Pensar que los abusos y atropellos que sufre nuestro pueblo son casuales o espontáneos, producto de una administración gubernamental que pudiera ser derrotada en el 2012, es subestimar o desconocer lo que ha ocurrido en nuestro país en los pasados dos años.

El funcionamiento del Gobierno trasciende esta administración, ya que meses antes de la toma de posesión se discutió, planificó y organizó en las altas esferas del poder económico del país. Redactaron su plan con objetivos claros y específicos, con implantación valiente y segura, de manera organizada y coherente. De esa manera montaron una mesa sólida de cinco patas y de una sola pieza. La Ley 7, las APP, la Legislatura, la Policía y el Tribunal Supremo forman el quinteto de patas, sólidas y entrelazadas, que sostienen dicha mesa.

Por un lado declararon una emergencia fiscal que permitió el despido de miles de empleados públicos, la imposición de impuestos, la eliminación de derechos y convenios colectivos. La disminución de los servicios públicos esenciales y el descrédito de otros por la falta de empleados abriría el camino a las APP. La Legislatura actuaría como sastrería para aprobar lo nuevo o cambiar lo existente que pudiera entorpecer el proyecto. De esa manera aprobó, de forma expedita, las controversiales Ley 7 y las APP, entre otras.

Los carpinteros de esta mesa no son tontos; estaban muy conscientes que la misma causaría grandes y peligrosas protestas. Por tal razón, añadieron las dos patas que necesitaban y que le daban equilibrio: la Policía y el Tribunal.

Nótese que el jefe de la Policía fue el primer nombramiento que hizo el Gobernador y que el proceso de la toma del Supremo fue anunciado como banquete partidista mucho antes del proceso eleccionario.

La mesa de cinco patas es fuerte y sólida y nos preocupa que pueda mantenerse aún después del 2012.