente y su hijo, no satisfizo a Betances quien, luego de escuchar a su interlocutor, termina reprochando el proyecto:
Es posible que Betances le indicara a Angiolillo cuál debía ser la verdadera tarjeta del atentado. Tal es nuestra hipótesis, pero tal suposicion la establecemos provisionalmente como base de una pesquisa que puede negar la validez de lo planteado.
Orestes Ferrara alega que Betances no niega la parte que desempeña en el escenario de Santa Águeda. “No se ufanaba del hecho que no había ideado, ni promovido, pero no negaba los contactos tenidos, y las facilidades que había dado para la realización del triste suceso”.[27] Otros autores, particularmente Luis Bonafoux, Carlos N. Carreras, Hugh Thomas, Melchor Fernández Almagro y el cubano Enrique Piñeyro, por mencionar algunos, también dan a entender que el médico de Cabo Rojo apoya el brazo anarquista que actúa en Santa Agueda.[28] *** Implicar al Doctor Betances en el proyecto de asesinato del jefe de estado español es un ejercicio que descansa o se sustenta en meras conjeturas. ¿Dónde están las fuentes que prueban, más allá de toda duda razonable, la complicidad del médico caborrojeño? No existen, no las tenemos. ¡Esa es la verdad! Desde Bonafoux en 1901, pasando por la prensa hostil de España hasta el relato de Landa y Chao en 1938,[31] todas son interpretaciones de los hechos altamente improbables.
En su entrevista con el médico de Cabo Rojo el periódico de Tolosa pregunta qué partido arma la mano criminal. Esta es la respuesta de Betances:
Betances tiene razón: el asesinato de Cánovas trae como consecuencia la caída de Weyler en La Habana. El 31 de octubre Weyler entrega su mando. Es desplazado por el general Ramón Blanco y Erenas, quien porta instrucciones de buscar un entendimiento político con los independentistas en armas. Todos los intentos de autonomía ofrecidos por España a partir del primero de enero de 1898 fueron rechazados por el Partido Revolucionario Cubano y su Ejército Libertador.
Efectivamente, “el torturador sanguinario” (Weyler) pudo conservar su puesto como gobernador militar de Cuba “gracias a la elevada protección de Cánovas al que él había enviado hace mucho tiempo 8 millones de pesetas recogidas durante dos años de administración en la Isla”. *** Hasta el momento no hemos hallado ningún documento que delate la aportación económica o la responsabilidad de Betances en el asesinato de Antonio Cánovas del Castillo. El cubano Enrique Piñeyro dice que los mil francos procedían de los dineros de la Delegación cubana en París. ¡Nada más lejos de la verdad! Responsable de los dineros del movimiento revolucionario cubano, Betances informa minuciosamente, con lujo de detalles, a la Delegación del Partido Revolucionario Cubano en Estados Unidos, la entrada de todos sus ingresos y de todos sus gastos.
En septiembre de 1990 pudimos microfilmar en la capital cubana importantes depósitos de manuscritos, totalmente desconocidos, como parte de nuestra investigación historiográfica. Entre los documentos identificados sobresale el Libro de cuentas del Dr. Betances[42] pertinente a los años 1896 – 1897, depositado en el Archivo Nacional. No hay indicios de entrada alguna que delate la aportación de 500 ó 1,000 francos dirigidos al asesino de Cánovas.
En vista de que tantos cubanos habían deseado la muerte de Cánovas del Castillo, ¿por qué uno de ellos —pregunta Paul Estrade— no habría apoyado el brazo vengador?[45] Máxime, añadimos nosotros, cuando el asesinato sería de provecho para la revolución, puesto que dramatizaría la debilidad de España frente a la comunidad internacional. Mientras, los medios noticiosos se encargarían de propagandizar la causa insurrecta en todos los países del mundo. Históricamente, ése ha sido siempre el resultado de los atentados contra jefes de estado. El de Cánovas no es excepción a la regla.
