“Yo siempre voy a estar vivito y coleando”. Esta respuesta a mis “buenos días, espero que estés bien” allana el camino para la entrevista. A las 8 y treinta exactas de la mañana del jueves 14 de mayo un tal “Counselor J. Edwards”, de la prisión de Terre Haute, Indiana, fue quien me puso a Oscar al teléfono.

López Rivera, quien en enero cumplió 72 años de edad, es el prisionero político de más tiempo en América. Desde el momento de su captura en el suburbio Glenwood, de Chicago, en el estado de Illinois, el 29 de mayo de 1981, fue ingresado en prisión y los primeros 12 años estuvo encerrado en solitaria.

Este 29 de mayo cumple 34 años de encarcelamiento. Para esta misma fecha el pasado año CLARIDAD entrevistó al prisionero político puertorriqueño y otros medios de prensa le han entrevistado durante este año. No obstante, las circunstancias en que se lleva a cabo la entrevista no han variado, me dijo. Sigue la misma vigilancia, sentado a una mesa, hablando frente a una pared, alguien observándolo a distancia.

La cárcel

Las circunstancias no minan su entusiasmo por la entrevista, se nota en su suave y paciente tono de voz, contesta sin dudar cada pregunta, transmitiendo una gran sinceridad. Luego de 34 años en prisión, ¿ha visto cambios en el sistema carcelario de Estados Unidos en términos de recursos, atmósfera?

“Ha habido un cambio drástico. Cuando entré a la prisión había presos federales, un cuarto de millón. Hay cambios grandísimos en cuanto a los programas. La idea de rehabilitación, creo que ya para el 1995, había sido eliminada casi por completo. El hacinamiento es bien grande. Cada día los programas en solitaria se hacen más fuertes. En casi todas las prisiones enviar los presos al hoyo se hace mucho, mucho más grande. El nivel de deshumanización es más intenso. Aquí, por ejemplo, podemos ver muchos presos con problemas mentales. Como en Estados Unidos eliminaron los hospitales mentales, muchas de las personas que tienen problemas mentales terminan en la prisión y es algo bien triste. Algo bastante duro para uno verlo y cómo responde el sistema a ese problema.”

¿Ha compartido con otros reclusos que tiene a su alrededor el hecho de que lleva tantos años en el sistema?

“Hay bastante comunicación entre los presos. Casi siempre hasta los carceleros comentan. Es bien conocido el hecho de que yo llevo muchos años preso.”

¿Cómo reaccionan los demás reclusos y los carceleros al hecho de que usted reciba atención del exterior que los otros no tienen?

“Yo creo que para los presos es algo bueno. Hay bastante solidaridad entre los presos porque una de las cosas que siempre ha pasado es que por lo menos yo he sido una voz que echa para afuera las condiciones de las prisiones. Trato de motivar a los presos a que también hagan lo mismo y yo creo que desde el punto de vista de los presos hay mucho respeto, hay bastante solidaridad y están, son, conscientes de mi condición. De los carceleros hay varios carceleros que siempre manifiestan su deseo de verme salir de la prisión. Yo diría que me he ganado bastante el respeto de muchos de los carceleros.”

¿Alguna vez pensó que esta etapa de su vida iba a durar tanto?

“Tengo que decirte que yo estaba bastante listo para la prisión, pero cuando uno está preso cambia todo. Uno desconoce este mundo y poco a poco uno va viendo más este mundo. Yo creía que quizás mirando lo que había pasado con nuestros cinco héroes nacionales (nacionalistas) más o menos ese tiempo duraría mi encarcelación. Bueno, duró un poquito más.”

¿Mantiene su rutina de hacer ejercicios a las seis de la mañana? Oscar responde como un resorte:

“Con rigurosidad. Esta mañana yo me levanté a las cuatro de la mañana. Soy bastante disciplinado para mi ejercicio porque es parte de uno poder sobrevivir. Uno de los problemas más serios en la prisión es perder la salud y es algo bien triste porque cada día somos más los envejecientes que estamos presos. Entonces, ya vemos problemas serios con personas de 50 años para arriba, vemos bastantes enfermos. Por la mañana hay una línea de diabéticos, personas que tiene que tomar pastillas y es una línea grande. Cada día se me hace más larga.”

