El espacio de Puerto Rico en Naciones Unidas lo hemos ganado a pesar de muchas realidades en contra nuestra, en particular, la correlación de fuerzas en Naciones Unidas, la cual requiere mucho esfuerzo de todo tipo para que la organización se mueva en dirección de hacer valer el Derecho Internacional y lo que recoge la Carta de Naciones Unidas. No hemos adelantado más, como tampoco se ha adelantado en Naciones Unidas en otros temas, por circunstancias de la coyuntura actual a nivel internacional y a nivel nacional nuestro.

No obstante, si a Estados Unidos no le importara lo que dice la Organización de Naciones Unidas, no tendría en su Misión ante Naciones Unidas un cuerpo de diplomáticos de casi 150 personas, que se suman a la infraestructura técnica y administrativa que les provee la Misión ante Naciones Unidas. Esos diplomáticos salen todos los días del gigantesco edificio de la Misión de Estados Unidos frente a la sede de la ONU a presionar, amenazar, y hasta comprar conciencias en función de sus intereses en diversos temas atendidos en reuniones, foros y negociaciones que se suceden en el organismo mundial. Y así otros países del llamado mundo desarrollado.

Esos 150 diplomáticos con el apoyo de su Misión, no incluyen los diplomáticos y funcionarios(as) en las agencias especiales, programas, la secretaría y otras entidades de Naciones Unidas. Mientras, es otro cantar para los países pobres o de renta media. En esos renglones hay países cuyas misiones permanentes ante Naciones Unidas tienen sólo un(a) embajador(a) o un embajador y un funcionario. Hasta las que tienen 10 o 12 diplomáticos tienen que estar corriendo de una reunión a otra de las decenas que se celebran diariamente en Naciones Unidas, para votar en alguna, para intervenir en alguna otra, o para negociar en otras, según sus intereses y circunstancias particulares – porque la diplomacia refleja las mismas desigualdades que permean a nivel nacional y dondequiera. Así es el mambo en la ONU. Ello además de los distintos niveles de conciencia y compromiso de diplomáticos en particular. En nuestro caso nos han tocado los buenos.

El problema referente a declaraciones recientes del gobernador Alejandro García Padilla sobre la ONU como posible disuasivo para que Estados Unidos no establezca una Junta Federal de Control fiscal para Puerto Rico no es si a Estados Unidos le interesa o no lo que diga las Naciones Unidas. Es la realidad descrita arriba, además de la reacción en Puerto Rico ante la realidad de la posible Junta Federal. Y, ¿cuál es la reacción en Puerto Rico? Como en términos generales en la coyuntura actual, con algunas excepciones, declaraciones y acciones, la reacción es una de no-reacción, de no-movilización.

La experiencia en la ONU es que incluso con el apoyo de países amigos el organismo mundial se mantendrá en declaraciones de principios mientras no haya una mayor movilización en Puerto Rico. El Derecho Internacional es de proceso complejo pero tiene la similitud con el llamado derecho municipal (derecho y leyes dentro de los países) de que también es rogado. Se queda sobre el papel (por no decir en letra muerta) si no hay empuje detrás del derecho de la parte interesada.

En Puerto Rico sí ha habido empuje. Lo vemos en ejemplos que incluyen la lucha por nuestro idioma español y nuestra cultura e identidad, en el militarismo y el caso de Vieques, y con relación a los prisioneros políticos ya excarcelados.

Pero la coyuntura actual del independentismo y otros sectores en lucha, históricamente fuerzas de resistencia y cambio en Puerto Rico, es extremadamente compleja y difícil incluyendo para el trabajo en Naciones Unidas.

También la realidad actual en Naciones Unidas. Si la coyuntura fuera favorable a los gobiernos de avanzada habría más posibilidades de la organización ir más allá de los principios en el caso de Puerto Rico, independientemente de otros temas de la agenda internacional que al presente ocupan urgentemente su atención. Pero en ningún lugar la derecha ni la inteligencia de Estados Unidos y otros países imperialistas duermen. Como demostración de ello sólo tenemos que mirar los acontecimientos recientes en Argentina y Venezuela, además de los errores que pueden cometer las fuerzas de cambio.

Pero tampoco hay que desesperar. Las luchas y las fuerzas de cambio a favor del futuro siguen incluso cuando hay reveses. Son incesantes como lo son el movimiento mismo, la lógica y la razón.

En Puerto Rico actualmente hay varios esfuerzos a favor de la tan necesaria convergencia y coherencia de las fuerzas de resistencia y lucha. En su proceso éstas harán valer nuestra larga historia de lucha incluyendo en Naciones Unidas y a nivel internacional para que prevalezca el Derecho Internacional en la solución de nuestro caso colonial. La Junta Federal de Control Fiscal podrá ser un revés pero nuestra lucha sigue – también en Naciones Unidas.



* La autora es Presidenta del Comité de Puerto Rico en la ONU (COPRONU). olgasdavila@gmail.com

Fuente: Claridad