Distinta es la opinión del general Máximo Gómez Báez: “Si el matador de Cánovas se presenta a la Revolución, lo entrego a los españoles. La Revolución tenía una teoría de la vida y de la muerte, que no era la de ese anarquista”. No obstante, Gómez admite que Angiolillo tiene mucho valor y la bizarría lo redime, en parte, del “pecado” cometido. “Estos actos de terrorismo —continúa diciendo Gómez— no los atenúa a veces más que el valor. El desinterés sobre la propia vida, hace menos repulsivo el delito”.[48]
El asesinato de Cánovas presagia un interesante cambio estructural en lo referente a Cuba y Puerto Rico. El 25 de noviembre de 1897 el nuevo ministro de España, Práxedes Mateo Sagasta, firma junto a la Reina María Cristina, el decreto promulgando la autonomía para ambas islas. Previamente, el 12 de enero de ese año, se había aprobado en Madrid un pacto mediante el cual el Partido Autonomista de Puerto Rico se comprometía a prestar todo su apoyo al Partido Liberal español (presidido por Sagasta), tanto en su práctica general como antillana. Las fuerzas autonomistas locales buscan la mayor descentralización posible, de suerte que los habitantes de Puerto Rico gocen de los mismos derechos que los peninsulares. Y como para la unificación en el procedimiento es necesaria la incorporación a las filas liberales españolas, la comisión autonomista que viaja a Madrid se compromete a someter a la asamblea general del partido la indicada incorporación: “para constituir en la Isla un solo Partido Liberal, sometido a la disciplina del de la Península como prolongación suya en aquella provincia ultramarina”.[52] *** En 1946, en Foggia, en la casa donde había nacido Angiolillo, manos anónimas colocan una tarja rindiéndole homenaje por su valor y gallardía: Il 5 giugno 1871 Notas y comentarios
[1] Enfermedad caracterizada por la presencia de glucosa en la orina. [2] El poeta nicaragüense, Rubén Darío, conoce a Antonio Cánovas del Castillo en Madrid: “a quien fui presentado por don Gaspar Núñez de Arce. Hacía poco que aquel vigoroso viejo, que era la mayor potencia política de España, se había casado con doña Joaquina de Osma, bella, inteligente y voluptuosa dama, de origen peruano. Mucho se había hablado de ese matrimonio, por la diferencia de edad; pero es el caso que Cánovas estaba locamente enamorado de su mujer, y su mujer, le correspondía con creces…” (Rubén Darío. La vida de Rubén Darío. Escrita por él mismo. Venezuela: Colección La expresión americana, 1991, pp. 63-64). [3] En su novela Aurora roja, publicada en Madrid en 1904, Baroja sostiene que Angiolillo se entera por la prensa francesa de los fusilamientos de sus compañeros anarquistas ocurridos en el Castillo de Montjuich, además, quería protestar por el asesinato del líder independentista filipino José Rizal. Pío Baroja asegura que el joven italiano escuchaba detenidamente a Rochefort y al Dr. Betances que inculpaban “de todo lo ocurrido a Cánovas, de quien decían horrores; llega a Madrid; aquí habla con algunos compañeros, le confirman lo dicho por los periódicos franceses; va a Santa Águeda y…” [4] Rudolf Rocker. En la borrasca (Años de destierro). Méxco, 1967. Citado en Frank Fernández. La sangre de Santa Águeda. Angiolillo, Betances y Cánovas. Miami: Ediciones Universal, 1994, p. 39. [5] Orestes Ferrara Marino (1876-1972), militar y diplomático, escritor y periodista, profesor en la Universidad de La Habana, nace en Italia y fue coronel del Ejército Libertador de Cuba,. [6] Orestes Ferrara. Mis relaciones con Máximo Gómez. La Habana: Molina y Compañía, 1942. [7] El certificado médico del Dr. Betances, depositado en el Archivo de la Prefectura de la Policía de París, puede verse en: Félix Ojeda Reyes y Paul Estrade. Ramón Emeterio Betances. Obras Completas. Escritos médicos y científicos. Vol. I. San Juan: Ediciones Puerto, 2008, pp. 263-264. [8] Paul Avrich. An American Anarchist. The Life of Voltairine de Cleyre. New Jersey: Princeton University Press, 1978, pp. 113-114. [9] Paul Avrich. Ibid., p. 114. El testimonio de Volatirine de Cleyre difiere del examen médico que le hace Betances a Francisco Gana. [10] Paul Avrich. Ibid., p. 114. [11] Las palabras del anarquista alemán, Rudolf Rocker, aparecen citadas en Frank Fernández. Op. cit., p. 40. Véase además la obra de Benedict Anderson. Under Three Flags. Anarchism and the Anti-Colonial Imagination. Verso: London, New York, 2007, p. 191. [12] La Correspondencia de España, 9 de agosto de 1897. [13] Luis Bonafoux. Betances. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1970, p. XX. En el libro de Carlos Serrano, Final del imperio, España 1895-1898, se informa que Betances y el director de L’Intransigeant, Henri Rochefort, le adelantan el dinero a Angiolillo para su viaje a España. [14] Francesco Tamburini, al poner en duda los dineros solicitados, informa que en 1897, el año del asesinato de Cánovas, los gastos anuales de una familia obrera eran de 1,205 francos. Entonces, podemos concluir que la cantidad mencionada, la de 1.000 francos, era una suma enorme en aquel momento. [15] Orestes Ferrara. Mis relaciones con Máximo Gómez. La Habana: Molina y Compañía, 1942. [16] Orestes Ferrara. Ibid., pág. 51. A diferencia de la versión de Bonafoux, la de Ferrara habla del asesinato del hijo de la Reina y de 500 francos ofrecidos por Betances a Angiolillo. [17] El Día. Madrid, 16 de agosto de 1897. [18] Enrique Piñeyro. Cómo acabo la dominación de España en América. París: Garnier Hermanos, 1908, p. 144. [19] Cánovas del Castillo estaba leyendo La Época, de Madrid, cuando ocurre el atentado. [20] Piñeyro. Op. Cit., p. 145. [21] El Marqués de Lema, que estuvo en Santa Águeda hasta la mañana del día anterior del atentado, alega que el segundo disparo le parte la yugular produciéndole terrible derramamiento de sangre. (Marqués de Lema. Cánovas o el hombre de estado. Bilbao: Espasa Calpe, 1931, p. 254). Véase además la carta de De Lema a Antonio María Fabié, fechada el 11 de febrero de 1927. En Antonio María Fabié. Cánovas del Castillo. Su juventud. Su edad madura. Su vejez. Barcelona: Gustavo Gili, Editor, 1928, pp. 358-365. [22] Cánovas había dicho que para acabar con la revolución de Cuba solo hacían falta tres balas: una para Martí, otra para Maceo y otra para Gómez. Irónicamente, Angiolillo solo necesitó de tres proyectiles para terminar con la vida del Primer Ministro de España. [23] A juzgar por los teóricos de la lucha armada el operativo tiene una falla grave. Al planear y ejecutar actos de esta índole no se puede olvidar la retirada. Esta es tan importante como el operativo mismo. A tal punto que debe ser cuidadosamente planeada. [24] Melchor Fernández Almagro. Historia política de la España contemporánea. Tomo II. Madrid: Ediciones Pegaso, 1959, pp. 416-417. [25] El Imparcial. Madrid, 10 de agosto de 1897. [26] El Año Político, 1897, mes de agosto, p. 277. [27] Orestes Ferrara. Op. Cit., p. 50. [28] Inexplicablemente la Dra. Ada Suárez Díaz, cuya aportación a los estudios betancinos nadie puede poner en duda, eludió la discusión del magnicidio en su tesis doctoral, El Antillano, publicada en 1988 bajo el sello del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. [29] Marqués de Lema. Op. cit., p. 256. [30] Francesco Tamburini. “Los mambises italianos y Michele Antiolillo”. En Félix Ojeda Reyes y Paul Estrade. Pasión por la libertad. Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico en colaboración con el Instituto de Estudios del Caribe, 2000, p. 79. [31] Según el relato de Gabriel Landa y Chao, su tío, el también doctor en medicina, Gabriel Landa González, asistió a Betances en días de enfermedad. Alegadamente el médico de Cabo Rojo le comunicó todo lo relacionado con el asesinato. La versión de Landa y Chao se publica 40 años después del magnicidio y se recoge en un libro con título “poco expresivo”: Mosaicos. París: Edit. Dernières, 1938. [32] Demetrio Ramos. “El antillanismo extremista: Betances y los ‘velos’ que cubrieron la muerte de Cánovas’. En Demetrio Ramos y Emilio de Diego. Cuba, Puerto Rico y Filipinas en la perspectiva del 98. Madrid: Editorial Complutense, 1997, p. 110. [33] La Dépeche. Tolosa, 9 de agosto de 1897. Traducción de Liselie Soto Ramos. En Félix Ojeda Reyes y Paul Estrade. Ramón Emeterio Betances. Obras completas. Vol. XI. Periodismo comprometido. Volumen inédito. (Énfasis del autor). [34] La Dépeche. Ibid. Traducción de Liselie Soto Ramos. [35] La Dépeche. Ibid. Traducción de Liselie Soto Ramos. [36] La Dépeche. Ibid. Traducción de Liselie Soto Ramos. [37] Esteban Stambulov (1853-1895), político búlgaro, fue asesinado brutalmente en Sofia. [38] L’Intransigeant. París, 11 de agosto de 1897. Traducción de Liselie Soto Ramos. [39] Francesco Tamburini. “Michele Angiolillo. El anarquista que asesinó al presidente Cánovas del Castillo”. Historia 16. España. Año XXI. Febrero 1997, pp. 28-39. [40] New York Herald. París, 21 de agosto de 1897. [41] The New York Times. “Angiolillo died bravely”, 22 de agosto de 1897. [42] El importante documento ha sido transcrito por la estudiante Lorence Morell Vega, estudiante del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, y se publicará en el Vol. XII (Escritos dispersos) de las Obras Completas de Betances. [43] L’Intransigeant. París, 11 de agosto de 1897. Paul Estrade. La colonia cubana de París (1895-1898). La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, pág.115. [44] Carta de Betances a Gonzalo de Quesada, 13 de agosto de 1897. Archivo Nacional de Cuba. Fondo: Donativos y remisiones. Legajo 116, Núm. 312. [45] Paul Estrade. Op. Cit., pág. 115. [46] El Yara. Cayo Hueso, 31 de diciembre de 1897. Véase además a Emilio Godínez Sosa. Cuba en Betances, pág. 405. [47] Citado en Hugh Thomas. Cuba. La lucha por la libertad 1762-1970. Vol. I. Barcelona: Ediciones Grijalbo, 1973, pág. 457. [48] Orestes Ferrara. Op. Cit., pág. 53. [49] Benigno Souza. Máximo Gómez el generalísimo. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1986, p. 221. [50] La República Cubana. París, 12 de agosto de 1897. [51] El Año Político, agosto de 1897, p. 296. [52] Lidio Cruz Monclova. Luis Muñoz Rivera. Los primeros 10 años de su vida política. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1959, p. 444. [1] Enfermedad caracterizada por la presencia de glucosa en la orina. [2] El poeta nicaragüense, Rubén Darío, conoce a Antonio Cánovas del Castillo en Madrid: “a quien fui presentado por don Gaspar Núñez de Arce. Hacía poco que aquel vigoroso viejo, que era la mayor potencia política de España, se había casado con doña Joaquina de Osma, bella, inteligente y voluptuosa dama, de origen peruano. Mucho se había hablado de ese matrimonio, por la diferencia de edad; pero es el caso que Cánovas estaba locamente enamorado de su mujer, y su mujer, le correspondía con creces…” (Rubén Darío. La vida de Rubén Darío. Escrita por él mismo. Venezuela: Colección La expresión americana, 1991, pp. 63-64). [3] En su novela Aurora roja, publicada en Madrid en 1904, Baroja sostiene que Angiolillo se entera por la prensa francesa de los fusilamientos de sus compañeros anarquistas ocurridos en el Castillo de Montjuich, además, quería protestar por el asesinato del líder independentista filipino José Rizal. Pío Baroja asegura que el joven italiano escuchaba detenidamente a Rochefort y al Dr. Betances que inculpaban “de todo lo ocurrido a Cánovas, de quien decían horrores; llega a Madrid; aquí habla con algunos compañeros, le confirman lo dicho por los periódicos franceses; va a Santa Águeda y…” [4] Rudolf Rocker. En la borrasca (Años de destierro). Méxco, 1967. Citado en Frank Fernández. La sangre de Santa Águeda. Angiolillo, Betances y Cánovas. Miami: Ediciones Universal, 1994, p. 39. [5] Orestes Ferrara Marino (1876-1972), militar y diplomático, escritor y periodista, profesor en la