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Instrumentos “made in USA” de la sedición en Venezuela PDF Imprimir Correo
Escrito por Atilio Borón   
Lunes, 03 de Marzo de 2014 12:05

Atilio BoronSi hay una pregunta que resulta ociosa  –¡y hasta ridícula!– en relación a la situación imperante en Venezuela es aquella que se interroga sobre si Estados Unidos está jugando o no un papel en los desmanes y violentos disturbios promovidos por un sector de la oposición que transitó desde la protesta pacífica a la sedición, entendida ésta como toda acción que pretenda cambiar por la vía de la violencia el orden constitucional o las autoridades legalmente establecidas en un país.

Merced a su férreo control de la prensa gráfica, radial y televisiva la derecha vernácula y el imperialismo denuncian al gobierno bolivariano por acosar a la oposición y reprimir manifestaciones “pacíficas”, siendo que sólo lo ha hecho luego de que las fuerzas de seguridad del estado tolerasen toda clase de agresiones, de hecho y de palabra, y que los sediciosos se lanzaran “pacíficamente” a incendiar edificios gubernamentales, medios de transporte o a destruir centros de salud, escuelas o cualquier propiedad pública.

La pregunta es ociosa, decíamos, porque la injerencia de Estados Unidos en Venezuela obedece a la propia lógica del imperio: dado que Washington ejerce un poder global, planetario, si bien declinante, sería absurdo pensar que permanecería de brazos cruzados en un país que al día de hoy cuenta con la mayor reserva petrolera (comprobada por fuentes independientes) del planeta, superiores a las de Arabia Saudita y situado a pocos días de navegación de su gran centro receptor de petróleo importado, Houston. Estados Unidos se involucra permanentemente en todos los países, con variable intensidad según su significación geopolítica global. Como Venezuela tiene una importancia excepcional en este rubro no es casual que la Casa Blanca haya ejercido una permanente vigilancia e influencia a lo largo de todo el siglo veinte, para asegurar que la riqueza petrolera sería explotada por las empresas apropiadas; que luego del Caracazo intensificara su injerencia ante la certeza de que el viejo orden de la Cuarta República se estaba desmoronando; y que con la llegada de Hugo Chávez Frías al gobierno conspirara activamente para derrocarlo, primero promoviendo y reconociendo de inmediato el golpe del 11 de abril de 2002 y, fracasado este, impulsando el “golpe petrolero” de diciembre 2002-marzo 2003. Frustrado este nuevo intento y derrotado su proyecto continental, el ALCA en Mar del Plata, precisamente impulsado por Chávez Frías, Estados Unidos trató por todos los medios de acabar con Chávez y el chavismo. Pero nada de esto resultó como quería el imperio, y su intromisión en asuntos internos de terceros países sigue su curso. Quien tenga dudas consulte los datos aportados por Wikileaks o las revelaciones de Edward Snowden sobre el espionaje a escala planetaria, sobre aliados y enemigos por igual, practicado por la NSA, la Agencia Nacional de Seguridad.

Para intervenir en estos países Estados Unidos cuenta con un gran número de agencias e instituciones: algunas públicas, otras semipúblicas y muchas de carácter privado pero siempre articuladas con las prioridades de Washington. La CIA es la más conocida, pero  está lejos de ser la única; el Fondo Nacional para la Democracia (National Endowment for Democracy, o NED) es uno de sus principales arietes en esta campaña mundial. El NED es un “desestabilizador invisible”, como lo denomina un experto en el tema, Kim Scipes, de la Universidad Purdue. En una nota reciente este autor demuestra que pese a que el NED pretende pasar por “independiente”, fue creada por el Congreso de Estados Unidos durante la presidencia de Ronald Reagan (¡no precisamente un demócrata!) y gracias a un especial pedido de tan archireaccionario presidente. Cuenta para su funcionamiento con abultados fondos públicos, aprobados por el Congreso y entre los miembros pasados y presentes de su Directorio sobresalen los nombres de algunas de las principales figuras del establecimiento conservador de los Estados Unidos, como Henry Kissinger (según Noam Chomsky, el principal criminal de guerra del mundo); Madelein Albright;  Zbigniew Brzezinski; Frank Carlucci (ex Director Adjunto de la CIA); Paul Wolfowitz; el Senador John McCain; el inefable Francis Fukuyama y otros halcones de la derecha norteamericana. Uno de sus primeros directivos, Allen Weinstein, de la Universidad Georgetown admitió en una nota publicada en el Washington Post el 22 de Septiembre de 1991 que “mucho de lo que hoy hacemos nosotros fue hecho veladamente por la CIA hace 25 años.”[1] El NED opera a través de su núcleo central y de una red de institutos, varios de los cuales han estado actuando intensamente en Venezuela desde 1997, cuando la marea chavista aparecía ya como inexorable. Los principales son el Instituto Republicano Internacional (dirigido por McCain); el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales (dirigido por Albright);  el Centro para la Empresa Privada Internacional, manejado por la Cámara de Comercio de Estados Unidos; y el Centro Estadounidense para la Solidaridad Obrera Internacional, manejado por la AFL-CIO.

