“Aquellos que no se mueven, no notan que están encadenados.”
Rosa de Luxemburgo

Blanca Flor Bonilla, trabajadora social y líder política de la izquierda de San Salvador, afirma que los sueños de Latinoamérica no han muerto. Esta exguerrillera y ahora miembro de la comisión política  del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), ha ocupado distintos cargos en su país desde 2009, bajo la presidencia de Mauricio Funes, y del presidente actual, Salvador Sánchez Cerén.

En este país, el más pequeño de Centroamérica, se peleó una guerra civil entre 1980 y 1992. La chispa que la encendió  fue el asesinato, el 24 de marzo de 1974, de monseñor Oscar Arnulfo Romero, líder de izquierda, apóstol y mártir de la teología de la liberación. El asesino de Romero fue Marino Samayor Acosta, un subsargento de la sección II de la Guardia Nacional, miembro del equipo de seguridad del ex presidente de la república. Éste manifestó que la orden para dispararle la recibió del mayor Roberto d'Aubuisson, que fue presidente y creador de los escuadrones de la muerte y fundador del partido  Alianza Republicano Nacionalista (ARENA). Al asesino le pagaron  114 dólares por realizar esa acción.
“Para aquel entonces, Estados Unidos le daba al gobierno de El Salvador dos millones de dólares diarios para que exterminara a la izquierda”, rememoró la compañera.

Desde finales de los años de 1970, los escuadrones de la muerte asesinaban un promedio de diez personas por día. Estos escuadrones de la muerte eran liderados por el Ejército. Su objetivo era perseguir y exterminar a opositores políticos. La derecha cometió  miles de crímenes atroces y aberrantes. Se estima que hubo más de 75 mil muertos y 8 mil desparecidos, la mayoría civil. Los escuadrones de la muerte fueron los responsables; en los operativos de “tierra arrasada” mataban a todo mundo, independientemente de que fueran niños, ancianos o mujeres. El ejército cometió muchos crímenes de lesa humanidad, asegura.
De acuerdo con Blanca Flor, las tres grandes causas de la guerra civil fueron “las violaciones a los derechos humanos. Tener una foto de monseñor Romero era motivo de desaparición, de cárcel o asesinato; la pobreza y riqueza extremas, es decir, la desigualdad y la injusticia social; y un sistema electoral simulado. No había democracia”. Estados Unidos apoyó y financió la creación de una junta militar para detener la ruta izquierdista que estaba tomando el país. “La idea era “pacificar” a Centroamérica.

La revolucionaria y líder de izquierda

Los años pasaron y Blanca Flor se convirtió en una universitaria estudiante de trabajo social. Especializarse en esta rama del saber la ayudó, según sus palabras, a interpretar todas sus vivencias pasadas: protestas en las que acompañaba a su madre e injusticias que presenció. Mientras estudiaba, comenzó a frecuentar una célula de estudios clandestina del Partido Comunista. A partir de aquí, se integró cada vez más a la lucha política por una sociedad más justa y a combatir los atropellos de la derecha y del ejército. Luego de que el partido se integrara al FMLN, ella y muchos de sus compañeros se convencieron de que la vía electoral no los iba a conducir al poder.

Durante varios años la lucha se dio en la clandestinidad. En total, Blanca Flor estuvo veinte años integrada a la lucha armada. La guerra civil duró doce años, desde 1980 hasta que en 1992 se firmaron los acuerdos de paz.  
Blanca Flor  pudo conciliar dos facetas: la de trabajadora social y la de combatiente de la guerrilla. “Yo trabajé los primeros ocho años de mi vida profesional como trabajadora social. Al mismo tiempo, era guerrillera. Todo lo que estudié me sirvió para hacer mejor todas mis tareas”, compartió esta incansable y luchadora mujer. En total, estuvo veinte años integrada a la lucha armada.

Durante un conversatorio en la sede nacional del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano (MINH), Bonilla reveló que, como era costumbre en la guerrilla, adoptó alias, nombres falsos. El primero fue Rosita. El diminutivo provocó risas en el público, a lo cual ella llamó la atención: “Me puse ese nombre en honor a Rosa Luxemburgo”. La explicación devolvió la seriedad a la concurrencia. Rosa Luxemburgo fue una teórica marxista, activista, filósofa y economista de origen judío polaco.

Luego de muchos años de conflictos, persecuciones, masacres y asesinatos maquinados por la derecha y ARENA, se pudieron lograr los acuerdos de paz. Era el año 1992. Sobre este tiempo, Blanca Flor afirmó que “Después de los acuerdos de paz, siempre trabajo con el partido. El FMLN es parte de mi vida e identidad”. Luego de la ratificación de estos acuerdos de paz, al Frente Farabundo Martí le tomó diecisiete años llegar al poder, con la elección a la presidencia del periodista de televisión Mauricio Funes, en el 2009.