Desde el domingo 3 al sábado 9 de mayo, nos visitó Blanca Flor Bonilla, funcionaria del gobierno de la república de El Salvador y miembro de la comisión política del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN).
La compañera es coordinadora de la Secretaría de Relaciones Internacionales, fue diputada en la Asamblea Legislativa Nacional desde 2000 a 2009. Durante ese tiempo perteneció a la Comisión Política, a la Comisión de Relaciones Exteriores, a Integración Centroamericana y a Salvadoreños en el Exterior Además, a la Comisión de la Familia, la Mujer y la Niñez, y es candidata al Parlamento Centroamericano (PARLACEN).
Su visita fue un huracán de actividades. Además de las reuniones programadas con el liderato del MINH, Blanca Flor, incansable, cenó con las Zonas de Trujillo Alto – Carolina y Mayagüez, vio la basura que la marina estadounidense nos dejó en Vieques, vio el huerto de Aguadilla y visitó al organismo de Arecibo. Fue el recurso, la invitada a un Jueves Hostosiano en San Juan. Caminó por las comunidades de El Caño de Martín Peña, se reunió en la UPR y en el RUM, visitó el programa de la UPR Atlantea, caminó por El Viejo San Juan, visitó la Claritienda. Claridad la entrevistó, pasó sin quemarse en Fuego Cruzado, compartió con Inés Quiles sin reventarla, habló por Radio Universidad, visitó a Susa y a su viejo dañao, Epifanio.
Durante su visita de una semana compartió con viejos amigos y amigas, integrantes de la delegación de Puerto Rico al Foro de Sao Paulo, entre ellas las compañeras Wilma Reverón, Doris Pizarro, Emily Blais y el compañero Julio Muriente. Hizo un montón de amigos nuevos que nunca la olvidarán. Al cabo de una semana había tocado muchos corazones con su apertura y calor humano. Debe haber dado miles de besos y abrazos.
A continuación, compartimos expresiones sobre su vida, tal como nos lo contó en una entrevista exclusiva, para El Hostosiano:
Origen y desarrollo político, en sus propias palabras
• Nuestro nombre originario no es El Salvador, es Cutzcatlán. Los españoles le cambiaron el nombre en 1525.
• Soy de origen campesino, hija de un agricultor, y una maestra. En El Salvador se abusaba de los maestros y de las maestras hasta sexualmente, se les chantajeaba. Desde1966 empezaron algunos movimientos de maestros que luchaban por una ley que los protegiera. Ya para 1968 hubo grandes manifestaciones. Acompañaba a mi mamá a las marchas, aunque no tenía capacidad para entenderlo todo, sabía que no habían leyes para que respetaran a los maestros.
• Estudié bachillerato en un colegio de monjas. Nos pusieron internas, porque todos los días teníamos que caminar doce kilómetros para ir a la escuela. El trayecto tan largo preocupaba a mi padre.
• Mis padres me dieron estudios, la mejor herencia.
• Cuando fui a la universidad y estudié trabajo social, comprendí todo lo que había vivido antes en las protestas y piquetes.
• Allí, reunimos dinero y contratamos a una maestra para que nos diera teoría marxista. Porque nos enseñaban a Adam Smith (ríe).
• Mientras estudiaba trabajo social empecé a ir a una célula de estudios del partido comunista, que por supuesto era clandestino. • Cuando estaba estudiando mi último año quedé embarazada de mi hijo mayor. Tenía 21 años. El papá de mi hijo se casó conmigo, por necesidad. Si una estudiante quedaba embarazada sin casarse, la expulsaban de la universidad.
• En el congreso celebrado en 1969, se decidió que el partido comunista se uniera a la lucha militar.
• Las tres grandes causas de la guerra civil fueron las violaciones a los derechos humanos, en donde tener una foto de monseñor Romero era motivo de desaparición, de cárcel o asesinato; la pobreza y la riqueza extremas, es decir, la desigualdad y la injusticia social; y un sistema electoral simulado. No había democracia,
• Estuve veinte años en la clandestinidad, en la lucha armada, desde 1974 a 1994. Yo no quería que mi hijo naciera sin libertades y sin democracia.
• Trabajé los primeros ocho años de mi vida profesional como trabajadora social. Al mismo tiempo era guerrillera.
Conciliando vidas
• Me siento lograda. Tengo tres hijos, tres hombres maravillosos, y un nieto de siete años que se llama José Felipe.
• Soy trabajadora social, muy orgullosa, porque los principios humanistas y las herramientas que aprendí en mi profesión me han servido en mi vida privada, en mi vida profesional y en mi vida política. Siempre trato de mantenerme vinculada al trabajo social.
• Viví de acuerdo al momento histórico. Muchas veces hay que tomar decisiones fuertes. Tuvimos que dejar a nuestros niños y niñas, esa es la parte más dura y difícil. Yo pude recuperar a mis hijos, su confianza y su cariño cuando fui a México. Desde allí, durante un tiempo me tocaba hacer visitas a Estados Unidos y a Europa. Vivía en una casa con otras familias salvadoreñas, “tíos” de mis hijos. Ellos me los cuidaban. En aquel tiempo, la lucha era primero.
• Cada época tiene sus prioridades. Una dejaba a los niños con su papá, mamá, alguna hermana. Un día, mi hijo mayor me dijo algo que me caló el alma. Me dijo, “Mamá, yo me sentía como huérfano. Por favor, aunque vivamos en el fango, no nos volvamos a separar.”
• Tuve otros compañeros que no pudieron recuperar el cariño y la confianza de sus hijos.
• Después de la guerra civil, en la paz, siempre trabajo con el partido. El FMLN es parte de mi vida e identidad, pero he aprendido a dar el espacio a mi familia también. Porque si uno no cuida a su familia… Ahora tengo la oportunidad de estar con mi madre y mis hermanas.
• Hace tres años mis hijos me dijeron, “mamá, tienes que darle espacio a tu familia y amistades”. Al menos un día de semana, les dedico tiempo.
Integración a la vida civil, en la reconstrucción
• Cuando volvimos, teníamos viviendas, pero estaban ocupadas.
• La reinserción en la sociedad cuesta. Ser parte de la vida económica, productiva y civil es un proceso.
• Los compañeros que venían de los frentes de guerra, rompieron sus fusiles.
• Hubo un sector de combatientes que quedó enfermo mentalmente, pero son poquitos. Son, los que viven en el pasado, los que sienten que todavía estamos en guerra, que sienten persecución… cosas que nos han quedado.
• Los acuerdos de paz se firmaron en el 1992, y hoy todavía guardo secretos, como la privacidad de mi vivienda. Ya no estamos en guerra, pero los escuadrones de la muerte están metidos en el crimen organizado. Para más decirte, yo no me siento perseguida, pero eso no quiere decir que no guarde medidas de seguridad, porque en El Salvador no se camina tranquilo por la calle.
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