Universidad de La Habana, nace en Italia y fue coronel del Ejército Libertador de Cuba,. [6] Orestes Ferrara. Mis relaciones con Máximo Gómez. La Habana: Molina y Compañía, 1942. [7] El certificado médico del Dr. Betances, depositado en el Archivo de la Prefectura de la Policía de París, puede verse en: Félix Ojeda Reyes y Paul Estrade. Ramón Emeterio Betances. Obras Completas. Escritos médicos y científicos. Vol. I. San Juan: Ediciones Puerto, 2008, pp. 263-264. [8] Paul Avrich. An American Anarchist. The Life of Voltairine de Cleyre. New Jersey: Princeton University Press, 1978, pp. 113-114. [9] Paul Avrich. Ibid., p. 114. El testimonio de Volatirine de Cleyre difiere del examen médico que le hace Betances a Francisco Gana. [10] Paul Avrich. Ibid., p. 114. [11] Las palabras del anarquista alemán, Rudolf Rocker, aparecen citadas en Frank Fernández. Op. cit., p. 40. Véase además la obra de Benedict Anderson. Under Three Flags. Anarchism and the Anti-Colonial Imagination. Verso: London, New York, 2007, p. 191. [12] La Correspondencia de España, 9 de agosto de 1897. [13] Luis Bonafoux. Betances. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1970, p. XX. En el libro de Carlos Serrano, Final del imperio, España 1895-1898, se informa que Betances y el director de L’Intransigeant, Henri Rochefort, le adelantan el dinero a Angiolillo para su viaje a España. [14] Francesco Tamburini, al poner en duda los dineros solicitados, informa que en 1897, el año del asesinato de Cánovas, los gastos anuales de una familia obrera eran de 1,205 francos. Entonces, podemos concluir que la cantidad mencionada, la de 1.000 francos, era una suma enorme en aquel momento. [15] Orestes Ferrara. Mis relaciones con Máximo Gómez. La Habana: Molina y Compañía, 1942. [16]Orestes Ferrara. Ibid., pág. 51. A diferencia de la versión de Bonafoux, la de Ferrara habla del asesinato del hijo de la Reina y de 500 francos ofrecidos por Betances a Angiolillo. [17] El Día. Madrid, 16 de agosto de 1897. [18] Enrique Piñeyro. Cómo acabo la dominación de España en América. París: Garnier Hermanos, 1908, p. 144. [19] Cánovas del Castillo estaba leyendo La Época, de Madrid, cuando ocurre el atentado. [20] Piñeyro. Op. Cit., p. 145. [21] El Marqués de Lema, que estuvo en Santa Águeda hasta la mañana del día anterior del atentado, alega que el segundo disparo le parte la yugular produciéndole terrible derramamiento de sangre. (Marqués de Lema. Cánovas o el hombre de estado. Bilbao: Espasa Calpe, 1931, p. 254). Véase además la carta de De Lema a Antonio María Fabié, fechada el 11 de febrero de 1927. En Antonio María Fabié. Cánovas del Castillo. Su juventud. Su edad madura. Su vejez. Barcelona: Gustavo Gili, Editor, 1928, pp. 358-365. [22] Cánovas había dicho que para acabar con la revolución de Cuba solo hacían falta tres balas: una para Martí, otra para Maceo y otra para Gómez. Irónicamente, Angiolillo solo necesitó de tres proyectiles para terminar con la vida del Primer Ministro de España. [23] A juzgar por los teóricos de la lucha armada el operativo tiene una falla grave. Al planear y ejecutar actos de esta índole no se puede olvidar la retirada. Esta es tan importante como el operativo mismo. A tal punto que debe ser cuidadosamente planeada. [24] Melchor Fernández Almagro. Historia política de la España contemporánea. Tomo II. Madrid: Ediciones Pegaso, 1959, pp. 416-417. [25] El Imparcial. Madrid, 10 de agosto de 1897. [26] El Año Político, 1897, mes de agosto, p. 277. [27] Orestes Ferrara. Op. Cit., p. 50. [28] Inexplicablemente la Dra. Ada Suárez Díaz, cuya aportación a los estudios betancinos nadie puede poner en duda, eludió la discusión del magnicidio en su tesis doctoral, El Antillano, publicada en 1988 bajo el sello del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. [29] Marqués de Lema. Op. cit., p. 256. [30] Francesco Tamburini. “Los mambises italianos y Michele Antiolillo”. En Félix Ojeda Reyes y Paul Estrade. Pasión por la libertad. Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico en colaboración con el Instituto de Estudios del Caribe, 2000, p. 79. [31] Según el relato de Gabriel Landa y Chao, su tío, el también doctor en medicina, Gabriel Landa González, asistió a Betances en días de enfermedad. Alegadamente el médico de Cabo Rojo le comunicó todo lo relacionado con el asesinato. La versión de Landa y Chao se publica 40 años después del magnicidio y se recoge en un libro con título “poco expresivo”: Mosaicos. París: Edit. Dernières, 1938. [32] Demetrio Ramos. “El antillanismo extremista: Betances y los ‘velos’ que cubrieron la muerte de Cánovas’. En Demetrio Ramos y Emilio de Diego. Cuba, Puerto Rico y Filipinas en la perspectiva del 98. Madrid: Editorial Complutense, 1997, p. 110. [33] La Dépeche. Tolosa, 9 de agosto de 1897. Traducción de Liselie Soto Ramos. En Félix Ojeda Reyes y Paul Estrade. Ramón Emeterio Betances. Obras completas. Vol. XI. Periodismo comprometido. Volumen inédito. (Énfasis del autor). [34] La Dépeche. Ibid. Traducción de Liselie Soto Ramos. [35] La Dépeche. Ibid. Traducción de Liselie Soto Ramos. [36] La Dépeche. Ibid. Traducción de Liselie Soto Ramos. [37] Esteban Stambulov (1853-1895), político búlgaro, fue asesinado brutalmente en Sofia. [38] L’Intransigeant. París, 11 de agosto de 1897. Traducción de Liselie Soto Ramos. [39] Francesco Tamburini. “Michele Angiolillo. El anarquista que asesinó al presidente Cánovas del Castillo”. Historia 16. España. Año XXI. Febrero 1997, pp. 28-39. [40] New York Herald. París, 21 de agosto de 1897. [41] The New York Times. “Angiolillo died bravely”, 22 de agosto de 1897. [42] El importante documento ha sido transcrito por la estudiante Lorence Morell Vega, estudiante del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, y se publicará en el Vol. XII (Escritos dispersos) de las Obras Completas de Betances. [43]L’Intransigeant. París, 11 de agosto de 1897. Paul Estrade. La colonia cubana de París (1895-1898). La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, pág.115. [44]Carta de Betances a Gonzalo de Quesada, 13 de agosto de 1897. Archivo Nacional de Cuba. Fondo: Donativos y remisiones. Legajo 116, Núm. 312. [45]Paul Estrade. Op. Cit., pág. 115. [46]El Yara. Cayo Hueso, 31 de diciembre de 1897. Véase además a Emilio Godínez Sosa. Cuba en Betances, pág. 405. [47]Citado en Hugh Thomas. Cuba. La lucha por la libertad 1762-1970. Vol. I. Barcelona: Ediciones Grijalbo, 1973, pág. 457. [48]Orestes Ferrara. Op. Cit., pág. 53. [49]Benigno Souza. Máximo Gómez el generalísimo. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1986, p. 221. [50] La República Cubana. París, 12 de agosto de 1897. [51] El Año Político, agosto de 1897, p. 296. [52] Lidio Cruz Monclova. Luis Muñoz Rivera. Los primeros 10 años de su vida política. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1959, p. 444. - See more at: http://www.80grados.net/betances-ante-el-asesinato-de-antonio-canovas-del-castillo/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+80gradosnet+%2880grados.net%29#sthash.E12qBMaj.dpuf[1] Enfermedad caracterizada por la presencia de glucosa en la orina. [2] El poeta nicaragüense, Rubén Darío, conoce a Antonio Cánovas del Castillo en Madrid: “a quien fui presentado por don Gaspar Núñez de Arce. Hacía poco que aquel vigoroso viejo, que era la mayor potencia política de España, se había casado con doña Joaquina de Osma, bella, inteligente y voluptuosa dama, de origen peruano. Mucho se había hablado de ese matrimonio, por la diferencia de edad; pero es el caso que Cánovas estaba locamente enamorado de su mujer, y su mujer, le correspondía con creces…” (Rubén Darío. La vida de Rubén Darío. Escrita por él mismo. Venezuela: Colección La expresión americana, 1991, pp. 63-64). [3] En su novela Aurora roja, publicada en Madrid en 1904, Baroja sostiene que Angiolillo se entera por la prensa francesa de los fusilamientos