El cambio climático constituye el mayor desafío medioambiental al que se enfrenta la humanidad. En la actualidad, los efectos acumulados de la propia actividad humana amenazan la estabilidad de sistema climático y la vida del planeta.
Ante esta situación, el debate sobre cambio climático y sus implicaciones socioeconómicas han pasado a un primer plano, así como la necesidad de adoptar estrategias por parte de países e instituciones a fin de frenar el calentamiento global y sus fatales consecuencias.
Gran parte de estas discusiones tienen como escenario principal las negociaciones políticas multilaterales en torno a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (en vigor desde 1994) y al Protocolo de Kioto (2005).
Desde el año 1995 hasta la fecha, se han venido realizando reuniones anuales conocidas como Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, en las que se han adoptado diversos acuerdos para enfrentar este reto, pero hasta el momento distan mucho de lo que se requiere para enfrentarlo de forma efectiva.
En diciembre del presente año tendrá lugar la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático en París, Francia. Una de los principales objetivos de la cita es lograr un acuerdo que marque un antes y un después en la lucha contra el cambio climático, gracias a la consecución de un compromiso vinculante y definitivo para la reducción de emisiones contaminantes a la atmósfera.
El Doctor en Ciencias Económicas Ramón Pichs-Madruga, subdirector general e Investigador Titular del Centro cubano de Investigaciones de la Economía Mundial (CIEM) e integrante del Buró del Panel Intergubernamental de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (IPCC), subrayó la importancia de lograr un acuerdo global y vinculante para reducir las emisiones de gases contaminantes.
En una entrevista con Radio Habana Cuba el Doctor Pichs-Madruga, afirmó que “la Conferencia llega en un contexto donde los avances no han sido suficientes. Hasta el momento se ha tratado de un proceso que marcha a dos velocidades: por un lado está la ciencia del cambio climático que avanza a un ritmo rápido, con certeras investigaciones, informes y análisis que evidencian los impactos, causas y consecuencias de las emisiones de gases de efecto invernadero, así como las estrategias de respuesta por los países para enfrenar esta situación; y por el otro lado las negociaciones políticas multilaterales que marchan a un ritmo más lento y accidentado”.
“Los resultados, por tanto, han sido más limitados, quedando muy por debajo de las expectativas y requerimientos que plantea la ciencia como opciones para marchar en una senda de desarrollo sostenible que tenga en cuenta los retos que representa el cambio climático”, asegura.
Un poco de historia…
Hace más de un decenio, la mayor parte de los países se adhirieron a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para reducir el calentamiento atmosférico y adoptar medidas para hacer frente a las inevitables subidas de la temperatura.
En 1997, los gobiernos acordaron incorporar una cláusula al tratado, conocida con el nombre de Protocolo de Kioto, que cuenta con medidas jurídicamente vinculantes y que tiene como compromiso la reducción en un 5% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) durante el período 2008-2012.
“Con este Protocolo se adoptó un compromiso cuantitativo de reducción de gases de efecto invernadero, principalmente para los países altamente industrializados”, explica el también Máster en Ciencias Sociales Ramón Pichs-Madruga.
“El primer período de este Protocolo concluyó en 2012, fecha en la que se adoptaron nuevos compromisos que debían entrar en vigor en el año 2013. Esto aún no ha sucedido por falta de ratificaciones por parte de los diferentes países, lo que evidencia lo lento y fragmentado que ha sido el proceso de negociaciones multilaterales en ese sentido”, asevera
En la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2011, realizada en Durban, Sudáfrica, se planteó como uno de sus más importantes resultados la adopción de la llamada Plataforma de Durban, que consistía en lograr un acuerdo global para enfrenar el cambio climático en el 2015, el cual entraría en vigor para el 2020.
Según Pichs-Madruga, este es uno de los motivos por el cual hay tantas expectativas con la Conferencia de París.
El IPCC: una organización sin fronteras
El Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) se creó en 1988 con la finalidad de proporcionar evaluaciones integrales del estado de los conocimientos científicos, técnicos y socio-económicos sobre el cambio climático, sus causas, posibles repercusiones y estrategias de respuesta.
