En los pasados días fuimos testigos nuevamente del impacto del yugo colonial en la isla. Se avecinaba un aumento más en la leche fresca que llegaría a nuestros hogares.

Con ese aumento, subiría el cafecito, la avenita y otros derivados de la leche que día a día el puertorriqueño común compra a diario en las cafeterías del País. En un ánimo de salvador, el Gobernador y su equipo de trabajo dirigido por la señora Ingrid Vilá, aportaron la pequeña suma de cincuenta y ocho millones de dólares para evitar el aumento.  “Esta administración ha logrado detener el aumento de la leche en Puerto Rico” algo así decía el Gobernador. Al parecer, la única motivación de esta Gobernador era detener dicho aumento  para que no hubiera futuras acusaciones de que bajo su administración subió la leche. Es por eso que invierte tan alta cantidad de fondos públicos en subsidiar el antojo de algunos millonarios.

Es bien sabido que Suiza Dairy controla el 75% del procesamiento y distribución de la leche en Puerto Rico. El restante 25% le pertenece a  Tres Monjitas. Suiza Dairy suple leche a supermercados, colmados y escuelas alrededor de toda la Isla. Esto representa una ganancia exorbitante para dicha compañía. Es también de conocimiento general que esta compañía le pertenece a El Grupo Gloria, quienes no solo controlan el mercado en Puerto Rico, sino también son dueños de Garrido & Compañía, Pil Andina en Bolivia, Lechera Andina en Ecuador, Algarra en Colombia y Compañía Regional de Lácteos en Argentina.

La reacción de este Gobierno denota la inconsistencia, la falta de planificación, la improvisación y la poca imaginación para hacer de Puerto Rico un lugar viable. Al igual que sucedió con los bancos en los Estados Unidos, el Gobierno de Puerto Rico, vino a financiar las ganancias de unas compañías que su único interés es el lucro corporativo. Lo peor del caso, en tiempos donde han gritado a los cuatro vientos que el país está falto de capital. A su vez, haciendo alardes de su incapacidad y su improvisación, el Gobierno “rescata la industria lechera” y por otra parte pone en riesgo la misma al no detener la planta incineradora que ponderan ubicar en el Municipio de Arecibo, planta que asegurará contaminar la producción de la materia prima de la industria “salvada”. Contradicciones son las que se viven en un sistema controlado por los intereses capitales, pero siempre la peor parte nos toca los muchos. Esto no para ahí, con el regalo hecho a las procesadoras, los ganaderos reclamaran lo suyo. Ya Alejandro Meléndez, abogado de los ganaderos habló de que éstos exigirán su aumento también. La pregunta  a hacerse es: ¿Quién sufragará el aumento solicitado por los ganaderos? ¿Será el Gobierno?

Asuntos como estos muestran al país la falta de un proyecto real de País de parte de los rojos y azules. La solución viable a este gran problema es la nacionalización tanto de las ganaderías, como de las procesadoras. Puerto Rico, no puede seguir sufriendo los intereses de un sector de la población que solo piensa en ellos y no piensan en el Pueblo. La matemática es simple, en la medida que el Estado sea dueño de las producciones, no habrá quienes estén pensando en el lucro personal, ni corporativo, ya que será al Estado donde pararán las ganancias.

Por lo pronto, aquí seguimos evaluando privatizar a Autoridad de Energía Eléctrica, privatizando el Aeropuerto, las carreteras y financiando el desastre de las empresas privadas. Allá vamos, de mal en peor.