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General Antonio Valero de Bernabé, desde el olvido PDF Imprimir Correo
Escrito por Vilma Soto Bermúdez / MINH   
Lunes, 26 de Octubre de 2015 03:50

valero

El General Antonio Valero, puertorriqueño, acompañó a Bolívar en su gesta libertaria. Hoy, en su natalicio, rescatamos historia.

 

 



He ido por dos ocasiones al Panteón Nacional donde se honra a los grandes de Venezuela a verte, a rendirte homenaje. Busqué en vano tu nombre, primero en las paredes, luego cabizbaja repasé las losetas inscritas con los nombres de esta Patria Grande. Pregunté a una chica sobre ti, me dijo que no, que no estaba tu inmenso nombre acompañando al Libertador como lo hiciste en vida. Quiero decirte que se me apretó el corazón. Confiaba tanto en verte. En sentirte allí, espada en mano y sonriente. Pero no, no estás. Ojalá sea un error y te encuentres descansando quizá, al ladito de Simón Bolívar.

Hoy, como diríamos, es tu cumpleaños. Naciste puertorriqueño, en Fajardo un 26 de octubre de 1790. Te bautizaron al estilo de antes, con varios nombres que hablaban de tus ilustres antepasados aragoneses: Antonio Vicente Miguel Valero de Bernabé Pacheco. Caballeros, condes, marqueses, generales, hasta un inquisidor de triste recuerdo. Esa retahíla de alcurnia ibera no era para ti. Tú te convertirías en “El puertorriqueño libertador de América”.

Decías:

"Nací en la isla de Puerto Rico, y obligado desde mi juventud, a buscar educación y carrera que no podíamos hallar en nuestro país, bajo el gobierno español, pasé a la Península en el año 1803; allí escogí la carrera militar". Se notaba ya tu identificación plena con Puerto Rico, las Antillas y la América.

Sobre tus hazañas se han escrito libros, artículos, ensayos que escondidos bajo polvo de olvido esperan un soplo de aire que los eche a volar. ¿Sabes? Cuando hablo de ti en Venezuela, pocos te conocen. Es igual que en nuestro terruño. Aquí porque la verdadera historia venezolana y latinoamericana apenas empieza a definirse; en Puerto Rico, porque la historia nos la reescriben los invasores desde el 1898.

Hoy quiero recordarte. En Puerto Rico seguramente se reunirán frente a tu estatua en Fajardo, te llevarán flores. En algún lugar habrá alguno que otro acto en tu memoria libertaria. En Venezuela no habrá actos en tu nombre. En Venezuela desconocen tu existencia, General Valero, héroe de España en Zaragoza y compañero de Palafox, de la independencia de México, paladín de la gesta del Callao por orden de Bolívar.

El doctor Luis Echevarría relata sobre ti: “Al llegar a Lima a principios de 1825, se presenta al Libertador. Bolívar ese mismo día le escribe a Santander: ‘Hoy ha llegado el General Valero con su hermoso batallón, y he dicho que le pongan el nombre de Caracas, que dejó en Ayacucho; porque es preciso que la cuna de la independencia tenga siempre su nombre en el ejército. No he hecho más que verlo, pero me parece un excelente oficial, por lo que he oído de él y por su fisonomía. Le he dado el mando de la división que sitia al Callao a las órdenes del General Sálom’. El Callao era el único territorio peruano de donde todavía no se habían podido expulsar las tropas españolas y resistieron por largo tiempo el asedio del ejército libertador.”

Pero antes de Venezuela estuviste México. En su ensayo, Echevarría expone sobre tu andar de Quijote latinoamericano y caribeño:

“A comienzos de 1821, decide trasladarse a México, como ayudante de su amigo personal el General Juan O´Donojú, quien acaba de ser nombrado Virrey de México. El movimiento separatista en México, estaba en su más alto apogeo y la soberanía española era casi inexistente. O´Donojú de ideas liberales, desea un pacto con el General Agustín Itúrbide, jefe de los revolucionarios con pretenciones de emperador y se logra el Tratado de Córdova.

