San Juan, 7 dic (INS).- El grupo puertorriqueño Calle 13 sacudió anoche a cerca de 25 mil boricuas con un espectáculo en el estadio Hiram Bithorn de la capital, que mostró a la banda en su máxima expresión y con su mensaje combativo de turno: pidió la excarcelación del preso político Oscar López Rivera y se refirió al recién aprobado impuesto al petróleo.
En una noche “familiar” en la que la “energía es diferente a otros países” y con un poder de convocatoria evidente que no busca “competir” ni transformar el espectáculo en una “olimpíada”, René Pérez (Residente) dejó en claro que las “necesidades de la gente son las mías” y puso el pie en el acelerador para demostrar en una transmisión a una treintena de países por Internet, y en más de dos horas, el caudal musical de Calle 13.
Sin tardanza, prendió al público con “Fiesta de locos”, tema con el que anticipó la ya reconocida y premiada solides del grupo y que antecedió al “Baile de los pobres”, con la que dio paso a “El aguante”, una excusa para enviar su primer mensaje de la noche, sobre aumento del impuesto al petróleo, que ya lo adelantaba con su camisa (“La crudita está mal cocida”).
Ante su gente, Residente exigió “devolver el dinero que le quitaron a los trabajadores en el bono de Navidad, dejar de cerrar escuelas, no dejár atras el proyecto del caño (Martín Peña)”, así como la excarcelación del preso político puertorriqueño Oscar Lóez Rivera, tras las rejas en EEUU durante ya 33 años.
Sin pausa, ofreció “Beso de desayuno”, no sin antes aclarar que “también escribo cosas bonitas”, y luego, para que corearan los asistentes, “Nadie como tú”.
Descamisado, el público meneó la “Cumbia de los aburridos”, mientras que Pérez pedía: “Suelten las cabronas cámaras y celulares y dense abrazos”, ante lo cual 25 mil almas entraron en una efímera catarsis, que concluyó cuando el cantante solicitó también que todos brincaran “por la gente que no está con nosotros”.
Ya era una fiesta, un torbellino musical que pedía agua, por lo que el artista mandó a la producción a lanzar botellas plásticas a la masa.
Apoyados en una cuidada parafernalia y con músicos de excepción, Pérez e Ileana Cabra (PG-13) dieron espacio para una nueva protagonista, Azul, la hija de Eduardo Cabra (Visitante), quien al piano acompañó en “Respira el momento”.
En “Adentro”, Residente pidió unas gafas a quien pudiera lanzarlas hasta el escenario, porque el tema lo ameritaba: “Adentro”, una ácida critica a los “dizque” raperos, “que si se ponen a ver bien las calles y los barrios pueden sacar cosas grandiosas”.
Luego, en “Pal norte”, PG-13 hizo gala de su calidad vocal y le dio intesidad a una canción que llamó a la lluvia, que se dejó caer por unos instantes, y que también fue el preámbulo para la aparición en el escenario de Robi Draco Rosa, con “Vuelta al mundo”, en coro con Ileana Cabra.
Tras “Multi_viral” y “Tango del pecado” llegó “Ojos color Sol”, que dedicó a su hijo Milo, pero tras la tierna interpretación despeinó con “Calma pueblo”, acompañado del guitarrista Omar Rodríguez, un show aparte.
En el epílogo, interpretó “Latinoamérica” -en las gradas se desplegó una bandera gigante de Puerto Rico-, “Atrévete”, con la que hizo un guiño al pasado (es una canción de 2005), y “Muerte en Hawaii”.
En el cierre, dejó el escenario para Clarisa López, la única hija del preso político boricua Oscar López Rivera, quien ante 25 mil personas y para más de una treintena de países para los que se transmitió el concierto por Internet, solicitó la libertad para su padre.
Fue el momento emotivo de la noche, con miles gritando “¡Libertad!”, pero para los fanáticos, la última sacudida fue una invitación: “Vamos a portarnos mal”. |