El XVIII Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes concluyó este viernes 13 de diciembre en Quito, Ecuador, después de una semana de debates e intercambios de ideas entre millares de jóvenes de cerca de 90 países.
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El Parque Bicentenario, antiguo aeropuerto de Quito, fue el lugar de la clausura del evento, donde fue emitida una declaración final.
Temas como la crisis del capitalismo, el acceso a la educación, el derecho a la salud, el extremismo religioso, la cultura, y otros problemas acuciantes del mundo actual fueron discutidos durante los siete días del festival.
La corte popular del Tribunal Atiimperialista, instalado habitualmente en cada edición del Festival, necesitó dos días para recibir todas las demandas presentadas por los jóvenes, y que abarcaron desde la injerencia norteamericana en Venezuela, el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, y la ocupación británica de las Malvinas, hasta las denuncias de fraude electoral en Honduras y el terrorismo de Estado en Colombia.
También se demandó la independencia de Puerto Rico y la libertad para los presos políticos de esa isla caribeña, convertida en un estado libre asociado de Washington.
Ecuador, por su parte, expuso el caso de la transnacional estadounidense Chevron, que se niega a indemnizar a miles de ecuatorianos por el daño ambiental que provocó su filial Texaco en la Amazonía del país andino.
El texto con el veredicto fue leído por el presidente del tribunal, el abogado argentino Beinusz Izmukler, quienes instaron a que los autores materiales de esos actos sean juzgados y condenados, y se declara persona no grata a los políticos de los estados considerados agresores
La decimoctava edición del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, cuarto que se realiza en América Latina después de los dos celebrados en Cuba (1978, 1997) y Venezuela (2005), estuvo dedicada al desaparecido presidente Hugo Chávez, al líder de la Revolución liberal ecuatoriana, Eloy Alfaro, y al independentista ghanés Kwane Nhkrumah.
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