¿Qué libros ha leído últimamente?

“El último que leí fue War Against all Puerto Ricans. No sé si lo has leído. ¿Te has enterado de ese libro?”

¡Qué coincidencia! Le confieso a Oscar que precisamente tengo pautada una entrevista dentro de dos días con el autor Nelson Denis. ¿Qué le pareció el libro?

“Creo que es algo bastante necesario que entre en el pueblo puertorriqueño. Vale la pena leerlo, que haya una buena lectura del libro, especialmente si la juventud lo lee. Creo que principalmente se debe motivar a la juventud a que lo lea.”

¿Ha tenido la oportunidad de compartir sus lecturas con otros reclusos?

“He tenido bastantes experiencias con puertorriqueños que llegan. En su mayoría son jóvenes que vienen de un medio ambiente bastante enajenado y poco a poco algunos de ellos, he podido cultivar en ellos interés por Puerto Rico, interés por trascender su mentalidad. Si la persona quiere regresar a Puerto Rico y ser un ciudadano productivo tiene que trascender la mentalidad de delinquir.”

¿Hay algún tema sobre el cual todavía no haya podido leer por la razón que sea? (Se escucha su risa…)

“Tengo que decirte que la cuestión de mi lectura es cuestión de práctica y tengo bastante. Ahora me encuentro bastante abrumado con las cosas que están pasando, porque son muchas las cartas y tengo que darle prioridad a ciertas cosas y la que está sufriendo un poquito es la lectura. Me levanto a las cuatro de la mañana y comienzo el día y estoy activo por lo menos hasta las 9:00 de la noche. Esa es la rutina mía. Tengo la cuestión de la correspondencia, la cuestión de la pintura y tengo la cuestión de bregar con algunos presos y se hace un poquito complicado el factor tiempo para mí. Nunca me ha gustado desperdiciarlo y ahora me siento un poquito que me hace falta más tiempo.”

Entre todas estas tareas Oscar nos dijo que continúa dando clases, en la actualidad de dibujo. ¿Tiene algún proyecto de pintura en particular?

“No tengo nada en particular, tengo algunas ideas, pero ahora mismo estoy haciendo unas pinturas que quiero regalarle a algunas personas.”

Victoria para el pueblo cubano

¿Qué opina sobre la decisión del presidente Obama de Estados Unidos de renovar relaciones diplomáticas con Cuba?

“Para mí es una gran victoria para el pueblo cubano, número uno. Número dos, tenemos mucho para aprender. Si algo nos ha enseñado ese proceso es que frente al mundo se va con la verdad y que tiene que haber perseverancia, y poco a poco la verdad eventualmente sale, lo correcto eventualmente sale, pero se tiene que dar la lucha. No es una cuestión que va a suceder por milagro, que va a bajar del cielo, es una cuestión de lucha constante. Yo creo que Estados Unidos, el hecho de que Obama haya admitido que es un error, que ellos fallaron, es bien, bien, valioso para nosotros.

“Esto es un proceso de diez presidentes (se refiere a los presidentes anteriores a Obama). Ellos todos han tomado una posición que es bastante absurda, bastante peligrosa, dañina, porque es bien deshumanizante. El castigo a Cuba ha sido un acto bien cruel, bien bárbaro. Si nosotros miramos bien la cantidad, esa cuestión de terrorismo de estado, si miramos bien, más de 3 mil ciudadanos cubanos han sido asesinados. Todas las cuestiones que hizo Estados Unidos para tratar de derrotar al gobierno cubano es una cuestión feísima.”

¿Cómo cree que el movimiento independentista puertorriqueño debe aprovechar esta coyuntura de la apertura de nuevas relaciones entre estos dos países?

