Salen noticias en la prensa comercial sobre un informe rendido a las autoridades universitarias proponiendo una reestructuración profunda del sistema universitario.
Es tema complejísimo que no se puede abordar exhaustivamente ni en varias cuartillas ni con un informe de expertos. Pero sí opino que proceden unos señalamientos generales.
Las universidades son los centros vitales de cualquier país. En las pasadas décadas han sido mutiladas con los contratos temporeros, sin permanencia, al profesorado, proceso muy negativo para un clima de libertad de pensamiento y critica. Abolir esta práctica debe ser punto central de cualquier discusión y elaboración de reforma universitaria.
Se ha anunciado un informe de "expertos" que sugieren eliminar los 8 recintos menores o consolidarlos con los 3 grandes de Río Piedras, Mayagüez y Ciencias Médicas. Pronto con la crisis se afectarán las universidades privadas. Son más de 100 mil almas entre estudiantes, profesores y trabajadores en ambos sistemas públicos y privados.
El fenómeno del quehacer universitario y su armadura y vestimenta protectora de autonomía, es más viejo que el desarrollo del capitalismo y la conquista colonial de América. Y pese a haber pasado cerca de 800 años desde la fundación de las universidades de Bolonia y París en el Siglo 11, que vía las universidades de Salamanca y Alcalá de Henares en España, proporcionaron los modelos de universidades públicas y privadas en nuestra América durante la conquista, se han ido esparciendo y adaptando a grandes revoluciones y cambios. Es que la inteligencia siempre predomina sobre el tiempo, el músculo, el poder y la dictadura.
Ahora en Puerto Rico va llegando una nueva etapa para los sistemas universitarios. Y como universitario de toda la vida, desde niño cuando me criaba en Santa Rita, entre marchas y motines, apuesto a los estudiantes y profesores y su personal de apoyo, los trabajadores, a los universitarios. En esta época crítica que seduce al caos, la mejor dosis es acudir al corazón de las universidades, consultar, utilizar y no subestimar sus propios recursos, los universitarios, para diseñar la gran reforma universitaria ética que necesita Puerto Rico.
Va llegando la hora de los hornos. Aunque la UPR de Río Piedras sigue siendo la Reina de las abejas, la corona del cerebro nacional, en muchas colmenas se había dispersado el fenómeno universitario, ya fuera por la regionalización del sistema público, ya por el crecimiento de los centros privados alimentados con azúcar federal Pell.
Duele que se reduzca la oferta de la educación superior. Pero todos estos fenómenos concretos están atados a la quiebra estructural colonial, al éxodo, envejecimiento, a la reducción de población y del mercado de empleos.
Corresponde a los universitarios avivarse, convertir la coyuntura en oportunidad para pensar y construir una gran reforma universitaria al servicio de toda la nación puertorriqueña y de los fines insustituibles universitarios: prender la luz casi apagada, iluminar con febril labor de colmena con la generación y difusión del conocimiento. Ser vanguardia en el desarrollo de una educación superior para nuestra Patria y nación.
Y como colmena que ha sido en tiempos de paz, ser panal en tiempos tempestuosos, pero nunca dejar de producir la miel, el dulce que no se daña, el conocimiento. Y mediante el deber y obligación ineludible de reciprocidad, ser también instituciones responsables, para garantizar al país calidad y no mediocridad.
* El autor es abogado. Fue Presidente de la Federación de Universitarios Pro Independencia (FUPI) en la Universidad de Puerto Rico.
Fuente: Claridad |