La Fundación Filiberto Ojeda Ríos denuncia y repudia el vil e irrespetuoso acto de destrucción del busto de Filiberto Ojeda Ríos que se encontraba en el Paseo de los Insignes, en la Avenida Bolívar, en Caracas.
Personas maliciosas y contrarias a los gestos de hermandad entre el pueblo venezolano y el pueblo puertorriqueño han dejado huella criminal al violentar y desacralizar este símbolo de solidaridad revolucionaria con el cual Venezuela honró al patriota puertorriqueño, que fuera asesinado por las fuerzas del FBI estadounidense el 23 de septiembre de 2005. El busto de Filiberto, inaugurado el 25 de mayo de 2007, en una actividad convocada por el entonces Alcalde de Caracas, Freddy Bernal, es uno de los que figuraba en el Paseo de los Insignes, cerca de la Estación Nuevo Circo. Junto al busto de Ojeda Ríos, se encontraban los de figuras como José Inacio Abreu e Lima, Ernesto Guevara de la Serna (El Che), Manuela Sáenz, Ezequiel Zamora, Emiliano Zapata, Augusto Sandino, Farabundo Martí, Martin Luther King, Jr. y Oscar Arnulfo Romero. Además del busto de Ojeda Ríos, también fue destruido el de Monseñor Oscar Arnulfo Romero, salvadoreño. La Fundación Filiberto Ojeda Ríos ha expresado su apoyo incondicional y su solidaridad plena con el pueblo venezolano, con la Revolución Bolivariana, con el comandante Hugo Rafael Chávez Frías y con el presidente Nicolás Maduro Moros. Personas contrarias a esa relación han recurrido a estas ruines acciones, en un intento por destruir las relaciones de hermandad entre países latinoamericanos y caribeños. Es significativo que los dos bustos destruidos corresponden a pueblos que han manifestado solidaridad con la Revolución Bolivariana y se han pronunciado recientemente en apoyo inequívoco al presidente Nicolás Maduro. Denunciamos, además, la persecución del gobierno de Estados Unidos contra la compañera Elma Beatriz Rosado, esposa del dirigente asesinado. Tras sus viajes a Venezuela, Cuba y Nicaragua, ha sido acosada y hostigada al retornar Puerto Rico. Rosado viajó a Venezuela a fines del pasado mes de marzo, para participar en el Encuentro Internacional de Intelectuales, Artistas y Luchadores sociales En defensa de la Humanidad, y tras su regreso a Puerto Rico fue detenida por agentes federales de aduanas, quienes la despojaron de múltiples documentos personales, su teléfono celular y otras pertenencias. La Fundación Filiberto Ojeda Ríos repudia estas acciones y reafirma su compromiso solidario con la Revolución Bolivariana, ratificando la relación intrínseca e indestructible entre nuestros pueblos. Fundación Filiberto Ojeda Ríos San Juan, Puerto Rico 21 de abril de 2013
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En ocasión de develarse el busto en Caracas de nuestro héroe Filiberto Ojeda Ríos, la compañera del MINH Vilma Soto Bermúdez, puertorriqueña radicada en Venezuela, escribió esta reseña del acto oficial para el Portal ALBA y que compartimos hoy con ustedes.
Develan Busto de Revolucionario Puertorriqueño en Caracas 25 de mayo, 2007 Filiberto Ojeda Ríos junto a otros grandes revolucionarios de la Patria Grande
Por: Vilma Soto Bermúdez De: Portal ALBA
Con un sol apaciguado por benignas nubes y la fresca brisa del Ávila avivando banderas y esperanzas de Patria Grande, en la mañana del 25 de mayo en la Caracas del Libertador, se develó el busto de otro revolucionario, esta vez, puertorriqueño: Filiberto Ojeda Ríos.
El acto de develación del busto del Comandante del Ejército Boricua de Liberación-Macheteros en el Bulevar de los Insignes ubicado en la avenida Simón Bolívar, estuvo llena de momentos emotivos desde la apertura, cuando el grupo de camaradas boricuas levantó el puño izquierdo y entonó a viva voz su himno revolucionario.
Salvador Tió, miembro destacado de la Coordinadora Latinoamericana Caribeña de Puerto Rico, hizo una fiel semblanza del revolucionario puertorriqueño abatido por las fuerzas del FBI el 23 de septiembre de 2005, justo cuando se conmemoraba la fecha patria libertaria del Grito de Lares.
