"Tres compañeras presentaron la ofrenda floral, no solo en homenaje a los mayagüezanos que fueron masacrados en Ponce, sino también en homenaje al valiente y digno joven estudiante puertorriqueño, Ángel Esteban Antongiorgi."

Quisiera tener el poder
para liberar mi patria,
aunque un minuto después
la vida se me acabara.


Se acercaba la gloriosa fecha del 30 de octubre y quise recordar a los nacionalistas mayagüezanos que combatieron en aquel histórico Grito Patrio del 30 de octubre de 1950 conocido como el Grito de Jayuya.  

Ese día haría tres ofrendas florales. Mi esposa y yo conseguimos las flores y ella preparó tres sencillos ramos. Le informé a una apreciada compañera mayagüezana mi intención. La invitación que haríamos no sería a nombre de alguna organización, sino en nombre del patriotismo puertorriqueño. Así que a la 1:30 de la tarde del 30 de octubre nos encontramos en el cementerio de Mayagüez con un pequeño grupo de patriotas, entre ellos dos cadetes de la República. Caminamos hacia la tumba donde descansan los restos de los nacionalistas mayagüezanos que cayeron en la Masacre de Ponce. Allí siempre flota la bandera puertorriqueña pues un compañero se encarga de que así sea.

Tres compañeras presentaron la ofrenda floral, no solo en homenaje a los mayagüezanos que fueron masacrados en Ponce, sino también en homenaje al valiente y digno joven estudiante puertorriqueño, Ángel Esteban Antongiorgi. El 25 de julio de 1938 el mismo gobernador que ordenó la Masacre de Ponce, general Blanton Winship, intentó hacer una marcha militar en Ponce, intentando desecrar la sangre puertorriqueña derramada allí. El joven Antongiorgi evitó que esa profanación ocurriera tiroteando la tribuna donde se encontraba Winship. A Antongiorgi lo mataron en el acto y desaparecieron su cuerpo. ¡Honor al joven estudiante Ángel Esteban Antongiorgi!

Del cementerio de Mayagüez partimos hacia el cementerio de Cabo Rojo, donde descansan los restos del patriota Irvin Flores Rodríguez, para hacer una ofrenda floral y el cambio de bandera. El compañero Irvin no solo fue a cumplir con su deber patrio el 1^ro de marzo de 1954 en Washington DC, sino que también fue un combatiente aquel 30 de octubre de 1950.

En la noche del 30 de octubre asistimos al concierto musical patriótico que presentó Roy Brown junto a sus hijos y unos magníficos grupos musicales y de baile que le acompañaron. El Teatro Yagüez se llenó a capacidad y se sentía mucho fervor patrio. Incluso, se presentaron imágenes de aquel 30 de octubre de 1950 junto al reclamo de libertad para Oscar López Rivera. El concierto finalizó, por supuesto, con la interpretación de Oubao Moin de don Juan Antonio Corretjer. Ese concierto de Roy Brown honraba a cabalidad la fecha del 30 de octubre de 1950. ¡Gracias, Roy!

Al día siguiente mi esposa y yo, acompañados por José Pérez González (Joíto) fuimos a cambiar la bandera que flota sobre la tumba de mi padre Rafael Cancel Rodríguez, quien además de ser sobreviviente de la Masacre de Ponce, participó en el Grito Patrio del 30 de octubre de 1950, junto a otros mayagüezanos, caborrojeños y compañeros y compañeras de pueblos limítrofes. Honor a todos ellos.

¡Viva siempre el Grito de Lares del 23 de septiembre de 1868! ¡Viva siempre el Grito Patrio del 30 de octubre de 1950, Grito de Jayuya! ¡Honor a todos los patriotas que participaron en ambas gestas! ¡Pa’lante siempre!

31 de octubre de 2015