Cada siete años esta organización internacional ofrece un informe de evaluación con el fin de contar con un documento que sin hacer recomendaciones políticas, ofrezca un menú de opciones para los gobiernos.
La importancia de este organismo y de sus informes sobre el estado de la ciencia del clima en cuanto a impactos, mitigación y adaptación, es crucial para trasladar a los políticos información rigurosa que guíe su actuación, especialmente cuando está a punto de alcanzarse un pacto climático global.
Actualmente está vigente su Quinto Informe de Evaluación, preparado a fines de 2014 por los más de 800 científicos de 85 diversos países que conforman este organismo, distribuidos en tres grupos de trabajo que comprende los saberes: bases físicas; impactos, adaptación y vulnerabilidad, y mitigación del cambio climático.
En comparación con los informes anteriores, en este se hace más hincapié en la evaluación de los aspectos socio-económicos del cambio climático y sus consecuencias para el desarrollo sostenible, los aspectos regionales, la gestión de riesgos y la elaboración de una respuesta mediante la adaptación y la mitigación.
El informe advierte que las continuas emisiones de gases de efecto invernadero causarán un mayor calentamiento y cambios duraderos en todos los componentes del sistema climático, con lo que aumentará la probabilidad de impactos generalizados y profundos que afecten a todos los niveles de la sociedad y el mundo natural.
Según Ramón Pichs-Madruga, “hay tres mensajes claves en el Quinto Informe. Uno de ellos es que el calentamiento del sistema climático es inequívoco, y las evidencias de que la actividad humana haya sido la causa predominante de las emisiones de gases de efecto invernadero son cada vez mayores”
“El segundo mensaje importante es que en ausencia de acciones de respuesta significativas, y si continúan en aumento las emisiones, los impactos asociados al cambio climático serán cada vez más fuertes, más extremos y más generalizados”.
“Y Un tercer mensaje es que todavía hay opciones de respuestas para este problema, pero se requiere actuar con inmediatez, ya que en la medida en que se retrase esa acción, el costo y los riesgos asociados serán mayores”, afirma el experto
El economista cubano asegura que existen opciones para la adaptación al cambio climático. “Con actividades de mitigación rigurosas se puede conseguir que los impactos permanezcan en un nivel controlable. En este sentido, de gran importancia serían las acciones para reducir la intensidad energética, que se traduciría en menos intensidad de carbono a la atmósfera”.
Uno de los objetivos que se discute desde 2010 en las negociaciones multilaterales es mantener las temperaturas por debajo de los 2ºC con relación al período preindustrial.
Según Ramón Pichs-Madruga para alcanzar este propósito se requeriría una reducción significativa entre un 40 y un 70 por ciento de la emisiones de gases de efecto invernadero para el 2050 en relación con el 2010.
“Es una meta difícil que requiere un gran esfuerzo desde el punto de vista económico, tecnológico e institucional, pero todavía es posible.
Sin embargo no es algo que esté ahí para siempre, o lo tomamos ahora o se pierde esa posibilidad, la ventana para la acción se reduce rápidamente”, plantea.
“Es por eso que el IPCC habla mucho de la necesidad de acciones inmediatas, ya que si se sigue postergando la acción, los riesgos y costos asociados serán mayores en el futuro. Está claro que las inversiones para la mitigación cuestan, pero el costo de la inacción es mucho mayor que el costo que puedan tener las estrategias de respuestas frente al cambio climático”, asevera el investigador cubano.
Desde hace 64 años se observaron cambios sin precedente en los anteriores decenios y milenios. La evaluación concluye que la atmósfera y el océano se han calentado, los volúmenes de nieve y hielo han disminuido, el nivel del mar se ha elevado y las concentraciones de bióxido de carbono han aumentado hasta niveles sin precedentes desde hace por lo menos 800 mil años.
El Doctor Pichs-Madruga asegura que, en sentido general, ya se evidencian impactos negativos en los distintos ecosistemas, latitudes, continentes y océanos, y se pudieran esperar impactos más severos en sectores sensibles como es el caso de la agricultura.