“El apoyo y la solidaridad de Cuba son importantísimos para nosotros. Creo que esto fortalece a Cuba y si Cuba se fortalece nosotros también nos fortalecemos. Creo que es bien importante que haya una relación cada día más cerca entre el independentismo y el pueblo cubano porque hay mucho para aprender. Una de las cosas de la Revolución Cubana más interesantes para mí es cómo se desarrolló el recurso humano, cómo hizo que el recurso humano fuera lo más importante y desarrollarlo. Eso ha dado buenos resultados, los resultados son increíbles ¿Qué país latinoamericano puede enviar doctores, ingenieros, fuera de su país a hacer trabajo que verdaderamente es necesario? ¿O qué país latinoamericano puede enviar, como hizo Cuba, 50 mil soldados a defender y a luchar con Angola? Y el resultado inmenso de eso, porque sin la participación de los cubanos en Angola, el ejército racista de Sur África hubiera barrido.”

¿Cree que el esfuerzo por parte de Estados Unidos de estas nuevas relaciones diplomáticas continúe aun cuando los Republicanos ganen las próximas elecciones?

“Definitivamente, estoy bastante seguro, porque es una cuestión de economía. Estados Unidos se beneficia. Esto no es una cuestión de que Estados Unidos le está haciendo un regalo a Cuba, Estados Unidos se beneficia y en Estados Unidos ha habido Republicanos que han ido a Cuba antes. Por ejemplo, los últimos tres años han ido Republicanos a Cuba para ver cómo se puede negociar y qué se puede hacer.”

¿Cuál considera es el significado de este paso para Estados Unidos, Cuba y el resto de América Latina y, por supuesto, el Caribe, de un nuevo panorama en América?

“Hay algo bien importante, pude escuchar alguno de los discursos que se pronunciaron en Panamá, oí a Cristina Fernández, la presidenta de Argentina, hablar de Cuba en una forma que yo nunca había oído a ningún argentino. Podemos escuchar a Correa, a Maduro, podemos escuchar a Evo, son voces diferentes. No era la Latinoamérica vieja, es una Latinoamérica nueva, un discurso bastante, bastante diferente, un discurso bien positivo y eso nos da fuerza. Da fuerza a todos los países, especialmente caribeños, centroamericanos y suramericanos.”

América Latina y la arrogancia yanqui

Con las oportunidades que tuvo de escuchar y ver el evento de la Cumbre de las Américas en Panamá, ¿qué le pareció lo acontecido, qué piensa del encuentro?

“Bien positivo, para mí es una dinámica nueva. Por ejemplo, la arrogancia estadounidense allí no cupo. Esa dinámica hay que apreciarla, hay que medirla. También los opositores, porque allí había una delegación de cubanos de Miami que estaban para parar a los cubanos, hacerle alguna mella, y no pudieron. Eso para mí es una gran victoria. Oír a una cubana retar a esas personas de Miami, con una verdad, decirle, ‘no, no, esto no fue un regalo, nosotros venimos por nuestra propia cuenta, nosotros hablamos por nosotros mismos, nadie nos tiene que manipular’, fue algo bien bonito.”

Bendición para el mundo

¿Qué opinión le merece la figura del Papa Francisco, sus intervenciones públicas?

“Creo que el Papa ha sido una bendición para el mundo, y no estoy hablando de cuestiones religiosas. Se necesitaba alguien así dentro de la Iglesia Católica, se necesitaba especialmente alguien con raíces en Latinoamérica. Veo que su visión del mundo es completamente diferente a los dos Papas previos. El polaco era un hombre de la CIA, eso no hay quien… y el otro era una persona con una preparación desde su juventud dentro de una Alemania nazi. Eso son cosas que muchas veces se copian. Pero éste es un Papa que tiene una historia bastante diferente, ese Papa conoce bien lo que pasó en Argentina, lo que pasó con los militares, es un Papa que tiene una cultura completamente diferente y ese factor cultural juega un papel bien importante en su conducta y tiene una sensibilidad bien diferente. En el caso de Cuba es, quizás, uno de los mejores ejemplos del papel que él puede jugar. Sin su intervención yo no creo que Obama hubiese dado el paso que dio.”

La campaña en Puerto Rico está haciendo esfuerzos para llegar hasta el Papa Francisco para exponerle su caso. ¿Qué piensa de eso?

“Estoy consciente del esfuerzo y creo que no podemos anticipar cómo una persona va a reaccionar o qué va a hacer. Pero yo creo que es un esfuerzo que se tenía que hacer y se está dando y que creo que va a dar fruto.”

