Oscar López Rivera lleva 34 años detenido en las cárceles norteamericanas por luchar por la independencia plena de Puerto Rico, 12 de los cuales en condiciones de total aislamiento. Es el preso político más antiguo del mundo. Al momento de ser detenido, su hija Clarisa tenía apenas 10 años.
Oscar López Rivera lleva 34 años detenido en las cárceles norteamericanas por luchar por la independencia plena de Puerto Rico, 12 de los cuales en condiciones de total aislamiento. Es el preso político más antiguo del mundo. Al momento de ser detenido, su hija Clarisa tenía apenas 10 años.
-Pasaste casi toda tu vida sin poder tener a tu papá a tu lado. ¿Cómo se vive una situación como ésta?
-Ha sido muy difícil. Nací en Estados Unidos pero mi madre decidió irse a Puerto Rico y yo me crié a miles de kilómetros de distancia de mi papá, que aún está recluido.
Ha sido una historia de mucho dolor y tristeza, pero también de mucha dignidad, amor y respeto. A mis 44 años, orgullosamente sigo diciendo que mi papá es el mejor papá del mundo. Un hombre inteligente y con mucho humor.
Para mis compatriotas en Puerto Rico, Oscar López Rivera es el preso político independentista y revolucionario. Para mí es sobre todo el papá que quiero tener a este lado del planeta y con quien quiero caminar de la mano por las calles de Puerto Rico, con quien quiero tomar una taza de café…y quiero abrazarlo por primera vez, compartir la pasión por la música y la lectura.
-¿Cómo está tu papá?
-A sus 72 años se mantiene en una condición física y espiritual muy saludables. Esto nos sorprende mucho si pensamos que pasó 12 años en aislamiento total, vigilado las 24 horas del día y de la noche, en una celda de 6 por 9 metros, forrada y pintada de un mismo color, sin acceso a contacto físico, ni al aire libre.
¿Cómo puede una persona aguantar todo esto sin enloquecer? Pero mi papá pudo hacerlo y le pateó a los Estados Unidos. Mantuvo su cordura porque su dignidad y su deseo de lucha por la independencia de su país siempre han sido su Norte y su más fuerte deseo.
Él siempre supo que estaba haciendo lo correcto, y que debía aportar su granito de arena para garantizar un futuro mejor a las nuevas generaciones.
-¿Tienes una hija, verdad?
-Sí, se llama Karina, tiene 24 años y acaba de terminar su maestría en biología. De ella y de mi papá voy aprendiendo un poco cada día. Y aprendo también a tener esperanza. Tengo la confianza de que antes del 2023 mi papá pueda regresar con nosotras a la casa.
-¿Cuántas veces al año te reúnes con él?
-Trato de viajar a los Estados Unidos tres veces al año. Es muy caro. La última vez fue por el Día de los Padres….es la primera vez que paso esta fiesta con él. Quisiera tener la oportunidad de verlo más. A mis 44 años puedo decir que todavía hay una niña de 10 años dentro de mí que quiere vivir con su papá.
-En todo el planeta hay campañas que exigen la liberación de Óscar López Rivera. La UITA se ha sumado a esta campaña. ¿Qué importancia tiene la solidaridad?
-El apoyo y la solidaridad siguen siendo clave y se ha convertido en una familia extendida. En cada país me gano un pedacito de corazón y de esperanza, y dejo hermanos y hermanas muy solidarias, que brindan su apoyo incondicional con esta causa.
-La esperanza nunca acaba…
-¡Por supuesto que no! Mi papá cumple su sentencia en el año 2023 cuando tendrá 80 años.
La única forma para que mi papá pueda salir antes es que el presidente Obama conmute su sentencia. Tenemos la esperanza que el presidente no se haga de oídos sordos ante el reclamo no solamente de Puerto Rico, sino de América Latina y el mundo.
Fuente: Rel-UITA Foto G. Trucchi
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