Rumbo a París 2015
Tras el fracaso de Copenhague´09, el vencimiento del protocolo de Kioto en 2012, el compromiso previo de no superar la barrera de los 2ºC en Cancún 2010 y el informe del IPCC (2014), se ha acordado internacionalmente que en París 2015 se tendrá que llegar a un acuerdo mundial y jurídicamente vinculante de reducción de emisiones.
Esta Conferencia se presenta como un momento crucial porque debe desembocar en un acuerdo internacional sobre el clima que permita limitar el calentamiento global a un nivel por debajo de 2ºC.
Según Ramón Pichs-Madruga “desafortunadamente hasta hoy las contribuciones que a han hecho los países no son suficientes para avanzar por la senda del objetivo de mantener las temperaturas por debajo de los 2ºC”.
“Todavía falta para que llegue diciembre, pero ese es uno de los problemas que ya se van perfilando para la Conferencia y finalmente pudiéramos estar asistiendo a un ejercicio que se quede todavía muy por debajo de las expectativas”, afirma el experto.
Ya desde la Conferencia de Durban en 2011, se señalaba que para 2015 se debería tomar un acuerdo global para el enfrenamiento al cambio climático, por tal razón París es una cita anhelada por todos los países.
Históricamente las Conferencias de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático han sido espacios donde el diferendo entre las posiciones del Norte y las del Sur han estado muy presentes.
“En particular, para la Conferencia de París, los países en desarrollo en sus demandas insisten en los principios de equidad y de responsabilidades comunes pero diferenciadas como dos precondiciones para poder avanzar en las negociaciones, pues si bien se trata de un reto global, los países han tenido distintos niveles de responsabilidad en las causa que han generado y acelerado los procesos relacionados al cambio climático y eso debe ser debidamente tomado en cuenta a la hora de hablar de compromisos y contribuciones”, explica Pichs.
“Desafortunadamente los grandes perdedores tienden a ser aquellos que menos han contribuido al problema. Los más vulnerables, generalmente, son las regiones más pobres, donde no se cuenta con capacidad de respuesta para hacer frente a muchos de los fenómenos del cambio climático”, asegura.
Según el Doctor en Ciencias Económicas, otra de las demandas que aparece con mucha fuerza por parte de los países en desarrollo es que lo que se acuerde en materia de adaptación y mitigación lleve un acompañamiento con relación a los medios de implementación, en cuanto a financiamiento y tecnología, tema que a veces no es debidamente tratado en las negociaciones.
Los países desarrollados, por su parte abogan por involucrar a mas naciones en la reducción de emisiones.
Cuba frente al cambio climático
Nuestro país ha hecho contribuciones históricas al enfrenamiento del cambio climático sin ser un gran emisor. En la Isla existe un alto grado de voluntad política en relación con este tema, al que se le ha dado una gran prioridad.
“Cuba presenta avances significativos en materia de adaptación, mitigación y cooperación internacional”, afirma Ramón Pichs-Madruga.
“En adaptación, contamos con uno de los sistemas más reconocidos de alerta y respuesta frente a fenómenos meteorológicos y climáticos extremos; se han realizado importantes inversiones para avanzar hacia una agricultura más resistente a las altas temperaturas; se ha trabajado en un mejor aprovechamiento del agua mediante los trasvases; y las campañas, investigaciones y estudios siguen dando prioridad a este tema”, explica el especialista.
“Del lado de la mitigación, Cuba realiza un programa para el uso de las fuentes renovables de energía, y desde 2005, las acciones llevadas a cabo como parte de la Revolución Energética fueron de vital importancia para la reducción de la intensidad energética y por ende de las emisiones de carbono”, asegura
Cuba ha tenido una presencia notoria en los trabajos del IPCC desde su fundación. La elaboración de su Quinto Informe de Evaluación contó con la presencia de seis autores cubanos, entre ellos Ramón Pichs-Madruga.
Este economista cubano ha estado vinculado a ese grupo desde 1997, sobre todo en el Buró de este organismo internacional. En el 2008 fue elegido copresidente del Grupo de Trabajo 3 que se encarga de la mitigación del cambio climático.
En estos momentos es candidato por Cuba a la vicepresidencia del IPCC en las elecciones que se celebran entre el 4 y el 8 de octubre en Dubrovnik, Croacia.
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