Filiberto Ojeda Ríos fue el dirigente del Ejército Popular Boricua-Macheteros, guerrilla puertorriqueña organizada al calor de los años 70 y que ha mantenido en jaque al imperio de Estados Unidos.
Indicó que “Filiberto se merece estar entre los grandes” y que el patriota “es símbolo de la resistencia del pueblo puertorriqueño” a la invasión imperialista del 1898. Conmovido, expresó que el desaparecido comandante, “era un hombre tierno, amoroso, y su mirada delataba ese sentimiento profundo por su pueblo.”
Tió concluyó su panegírico señalando que algún día se le conocerá a Filiberto Ojeda “como uno de los padres de la revolución e independencia de Nuestra América.”
Por otro lado, Elma Beatriz Rosado, viuda del comandante guerrillero, luego de dar las gracias por la acogida del pueblo venezolano a la delegación puertorriqueña presente en el acto, al presidente Hugo Chávez Frías por su solidaridad hacia la Isla y al alcalde del Municipio Libertador, Freddy Bernal por el reconocimiento a Filiberto, a veces, con voz entrecortada o emocionada, dio a conocer un poco más del pensamiento bolivariano de su compañero, con el que vivió en la clandestinidad durante 15 años.
“Filiberto dio a conocer en Puerto Rico la Revolución Bolivariana”, dijo. Deshilvanando recuerdos narró que cuando “Chávez comenzó, Filiberto empezó a estudiar el proceso venezolano y a la figura del comandante. Filiberto se convenció de la honestidad del presidente y vio en él una esperanza para los pueblos, no solamente el venezolano, sino, para toda la América.”
Hizo énfasis en los innumerables comunicados a favor de la Revolución Venezolana que fueron redactados por el comandante Ojeda y mirando hacia la enorme foto que mostraba la serena sonrisa de quien fuera su compañero de lucha, conminó al público a verla. En ese instante, hablándole a la concurrencia, le hizo notar la mirada de Filiberto, una mirada llena de luz, “la misma del presidente Hugo Chávez.” Rosado repitió al pueblo venezolano lo que una vez le dijo al propio comandante Hugo Chávez: “Si nos necesita, cuente con nosotros, estaremos ahí, para lo que sea, cuando sea, cuenten con nosotros.”
Señaló además, que Ojeda participó en las luchas de otros pueblos, como el de Cuba y República Dominicana. Al traer esto a colación, rememoró las guerras libertarias de América, en las que nunca ha faltado un puertorriqueño que participara y muriera por ellas. “Todos los países tuvieron su independencia, nosotros no, por eso les pido que nos ayuden ahora”. Cabe destacar que el propio comandante y presidente cubano, Fidel Castro Ruz, fue el orador principal en La Habana, al develarse en esa capital, una tarja que honra a Filiberto Ojeda.
Refiriéndose al asesinato de Ojeda Ríos y el efecto que ésta produjo en Puerto Rico, afirmó que en la Isla, no se ha echado al olvido y cada 23 de cada mes, la memoria del comandante guerrillero es recordada en algún municipio del país con actos artísticos y educativos. “Él estaba seguro que lo matarían, pero eso no limitó su compromiso con la lucha por la independencia”, añadió.
Para concluir, parafraseó unos versos de una canción dedicada a Filiberto en un mensaje a los esbirros del FBI, “Habrán matado mi cuerpo, pero cómo podrán matar mi espíritu”…
Por su parte, el alcalde Freddy Bernal, abundó sobre la solidaridad entre los países de América, “desde el Río Bravo hasta la Patagonia” y en especial la solidaridad hacia Puerto Rico, el sueño inconcluso del Libertador, destacando al referirse a Ojeda, que “en Venezuela hay hombres y mujeres que comparten su bandera, su angustia, sus luchas y sueños de libertad, independencia y democracia.”
Añadió que “Filiberto dedicó toda su vida a la reivindicación e independencia del pueblo de Puerto Rico. Por eso le hacemos este reconocimiento a la lucha de este hombre, a las banderas que levantó y a su entrega a la patria”.
Por último, entregó a Beatriz Rosado un reconocimiento post mórtem al comandante asesinado: La Orden Juan Francisco de León, el primer canario-venezolano que en 1749 se alzó en contra de los poderes coloniales.
El busto de Filiberto Ojeda acompaña a los de otros revolucionarios de Nuestra América que han dado su vida por la libertad y la revolución verdadera.
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