WASHINGTON - Pensar en lograr tener la oportunidad de estar con su familia inmediata, por vez primera fuera de prisión, hace a Oscar López Rivera sonreír.

"Para mí la familia es sagrada", explicó López Rivera, en una entrevista el jueves, la quinta ocasión en dos años que el Negociado de Prisiones autoriza una entrevista telefónica del prisionero político puertorriqueño con El Nuevo Día pero se  niega a permitirla en persona "por razones de seguridad".

El pasado fin de semana le fue a ver su nieta Karina. Hoy – Día de los Padres -, se levantaría temprano en la mañana para esperar la visita de su hija Clarisa a la cárcel de Terre Haute, Indiana, donde está preso desde 1998. "Es un día en el que uno quiere compartir con hijos y la familia… si se puede", sostuvo.

Encarcelado desde hace 34 años, tras ser convicto de sedición y otros cargos como parte de su militancia en el grupo clandestino Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), los lazos con su hija y su nieta se han forjado en la prisión.

Clarisa, de 44 años, le vio por vez primera cuando ella tenía 10 años.

La comunicación se tornó muy limitada durante sus 12 años y medio en solitaria, época en que Clarisa pasó de adolescente a la adultez. En esos años, a López Rivera se le prohibieron las visitas.

"Solo podía hacer dos llamadas telefónicas al mes para comunicarme con la familia. Fueron años incluso de su adolescencia. Eso nos quitó mucho tiempo. Hubo un momento en que la relación iba bien suave y durante esos 12 años sufrió un poco, porque no teníamos los contactos que deberíamos tener. Ella creció viéndome preso, pero hemos establecido lazos bien bonitos y estrechos. Ha sido un sacrificio para todos", indicó.

A su nieta Karina la vio por vez primera cuando ella tenía 40 días de nacida. Era el verano de 1991 y Clarisa le llevó a Karina a la cárcel de Marion, en Illinois.

Impedido de tener contacto físico con sus visitantes, López Rivera comenzó a jugar con 'las manos en el cristal' con su nieta. Un juego que se extendió por siete años y ayudó a formar la relación entre el abuelo y la nieta, y que dio título a las cartas que López Rivera le ha escrito desde la prisión y han sido publicadas en El Nuevo Día.

"Las cárceles tienen un ambiente feo y hostil. A los niños no les gusta y uno tiene que buscar la forma de entretenerlos. A (Karina) le gustaban esos juegos. Cuando me tocó por primera vez – aquí en Terre Haute -, se sintió extraña, porque antes todo era a través del cristal", recordó López Rivera.

Por haber cumplido estudios universitarios en Chicago,  Karina – quien ahora solicita ingreso a escuelas de Medicina-, ha podido visitar periódicamente a su abuelo. Terre Haute queda a unas cuatro horas de Chicago, a donde López Rivera llegó con sus padres  y hermanos cuando tenía 14 años, procedente de San Sebastián.

"Tenemos una comunicación bien clara. Podemos hablar de muchos temas, su futuro, el momento actual, el pasado. Hay mucho amor entre nosotros", dijo López Rivera.

En septiembre se cumplen cuatro años desde que solicitó clemencia al presidente Barack Obama.

A sus 72 años y con la posibilidad de tener que estar otros ocho años tras las rejas, López Rivera, en cada entrevista, reafirma que evita hacerse de ilusiones sobre una pronta liberación. "Para mí (el reencuentro con mi familia) sería bien significativo. Pero, no sé si esa oportunidad se va a dar", sostuvo.

Bajo la dirección de Eric Holder, quien fue subsecretario cuando el presidente Bill Clinton le ofreció en 1999 a López Rivera una clemencia condicionada que rechazó principalmente por no incluir a dos de sus compañeros, el Departamento de Justicia federal no tomó una decisión.

Holder, según fuentes, percibió la solicitud como la búsqueda de una "segunda oportunidad" y no concluyó el proceso.  Aunque el presidente Obama no tiene que esperar por nadie ni dar explicaciones cuando decide otorgar clemencia, desde hace dos meses el trámite en el Departamento de Justicia federal quedó bajo la responsabilidad de la nueva secretaria, la exjefa de la fiscalía federal de Brooklyn Loretta Lynch.

Es evidente que si hay una decisión favorable sobre López Rivera antes de que el presidente Obama deje la Casa Blanca, tomará en cuenta el ambiente político.

En 1999, el presidente Bill Clinton aprovechó el receso legislativo de agosto – un período en el que los congresistas están en sus distritos durante un mes, lo que puede ayudar a difuminar las críticas-, para anunciar la liberación de una docena de prisioneros políticos de Puerto Rico.  

El presidente Jimmy Carter consideró durante el mes de agosto de 1979 la excarcelación de los presos nacionalistas, liberados el 6 de septiembre de ese año.

Clinton condicionó la excarcelación de López Rivera a que pasara otra década en prisión.  Pero, el prisionero político rechazó la solicitud principalmente debido a que la oferta de clemencia no incluyó a sus compañeros Haydee Beltrán y Carlos Alberto Torres, que ya están en libertad.

Ha dicho que el presidente Obama tomará una decisión, a favor o en contra, antes de dejar la Casa Blanca ¿Por el receso de todo un mes del Congreso, ve  agosto como una fecha clave?