En el Informe Anual del NED correspondiente a 2012, que es el último disponible, se revela que tan sólo en ese año la NED destinó 1.338.331 dólares a organizaciones y proyectos en Venezuela, en temas tales como responsabilidad gubernamental, educación cívica, ideas y valores democráticos, libertad de información, derechos humanos y otros por el estilo. Pero aparte de ello en ese mismo año se le asignó 465.000 dólares para reforzar al movimiento obrero en América Latina mientras que el Instituto Republicano Internacional aportaba 645.000 dólares y el Instituto Nacional Demócrata para Asuntos Internacionales contribuía con otros 750.000 dólares. Estamos hablando de sumas oficialmente registradas aportadas por la NED. Es decir, la punta del iceberg, si se tiene en cuenta los aportes por debajo de la mesa hecho por la CIA, la NSA, la DEA y tantas otras agencias públicas, para ni hablar de los que proceden del mundo privado, por ejemplo la Fundación Sociedad Abierta de George Soros, o el Diálogo Interamericano, que también canalizan fondos y ofrecen asistencia técnica para “fortalecer la sociedad civil en Venezuela”, es decir, para organizar y financiar a la oposición antichavista inventando un Capriles o un López en ese país, o un Mauricio Rodas recientemente en Ecuador. Un cálculo hecho por Eva Golinger, abogada y especialista en la relación Estados Unidos-Venezuela, afirma que desde 2002 hasta la fecha los Estados Unidos han transferido por sus diversas agencias e instituciones “promotoras de la democracia y la sociedad civil” más de 100 millones de dólares para apoyar las actividades de la oposición al gobierno bolivariano. Todo esto no sólo en violación a la legislación vigente en Venezuela sino también a la que Estados Unidos tiene en su propio territorio, donde está absolutamente prohibido que organizaciones de terceros países financien a partidos o candidatos en las elecciones que tienen lugar en ese país. Pero la mentira y el doble discurso son dispositivos esenciales para el sostenimiento del imperio. Esto fue tempranamente advertido por Simón Bolívar, quien con su excepcional clarividencia sentenció que “nos dominan más por la ignorancia que por la fuerza.”

[1] Ver la nota de Scipes en http://www.counterpunch.org/2014/02/28/the-national-endowment-for-democracy-in-venezuela/

El "Rey de la Guarimba" conspirando con terroristas cubanos

Jean-Guy Allard
Rebelión


El venezolano Robert Alonso, el “Rey de la Guarimba”, en la finca de quien fueron detenidos más de 100 paramilitares colombianos en mayo 2004, conspira en Miami con connotados terroristas cubanoamericanos, según confirmó por inadvertencia un sitio web identificado a Luis Posada Carriles y a los elementos más violentos de los círculos locales generados por la CIA.

El sitio “Nuevo Acción” (sic) –publicado por Aldo Rosado Tuero, un nostálgico confeso de Franco y Mussolini- anuncia que “el líder opositor” Robert Alonso dirigió la palabra a un grupo selecto de terroristas cubanoamericanos en un “Almuerzo patriótico” convocado “en la Finca Media Luna”, en las afueras de Miami.

Alonso se dirigió a los presentes “para pedir la ayuda y la solidaridad de los combatientes irreductibles del exilio cubano a su campaña de incrementar la resistencia al desgobierno de Maduro”, reporta Nuevo Acción. “Robert explicó cómo funciona la “guarimba” y otras formas de lucha que él y un grupo de patriotas venezolanos están alentando”.

En la foto que acompaña el texto, aparecen Reinol Rodríguez, actual “jefe militar” de Alpha 66, José Dionisio Suárez y Armando Valladares, tres individuos con reconocida trayectoria en las filas de organizaciones conformadas por la Agencia Central de Inteligencia:

- Reinol (Reynol o Reynold) Rodríguez pertenece al pequeño grupo de paramilitares que rodean al terrorista internacional Luis Posada Carriles, en Miami.

Rodríguez pertenecio a la jefatura de la CORU, la organización terrorista CIA que integró el Plan Condor. Es el asesino de Carlos Muñiz Varela, radicado en Puerto Rico, tiroteado desde un carro en marcha el 28 de abril de 1979. El joven cubano dirigía entonces la Agencia de Viajes Varadero, en la capital puertorriqueña, y se dedicaba a organizar visitas de exiliados a Cuba en el marco de un proceso de acercamiento político.