de sus compañeros anarquistas ocurridos en el Castillo de Montjuich, además, quería protestar por el asesinato del líder independentista filipino José Rizal. Pío Baroja asegura que el joven italiano escuchaba detenidamente a Rochefort y al Dr. Betances que inculpaban “de todo lo ocurrido a Cánovas, de quien decían horrores; llega a Madrid; aquí habla con algunos compañeros, le confirman lo dicho por los periódicos franceses; va a Santa Águeda y…” [4] Rudolf Rocker. En la borrasca (Años de destierro). Méxco, 1967. Citado en Frank Fernández. La sangre de Santa Águeda. Angiolillo, Betances y Cánovas. Miami: Ediciones Universal, 1994, p. 39. [5] Orestes Ferrara Marino (1876-1972), militar y diplomático, escritor y periodista, profesor en la Universidad de La Habana, nace en Italia y fue coronel del Ejército Libertador de Cuba,. [6] Orestes Ferrara. Mis relaciones con Máximo Gómez. La Habana: Molina y Compañía, 1942. [7] El certificado médico del Dr. Betances, depositado en el Archivo de la Prefectura de la Policía de París, puede verse en: Félix Ojeda Reyes y Paul Estrade. Ramón Emeterio Betances. Obras Completas. Escritos médicos y científicos. Vol. I. San Juan: Ediciones Puerto, 2008, pp. 263-264. [8] Paul Avrich. An American Anarchist. The Life of Voltairine de Cleyre. New Jersey: Princeton University Press, 1978, pp. 113-114. [9] Paul Avrich. Ibid., p. 114. El testimonio de Volatirine de Cleyre difiere del examen médico que le hace Betances a Francisco Gana. [10] Paul Avrich. Ibid., p. 114. [11] Las palabras del anarquista alemán, Rudolf Rocker, aparecen citadas en Frank Fernández. Op. cit., p. 40. Véase además la obra de Benedict Anderson. Under Three Flags. Anarchism and the Anti-Colonial Imagination. Verso: London, New York, 2007, p. 191. [12] La Correspondencia de España, 9 de agosto de 1897. [13] Luis Bonafoux. Betances. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1970, p. XX. En el libro de Carlos Serrano, Final del imperio, España 1895-1898, se informa que Betances y el director de L’Intransigeant, Henri Rochefort, le adelantan el dinero a Angiolillo para su viaje a España. [14] Francesco Tamburini, al poner en duda los dineros solicitados, informa que en 1897, el año del asesinato de Cánovas, los gastos anuales de una familia obrera eran de 1,205 francos. Entonces, podemos concluir que la cantidad mencionada, la de 1.000 francos, era una suma enorme en aquel momento. [15] Orestes Ferrara. Mis relaciones con Máximo Gómez. La Habana: Molina y Compañía, 1942. [16]Orestes Ferrara. Ibid., pág. 51. A diferencia de la versión de Bonafoux, la de Ferrara habla del asesinato del hijo de la Reina y de 500 francos ofrecidos por Betances a Angiolillo. [17] El Día. Madrid, 16 de agosto de 1897. [18] Enrique Piñeyro. Cómo acabo la dominación de España en América. París: Garnier Hermanos, 1908, p. 144. [19] Cánovas del Castillo estaba leyendo La Época, de Madrid, cuando ocurre el atentado. [20] Piñeyro. Op. Cit., p. 145. [21] El Marqués de Lema, que estuvo en Santa Águeda hasta la mañana del día anterior del atentado, alega que el segundo disparo le parte la yugular produciéndole terrible derramamiento de sangre. (Marqués de Lema. Cánovas o el hombre de estado. Bilbao: Espasa Calpe, 1931, p. 254). Véase además la carta de De Lema a Antonio María Fabié, fechada el 11 de febrero de 1927. En Antonio María Fabié. Cánovas del Castillo. Su juventud. Su edad madura. Su vejez. Barcelona: Gustavo Gili, Editor, 1928, pp. 358-365. [22] Cánovas había dicho que para acabar con la revolución de Cuba solo hacían falta tres balas: una para Martí, otra para Maceo y otra para Gómez. Irónicamente, Angiolillo solo necesitó de tres proyectiles para terminar con la vida del Primer Ministro de España. [23] A juzgar por los teóricos de la lucha armada el operativo tiene una falla grave. Al planear y ejecutar actos de esta índole no se puede olvidar la retirada. Esta es tan importante como el operativo