Las acciones golpistas cuentan con el apoyo de los medios privados y con los incentivos que proporcionan de forma discreta “fundaciones” de EE.UU. Las estrategias fascistas son similares: miles de “blanquitos” refunfuñaron un “Fuera Rafael Correa” en Quito; en Venezuela, empresarios sabotean abiertamente la economía; en El Salvador, mafias criminales auspician olas de violencia en varias provincias.
El pasado jueves (20), la presidenta Cristina Kirchner defendió enfáticamente a la presidenta Dilma Rousseff y al exmandatario brasileño, Lula, en cadena de radio y televisión. Durante su alocución afirmó que hay una “conspiración” en curso en Latinoamérica. La presidenta argentina mostró más valor que muchos oficialistas brasileños. Segun reporta BBC Brasil, Cristina Krchner se refirió a las protestas de la élite contra su gobierno, en 2011 y ponderó: “Lo que está pasando en otros países de la región, como Brasil, ya ocurrió en Argentina... Miren lo que están haciendo con Dilma.” Según ella, los cacerolazos y las marchas son atizados por “sectores de la prensa y la justicia” para desgastar las fuerzas progresistas de la región.
Asimismo, la presidenta argentina insinuó que los EE.UU estarían involucrados en la conspiración: “Las ollas tienen la marca del país del norte, con intereses en América Latina”. Tras el pronunciamiento, volvió a hacer referencia a Brasil en un apasionado discurso frente a sus militantes, concentrados en el patio interno de la Casa Rosada, sede del gobierno. “Con micrófono en mano, interrumpida por los aplausos, dijo que 'gran parte de lo que hemos construido se lo debemos a ellos, (Néstor) Kirchner, Hugo (Chávez) y Lula'... Por eso ahora van tras Lula. Estemos atentos”. Cristina Kirchner criticó a las élites por querer “frustrar el proceso de desarrollo social que algunos llaman populista.”
Las reacciones contundentes contra el golpismo no vinieron únicamente de la mandataria argentina. El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, también se unió al “tuitazo” en apoyo a Dilma Roussef el jueves (20), día en el que los movimientos sociales salieron a las calles en rechazo a la ofensiva de la derecha en el país. A lo largo de la tarde, las etiquetas #AmericaLatinaConBrasil y #DilmaSomosTodos fueron las más comentadas por los usuarios de Twitter en Venezuela.
El tuitazo comenzó a la 1:oo pm, cuando Nicolás Maduro publicó en portugués: “Me sumo a la jornada mundial de solidaridad y amor a Brasil”. Líderes influyentes del chavismo siguieron su ejemplo: “Por nuestra patria grande, libre y soberana, nos unimos al pueblo hermano de Brasil para decir Lula y Dilma Somos Todos”, publicó el gobernador de Aragua, Tareck El Aissami; de igual forma, la canciller, Delcy Rodríguez, escribió que el gobierno de Dilma era blanco de una tentativa de “golpe suave” orquestado por el “imperio”.
La postura firme y contundente de Cristina Kirchner, Nicolás Maduro y de otros líderes progresistas de Latinoamérica confirma el cuadro de tensión política existente en el continente. Varios países de la región se han visto afectados por las acciones desestabilizadoras de las fuerzas de derecha incentivadas por los medios de comunicación privados. Actualmente, Ecuador, Venezuela, El Salvador y Brasil son los países que atraviesan mayores disturbios. Por lo general, las acciones golpistas cuentan con el apoyo de los medios privados y con los incentivos que proporcionan de forma discreta “fundaciones” de EE.UU. Las estrategias fascistas son similares: la semana antepasada, miles de “blanquitos” refunfuñaron un “Fuera Rafael Correa” en Quito; en Venezuela, empresarios sabotean abiertamente la economía; en El Salvador, mafias criminales auspician olas de violencia en varias provincias.
La táctica imperial de desintegración
En un artículo publicado este lunes (24) en "Actualidad RT", la profesora Yizbeleni Gallardo Bahena de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) alerta que “en los últimos años, el mundo ha experimentado una serie de 'guerras de baja intensidad' que, si se analizan en conjunto, ponen de manifiesto una estrategia de atomización de las zonas claves. Latinoamérica está viviendo los embates de lo que parece ser una táctica de desintegración”. Para la experta en geopolítica, Brasil es el actual foco de atención de esta conspiración de fines políticos y económicos.
“La República Federal de Brasil es la sexta economía del mundo, el quinto país con mayor población y el quinto más grande del mundo. Su superficie constituye casi la mitad del territorio de Suramérica y, con la excepción de Chile y Ecuador, comparte fronteras con todos los países de la región. Todo esto lo convierte en un actor importante desde el punto de vista geopolítico. Asimismo, Brasil lidera la estrategia firme de integración regional: la creación de Mercosur hace 25 años, junto con Argentina, Uruguay y Paraguay, y la adhesión de Venezuela, impulsó el proyecto aún más ambicioso de Unasur”. La autora también menciona la creación de los BRICS, “el cual se convirtió en un bloque avasallador y que acciona todos los alertas del 'stablishment' mundial. Brasil es una pieza fundamental en el mapa de recomposición geoestratégica internacional”.
Según la profesora de la UNAM, estos y otros factores explicarían la actual ola de desestabilización en Brasil, que ha sido impulsada por “expertos en revueltas”, “oportunistas” y “mercenarios políticos”. De igual forma, afirma que el objetivo principal de esta escalada es “promover la desintegración de los bloques que pretenden crearle un contrapeso económico, político, territorial a los grupos que han sustentado su hegemonía durante los últimos cincuenta años... La integración contra la atomización es la lucha actual en América, y Brasil es la llave del futuro. La atomización genera subordinación, poco desarrollo y pobreza; mientras que la integración genera prosperidad, inclusión y reducción de la desigualdad social”.
(Tomado de TeleSur) |