Si uno empieza a pensar en fechas o en momentos específicos, uno puede sufrir de optimismo ilusorio. Eso no es bueno cuando uno está preso. Sé que en 1979 y 1999 fue un mes decisivo. Tienen las cartas aguantadas contra el pecho. Es difícil tener una idea de lo que están tramando. Si pasa, yo estoy listo. Lo que puedo decir con mucha seguridad es que estoy listo para lo que venga.

¿Piensa que, si le conmutan la sentencia, la libertad será condicionada?

Después del 1979 (a otros presos políticos) siempre han estado poniendo condiciones para todo. Aunque se está pidiendo libertad incondicional, podemos anticipar que para protegerse (políticamente), ellos mismos, impongan condiciones. Habrá que ver las condiciones que estén pidiendo.

Imagino se enteró de los eventos recientes a favor de su liberación: la Segunda Caminata Nacional en Puerto Rico, la marcha en San Juan del 29 de mayo, la del 30 de mayo en Nueva York, la resolución del Concejo Municipal de Nueva York,  la manifestación de los independentistas, el 14 de junio en la Isla y, ese mismo día, el apoyo que tuvo dentro del Desfile Puertorriqueño de Nueva York.

"Han sido actividades maravillosas y muy conmovedoras. Cada una tiene una dinámica diferente y alcanza a diferentes personas. Me parece que no solo es importante para la campaña, sino que nos une y llega más lejos el mensaje de la excarcelación y del caso de Puerto Rico, porque no podemos separar las dos cosas. La resolución del Concejo Municipal (aprobada 41-8) es bien significativa. La marcha de Nueva York haló a diferentes personas de diferentes nacionalidades. Reflejan la sensibilidad de un pueblo y me llenan de esperanzas".

La oposición a su liberación ha surgido principalmente de Nueva York. (Uno de los ataques atribuidos a la FALN nunca resueltos ocurrió en contra del restaurante Franceus Tavern, que provocó  4 muertes. López Rivera ha insistido en que en ese momento, 24 de enero 1975, estaba en Puerto Rico y en que "no tengo sangre en mis manos").  En ese sentido también es clave la votación en el Concejo Municipal y las expresiones en esa ciudad.

"Sirve para silenciar las cosas malas que se dicen. La lucha nuestra nunca ha tenido mucho impacto en EEUU. La mayoría de los estadounidenses saben poco de Puerto Rico y si nos ven, lo hacen de forma negativa. Nueva York es bien importante para la campaña. La oposición se origina casi siempre de Nueva York".

Le pregunto otra vez, porque estoy convencido de que hay gente que quiere volver a escucharlo, a pesar de que lo ha dicho en muchas ocasiones ¿Usted renunció a la lucha armada?

Sí.  Pero, quiero que esto quede bien claro, estoy preso y decir que la lucha armada es necesaria, sería una injusticia de mi parte. No estoy en Puerto Rico ni insertado en ninguna lucha, ¿cómo yo voy a decir que esto es lo que se tiene que hacer? Tenemos el caso de Vieques, y en Vieques ninguna de las organizaciones abogó por la violencia. Es un precedente importantísimo.

(Mañana) lunes 22, el Comité de Descolonización de la ONU vuelve a celebrar una sesión sobre el caso político de Puerto Rico. Será la primera desde que se conoció que Cuba y EEUU caminan hacia el restablecimiento de relaciones diplomáticas. Cuba, pese a esas negociaciones, ha reafirmado su intención de seguir liderando el reclamo a favor de la libre determinación e independencia de Puerto Rico, y por su excarcelación.

No nos incumbe solo a los puertorriqueños erradicar el colonialismo. Si la posición de la ONU es que el colonialismo es un crimen contra la humanidad, nos corresponde a todos erradicarlo. Es importantísimo que se lleve el caso de Puerto Rico a la comunidad internacional, porque no se trata de un asunto doméstico.

Un subcomité del Congreso discute el miércoles procedimientos sobre el status y el panorama económico de Puerto Rico. ¿Percibe voluntad para descolonizar a Puerto Rico?

No creo. La política estadounidense es que si  algo no está roto no hay que tocarlo. En Puerto Rico tenemos personas que administran la colonia, pero quienes mandan son  Washington y Wall Street. Lamentablemente nuestro pueblo todavía no lo ve así. Si hubiera una crisis, como por ejemplo, que el pueblo de Puerto Rico dijera que no vamos a pagar la deuda, entonces habría una intervención grande. Pero mientras se den pasos para tratar de pagar la deuda dudo que (el asunto) se mueva para un lado o para el otro".

¿No ve la crisis desarrollándose ya?

Creo que la única forma es si Puerto Rico dice, como ya es (evidente), que no podemos pagar la deuda. Y no podemos, porque cada dólar que se le saque del bolsillo a los puertorriqueños empobrece más a Puerto Rico. Llega el momento en que un pueblo no puede pagar. Pero, todavía (el gobierno) está hablando de sacarle dinero al pueblo para sufragar los gastos de deuda. Mientras los que administran la colonia sigan empujando la idea de que sí se va a pagar, sea la cantidad que sea, que es lo que quieren Wall Street y Washington, pues no va a haber ninguna crisis. Desde la época de los españoles hemos evadido el problema del colonialismo, y buscamos una válvula de escape. Mientras evadamos el problema del colonialismo vamos a estar buscando curar con remiendos.