mismo. A tal punto que debe ser cuidadosamente planeada. [24] Melchor Fernández Almagro. Historia política de la España contemporánea. Tomo II. Madrid: Ediciones Pegaso, 1959, pp. 416-417. [25] El Imparcial. Madrid, 10 de agosto de 1897. [26] El Año Político, 1897, mes de agosto, p. 277. [27] Orestes Ferrara. Op. Cit., p. 50. [28] Inexplicablemente la Dra. Ada Suárez Díaz, cuya aportación a los estudios betancinos nadie puede poner en duda, eludió la discusión del magnicidio en su tesis doctoral, El Antillano, publicada en 1988 bajo el sello del Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. [29] Marqués de Lema. Op. cit., p. 256. [30] Francesco Tamburini. “Los mambises italianos y Michele Antiolillo”. En Félix Ojeda Reyes y Paul Estrade. Pasión por la libertad. Río Piedras: Editorial de la Universidad de Puerto Rico en colaboración con el Instituto de Estudios del Caribe, 2000, p. 79. [31] Según el relato de Gabriel Landa y Chao, su tío, el también doctor en medicina, Gabriel Landa González, asistió a Betances en días de enfermedad. Alegadamente el médico de Cabo Rojo le comunicó todo lo relacionado con el asesinato. La versión de Landa y Chao se publica 40 años después del magnicidio y se recoge en un libro con título “poco expresivo”: Mosaicos. París: Edit. Dernières, 1938. [32] Demetrio Ramos. “El antillanismo extremista: Betances y los ‘velos’ que cubrieron la muerte de Cánovas’. En Demetrio Ramos y Emilio de Diego. Cuba, Puerto Rico y Filipinas en la perspectiva del 98. Madrid: Editorial Complutense, 1997, p. 110. [33] La Dépeche. Tolosa, 9 de agosto de 1897. Traducción de Liselie Soto Ramos. En Félix Ojeda Reyes y Paul Estrade. Ramón Emeterio Betances. Obras completas. Vol. XI. Periodismo comprometido. Volumen inédito. (Énfasis del autor). [34] La Dépeche. Ibid. Traducción de Liselie Soto Ramos. [35] La Dépeche. Ibid. Traducción de Liselie Soto Ramos. [36] La Dépeche. Ibid. Traducción de Liselie Soto Ramos. [37] Esteban Stambulov (1853-1895), político búlgaro, fue asesinado brutalmente en Sofia. [38] L’Intransigeant. París, 11 de agosto de 1897. Traducción de Liselie Soto Ramos. [39] Francesco Tamburini. “Michele Angiolillo. El anarquista que asesinó al presidente Cánovas del Castillo”. Historia 16. España. Año XXI. Febrero 1997, pp. 28-39. [40] New York Herald. París, 21 de agosto de 1897. [41] The New York Times. “Angiolillo died bravely”, 22 de agosto de 1897. [42] El importante documento ha sido transcrito por la estudiante Lorence Morell Vega, estudiante del Departamento de Sociología de la Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, y se publicará en el Vol. XII (Escritos dispersos) de las Obras Completas de Betances. [43]L’Intransigeant. París, 11 de agosto de 1897. Paul Estrade. La colonia cubana de París (1895-1898). La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, pág.115. [44]Carta de Betances a Gonzalo de Quesada, 13 de agosto de 1897. Archivo Nacional de Cuba. Fondo: Donativos y remisiones. Legajo 116, Núm. 312. [45]Paul Estrade. Op. Cit., pág. 115. [46]El Yara. Cayo Hueso, 31 de diciembre de 1897. Véase además a Emilio Godínez Sosa. Cuba en Betances, pág. 405. [47]Citado en Hugh Thomas. Cuba. La lucha por la libertad 1762-1970. Vol. I. Barcelona: Ediciones Grijalbo, 1973, pág. 457. [48]Orestes Ferrara. Op. Cit., pág. 53. [49]Benigno Souza. Máximo Gómez el generalísimo. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales, 1986, p. 221. [50] La República Cubana. París, 12 de agosto de 1897. [51] El Año Político, agosto de 1897, p. 296. [52] Lidio Cruz Monclova. Luis Muñoz Rivera. Los primeros 10 años de su vida política. San Juan: Instituto de Cultura Puertorriqueña, 1959, p. 444. - See more at: http://www.80grados.net/betances-ante-el-asesinato-de-antonio-canovas-del-castillo/?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+80gradosnet+%2880grados.net%29#sthash.E12qBMaj.dpuf
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