“Con este tratado, México se declara independiente de España. El Coronel Antonio Valero es nombrado Jefe Mayor del ejército mexicano y se le otorga la Medalla de los Libertadores de México. Solo pasan unos diez meses cuando fallece repentinamente su amigo O´Donojú.

“A penas de un año de la nueva república, Itúrbide se proclama Emperador y es respaldado por la mayoría del nuevo congreso. Valero que siempre ha repudiado la monarquía y sabiendo que pronto será perseguido por sus ideales liberales, decide dejar el país. El reinado de Itúrbide no dura dos años. Es derribado por uno de sus generales, perseguido y finalmente fusilado.

“Antonio Valero sale del puerto de Veracruz con destino a Jamaica cuando estando cerca de Cuba, es abordado por piratas que entregan la embarcación a las autoridades españolas. ‘Estuve algunos días oculto, fui luego descubierto y confinado a un castillo. Los buenos patriotas, que allí no faltan, me auxiliaron para mi fuga; y después de haber tocado en los Estados Unidos, tuve la anhelada satisfacción de llegar al puerto de La Guaira’.

“Los buenos patriotas, que nos narra Valero eran miembros del llamado movimiento separatista Conspiración los Rayos y Soles de Bolívar. Estos provenían de Argentina, Colombia, Ecuador y Cuba. Es con ellos que Valero desarrolla un plan militar, que conduce hacia la expedición libertadora de Puerto Rico.

“El plan era en acorde con el ideal bolivariano que Puerto Rico se integrara a la Gran Colombia. Hacer un estado independiente llamado Borinquen, su antiguo nombre, y honrar la Constitución de la Gran Colombia.”

Así fue cómo llegaste a la patria bolivariana. Lleno de honores y de sueños libertarios para tu Isla. Para ti la libertad de América estaba unida a la soberanía de tu patria, del Caribe.

Acompañaste a Bolívar a Panamá. Una estrella te guiaba: La conformación allí en el Congreso Anfictiónico de una expedición para alcanzar la soberanía tanto de Cuba como de Puerto Rico. Las divisiones, el tejemaneje de los ahora dirigentes no dejaron plasmar los planes bolivarianos de integración. Tu sueño y el de Bolívar quedaría inconcluso. De ti provinieron estas palabras:

"Mientras los gobernantes alienten ellos mismos las pasiones haciéndose banderías los gobiernos, sin respeto a la ley, la justicia y la razón, y no procuren con medidas sabias mejorar las costumbres y calmar las pasiones, sin perseguir a los ciudadanos, sin hacer distinción de vencedores y vencidos, no habrá tranquilidad y progreso."

Muchas fueron las distinciones, medallas recibidas. Pero lo que más te distinguió fue tu lealtad hacia el Libertador a pesar de que fuiste expulsado de Venezuela y acusado injustamente por los enemigos de Bolívar de conspiración.

Estuviste siempre a su lado, incluso cuando los restos del Libertador fueron traídos de Colombia a Venezuela, tu egregia figura acompañó el féretro. Imagino tus lágrimas en ese momento… pero sobre todo, tu dignidad.

Me llega a la memoria el día que fuiste condecorado con la medalla del Busto del Libertador. Tenías 60 años. Sesenta años dedicados a la Patria Grande. A la defensa de esta América toda. Pero los tiempos no eran los mejores y las guerras y luchas fratricidas te llevaron hasta Colombia donde te acreditaste como Jefe del Estado Mayor del Ejército de Colombia.

Es en Colombia donde falleces el 7 de junio de 1863. El pedazo de tierra colombiana que guarda tus restos no ha podido ser identificada. Aquí en Venezuela te aguarda tu lugar en el Panteón Nacional. ¿Cuándo te encontraremos? ¿Cuándo se escribirá tu historia en la Patria Grande? ¿Cuándo preguntaré por ti y conocerán tu nombre, mi General? ¿Qué diáfano cristal te servirá de resguardo? ¿Cuándo la Patria Grande te reconocerá? ¿Cuándo entraré al Panteón y mi corazón encontrará el tuyo? ¿Cuándo?

 

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