Puerto Rico es caso único

Mientras se produce un cambio de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, entre Cuba y el resto de Latinoamérica, aquí en Puerto Rico nuestros problemas económicos y sociales se siguen agudizando. A un año de nuestra entrevista anterior, ¿cómo evalúa la acción del movimiento independentista, e incluso toda la acción contestataria en Puerto Rico, a lo que está ocurriendo en el País?

“El caso de Puerto Rico es único y la política neoliberal quizás la podemos ver con más claridad en Puerto Rico. Es algo que muchas veces no le hemos dado suficiente atención. La política neoliberal, desde mi punto de vista, comienza con la administración de Nixon y Puerto Rico es un sitio de mucho experimento y fue donde quizás más se ve el experimento del neoliberalismo. Pero muchas veces nos equivocamos. Por ejemplo, en Puerto Rico no hay –yo no lo veo- una apreciación de quién verdaderamente manda en Puerto Rico. Los buitres de Wall Street y los buitres de Washington son los que mandan. Ningún puertorriqueño, ningún puertorriqueño, no importa quién esté ahí, mientras Puerto Rico sea una colonia, no va a mandar un puertorriqueño. Hay que entender y lo podemos ver con todo este proceso de privatización que se dio en Puerto Rico, lo podemos ver en la deuda.

“Nosotros no necesitamos salvación, lo que necesitamos es que nos den la oportunidad para nosotros mismos correr a Puerto Rico. Tenemos los recursos, el recurso principal es el recurso humano. Yo creo que hay puertorriqueños y puertorriqueñas capaces de tomar las riendas y guiarlo. Lamentablemente nosotros somos una colonia.”

Oscar, quien por supuesto se entera de la situación de la Isla mediante la prensa que recibe, las cartas y por las conversaciones que puede tener con algunas personas, agrega…

“Creo que la política neoliberal, cuando se establece y se va ampliando, no es muy diferente a lo que pasa en Grecia, a lo que pasa en España, con lo que pasa en Puerto Rico, porque es la misma política. No es muy diferente a lo que pasa en Centroamérica, no es muy diferente a lo que pasa en México. Podemos verlo y se repite y se repite.”

¿Continúa palpando el sentimiento de desesperanza que recibía desde Puerto Rico del cual me habló hace un año?

“Creo que hay un déficit, lo vemos con la cantidad de puertorriqueños que quieren emigrar y la situación no es una muy buena que digamos. Cuando de Puerto Rico sale el recurso principal y la mayoría son personas que están bastante bien preparadas académicamente, son jóvenes y estamos perdiéndolos, eso en sí es algo que va a crear ese déficit de esperanza. A la misma vez yo creo que nosotros no hemos desarrollado un discurso político que pueda contrarrestar esa desesperanza. Por ejemplo, podemos mirar en Grecia y podemos mirar en España y podemos mirar en Escocia, donde se ha respondido en una forma bastante fuerte, Podemos en España ha hecho un buen trabajo, Syriza en Grecia hizo un buen trabajo y ahora vemos el movimiento nacionalista haciendo un trabajo fuertísimo. Pero la diferencia es ésta, a nosotros los puertorriqueños se nos presenta una válvula de escape, la emigración es una válvula de escape, salir de allí y llegar a Estados Unidos, el hecho de que estén acá ya se han divorciado de la realidad puertorriqueña.”

¿Cree que esta emigración de ahora desemboque en una nueva experiencia diferente a la que usted perteneció?

“Hay una diferencia, los momentos son diferentes y la emigración ésta no es una de gente pobre que están buscando un mejor medio económico. Antes se salía de Puerto Rico con la idea de que acá íbamos a estar mejor. La diferencia es que nosotros no éramos los que éramos indispensables, se podía salir de ellos. Pero esta nueva ola de emigrantes es bien diferente, vienen y van a tener mejores trabajos, mejores oportunidades y unas condiciones que han creado las luchas que se han dado, que les benefician. Ya hay un medio ambiente puertorriqueño, ya no hay una discriminación tan fuerte.