- Dionisio “Charco de Sangre” Súarez Esquivel, fue condenado por el asesinato del ex ministro chileno Orlando Letelier, el 21 de septiembre de 1976. Arrestado en 1990, confesó su culpabilidad. Fue indultado por George W. Bush en el 2001, unos días antes del 11 de septiembre.

- Armando Valladares, era uno de los 17 terroristas detenidos el 24 de diciembre de 1960, en La Habana, en el medio de una cadena de atentados en cines y tiendas orientada por la CIA. En la redada se descubrieron tres fábricas de bombas y una importante cantidad de armas y explosivos .

Liberado después de varios años, Valladares se puso a disposición de la CIA que lo usó en una sucesión de eventos internacionales como “disidente cubano”.

En 2009, Valladares se sumó a los autores de una conspiración fascista, en Santa Cruz, Bolivia, para asesinar al presidente Evo Morales y fomentar una guerra civil. Apareció junto a los golpistas hondureños de la banda de Roberto Micheletti.

DE LAS “GUARIMBAS” AL COMPLOT PARA MATAR A CHAVEZ

Robert Alonso huyó de Venezuela en 2004, después del descubrimiento de un plan para asesinar al Presidente Hugo Chávez y el arresto en su finca, por los cuerpos de seguridad de Venezuela, de 153 paramilitares procedente de Colombia, que usaban uniformes de las fuerzas armadas venezolanas.

La operación se desarrolló en una zona bajo el control del entonces alcalde Henrique Capriles Radonski – hoy líder de la oposición - y contó con la complicidad de oficiales de las policías del territorio. Anteriormente, Alonso había participado con Capriles en el asalto a la embajada cubana, en las horas del golpe de Estado de 2002 .

Permanente promotor de actos de violencia en Venezuela, huyó de Venezuela con documentos falsos, por la frontera con Colombia, para instalarse luego en Miami, Florida, donde lo esperaban sus semejantes.

­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­­Hermano de la cantante y actriz cubano-venezolana María "Conchita" Alonso, radicada en Estados Unidos, Alonso inició las "guarimbas", las protestas callejeras violentas de la oposición golpista, que provocaron muertes y heridos en distintas partes del país.

Alonso se asoció a los militares golpistas de la plaza de Altamira, que llamaban a la insurrección contra el gobierno elegido de Chávez y fueron vinculados a actos de terrorismo contra el Consulado de Colombia, instalaciones diplomáticas de España y la Organización de Estados Americanos (OEA), en Caracas.

DISCIPULOS OBSESIVOS DEL COMISARIO ASESINO

De familia cubana rica que prosperaba bajo la dictadura de Fulgencio Batista, Robert Alonso, salió de la isla caribeña con solo 11 años de edad, para radicarse en Venezuela. Típico hijo de papá, estudió en Deer Park High School (Deer Park, Washington State), en Kinman Business University (Spokane, Washington State), en la Höchschuler für Fernsehen und Film (Munich, Alemania) y en Comunicación Social en la Universidad de Aberdeen (Aberdeen, Escocia). La aparición de Alonso en las páginas de Nuevo Acción surge mientras se revela en Venezuela la existencia de una serie de correos remitidos por el asesor político ultraderechista Juan José Rendón, la diputada opositora María Corina Machado y Ricardo Koesling, en los que brindan detalles sobre los planes desestabilizadores en contra del gobierno venezolano.

Koesling, conocido en Venezuela por su participación en los hechos violentos contra la embajada de Cuba en 2002, es un socio de siempre de Luis Posada Carriles. En 1976, estaba ya en la sombra del agente CIA empotrado en la DISIP cuando ordenó, desde Caracas, la destrucción en pleno vuelo de un avión cuabano. En el 2000, Koesling se comunicaba con Posada, preso en Panamá por terrorismo. Hoy día, sigue de enlace con la comunidad de asesinos CIA de la metrópolis de la Florida, por cuenta de la conexión venezolana.

Este mecanismo golpista al cual pertenece Alonso que se extiende hasta Colombia y a los círculos ultraderechistas representados por Álvaro Uribe Vélez, tiene en Miami muchos otros actores que ya han demostrado su voluntad de recorrer, sin escrúpulo ninguno, a la violencia para acabar con la digna herencia de Hugo Chávez.

Todos se reconocen en Posada Carriles, el ex Comisario Basilio de la DISIP, quien durante tantos años, en Caracas, torturó, desapareció y asesinó a decenas de jóvenes revolucionarios venezolanos que soñaban con una Venezuela nueva liberada de sus predadores.
 

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