“Pero también podemos verlo desde un punto de vista positivo. Nosotros trabajamos para que haya una relación estrecha, haya unos lazos bien estrechos, entre Puerto Rico y la diáspora. Yo creo que es ahí donde tenemos que enfocar mucho, cómo el recurso natural, el recurso principal, el recurso humano que está en la diáspora puede seguir colaborando y fortaleciendo a Puerto Rico. ¿Cómo podemos llevar eso a que Puerto Rico se descolonice? Creo que sí, que se puede.”

La caminata por Oscar

¿Cuál es su impresión de la segunda Caminata, en esta ocasión por toda la costa?

“Yo digo que para mí me siguen llenando de humildad y sorprendiendo porque a pesar de las condiciones la campaña se ha fortalecido. Esa Caminata ha tocado a muchísima gente que de otra manera casi no se toca. Creo que si la primera fue buena, la segunda va a ser mejor.”

¿Tiene idea de alguna actividad que le llame la atención, que le gustaría que se hiciera o considere simpática?

“Nunca me he atrevido a decir ‘esto es lo que se tiene que hacer’, porque yo creo en la creatividad de las personas, si se le damos soltura las personas pueden ser creativas. Creo en el trabajo que se está haciendo. Lo importante en la vida y lo más importante en la lucha es el trabajo. Yo creo que el trabajo que se está haciendo es fructífero, no es un trabajo en vano, no es un esfuerzo en vano, sino que ha creado un impacto grande en nuestra Patria y creo que beneficia a la lucha.

“Lo más interesante para mí, creo que lo más importante, es ver que hay jóvenes que han respondido por primera vez a algo, por la Caminata o por el trabajo que se está haciendo a favor de la excarcelación. Algunas veces llegan cartas que me conmueven mucho y son bien esperanzadoras; tienen un valor único porque me ayudan a apreciar mejor lo que hay en Puerto Rico, a pesar de todas las condiciones, a pesar de todo y ese déficit de esperanza como que lo elevan un poquito, esos esfuerzos y especialmente en la juventud, en los adolescentes, en una juventud un poquito mayorcita, pero sus expresiones y el interés es bien sólido y bien genuino.”

Unir más al pueblo puertorriqueño

¿Algún mensaje en especial que quiera expresar al pueblo puertorriqueño?

“Una de las cosas más importantes que tenemos que enfatizar es cómo nosotros unimos más al pueblo puertorriqueño, cómo nosotros podemos desarrollar un discurso sano, un discurso robusto, un discurso ético, que sea digno de nuestro pueblo y verdaderamente ir al pueblo con la verdad, frente al pueblo con la verdad, lo necesitamos. Necesitamos una precisión de dónde está la verdadera fuerza, porque en Puerto Rico no está. Está en Washington, y si no luchamos, qué va a pasar.

“Creo que el discurso debe ser uno para todos. El independentismo debe fomentarlo, pero el discurso debe ser para el pueblo, me refiero al pueblo en general, Martí dijo que ‘para que un pueblo fuese libre tenía que ser un pueblo justo’. Es una cuestión de ser consciente de su potencial, de que nosotros podemos.”

Es decir, ¿que hace falta una voz que hable más positivamente?

“Creo que necesitamos las voces, no una voz, y que el discurso que nosotros generemos, el discurso que se fomente, creo que es la clave, porque no creo en batallas inútiles y no creo en atacar a otro puertorriqueño. Quiero llegar al verdadero enemigo. Como un organizador comunitario, una de las cosas de la práctica nuestra es que hay un enemigo y vamos a bregar con el enemigo, no vamos a inventarnos un enemigo, ése es nuestro enemigo, vamos a enfocar nuestras energías hacia ese enemigo y vamos a triunfar. Después que se identifica se hace fácil. Pero si nosotros comenzamos a pelear unos con los otros y la tirantez… porque definitivamente ningún gobernador de Puerto Rico, todos pertenecen al neoliberalismo, pero no tienen la fuerza para decir ‘eso no se puede hacer’, porque el hecho de que ellos sean los administradores de la colonia no se lo permite y para eso están ahí.”

Para concluir, Oscar se despide:

“Quiero que sepan que vivo profundamente agradecido de todos ustedes.”l