Es el dolor de la muerte que se empoza en el alma aguerrida y acongoja el espíritu. Con ese sentimiento se vio al Cónsul del Gobierno Bolivariano de Venezuela en Puerto Rico, Jesús Sevillano Ferraz, al día siguiente al fallecimiento del presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías.
Un torrente de tristeza se abalanzó sobre él empolvándole el espíritu de profunda tristeza. No tenía palabras que expresar que no fueran las del recuerdo de la vida y el legado de a quien llamó “otro Libertador. Así se le debe recordar al Presidente Chávez”, insistió, reconociendo la gran admiración de Chávez por Simón Bolívar, a quien siguió en sus pasos.
¿Cómo ha sido recibir la noticia del fallecimiento de Chávez desde lejos, sin poder estar en Venezuela junto a ese pueblo que como usted y muchos millones más, llora su partida física?, le pregunté al Cónsul con solemne respeto en una pequeña oficina del Consulado. “Esta función me la delegó directamente mi querido hermano, el presidente comandante Hugo Rafael Chávez Frías”, contestó casi murmurando y con voz entrecortada el Cónsul. “Lo primero que nos dijo y lo primero que dijo el (entonces) Vicepresidente (actual Presidente Encargado, Nicolás) Maduro por órdenes del presidente Chávez, es que teníamos que seguir trabajando, que teníamos que seguir honrando el pueblo, ayudando al pueblo. Ese pueblo que él tanto quiso, que él tanto amó, que él tanto necesitó, porque él era un náufrago del pueblo, uno más del pueblo. Por eso se dice y lo seguiremos diciendo siempre, que mientras haya un pobre, un niño necesitado, una mujer, alguien que no se pueda valer por sí mismo, ahí estará presente Chávez no solamente en espíritu, sino que estará Chávez, porque cada uno de nosotros sigue siendo Chávez. Chávez con su muerte se ha multiplicado, yo diría que no en miles, sino en millones. Porque no es solamente en el pueblo de Venezuela, es en todos los pueblos del mundo. Desgraciadamente los pueblos del mundo están llenos de pobreza y mientras haya un pobre, ahí estará Chávez. Cada uno de nosotros va a ser Chávez y esa es la honra más grande que vamos a tener. En estos momentos de dolor, de angustia, de pesar, de gran pesar porque nos cuesta trabajo entender la situación porque estábamos tan acostumbrados a ser guiados por él, tenemos que tener conciencia que él nos sigue guiando y que ya no es un solo Chávez. Ya somos muchos Chávez. Todos somos Chávez.
¿Qué fue lo que logró Chávez en el pueblo venezolano para alcanzar ese cambio social que le agradecen millones de personas que se desbordan en las calles de Caracas llorándolo y acompañando su féretro? “Es que no es solamente el pueblo de Venezuela, es toda nuestra América, es todo el Caribe, es todo el Medio y Lejano Oriente, es todo el mundo libre. En África quieren a Chávez y lo tienen como un Dios. Es en todas partes. La gente a veces tiene la suerte, y nosotros la hemos tenido tal vez por la cuestión geográfica, de tener un Simón Bolívar y tenemos la suerte de tener otro libertador que se llama Hugo Chávez Frías. Pero él no se sentía así. Él se sentía igualito que cualquiera otro, él se sentía un excluido más. Por eso es que yo pido que los jóvenes piensen que tienen que ser ellos y constituirse en la salvación de este mundo, de la humanidad entera. Los jóvenes son los que tienen que tomar las riendas, porque ya nosotros, aunque tengamos todo el querer, toda la buena disposición de hacer cosas, ya estamos finalizando y ellos están empezando. Tienen que entender que de ellos va a depender el futuro de la humanidad y la humanidad no puede seguir como está en la actualidad. La humanidad no puede seguir trabajando para un grupito que tiene todo el dinero del mundo para ellos vivir mejor, para ellos tener más agua, más electricidad, todos los negocios del mundo. No. Tiene que haber igualdad, la conciencia de que los pueblos se necesitan entre sí. Que tenemos obligatoriamente que vivir más cerca del pasado. Porque si no hay pasado es que no hubo historia. No se puede vivir exclusivamente del presente, hay que vivir un presente para poder tener futuro. El mundo necesita un futuro. Tenemos que trabajar para nosotros y repartir lo poco que tengamos, que no haya gente que se acueste sin comer. En Venezuela tenemos un 98.9 por ciento de gente que come tres veces al día. Hay un grupito que no come sino dos veces al día y eso nos tiene sumamente preocupados, porque tenemos que comer siquiera tres veces. Que se coma poco, no importa, pero que se coma. Que se aprenda. Que la gente tenga derecho a trabajar, a tener salud, a ser feliz, a poder aprender, a trabajar con sus hijos para que puedan vivir bien y tengan lo que ellos no tuvieron. Eso es lo que tiene que ser el futuro de la humanidad.”
¿Cree usted que ese sentirse pueblo, venir de un origen sumamente humilde como el de Chávez fue lo que, junto a su proceder en favor de esa masa de gentes olvidadas, logró cautivar el corazón de los venezolanos? “Para él eso no era algo estudiado ni algo difícil, sencillamente él era así. Él era del pueblo, venía de muy abajo. Él sentía a ese pueblo y vivía como uno más del pueblo. Él nunca tuvo la menor ni la más remota idea de enriquecerse. Jamás le pasó por su mente que él tenía que tener más derechos que los demás. Lo que hizo fue tratar de cultivarse. Por eso siempre le pedía a los jóvenes ‘estudien, aprendan, lean’. Hay que leer, hay que aprender, hay que vivir y hay que tener conciencia, como dice el gran escritor nuestro Gustavo Pereira, de que a cada quien, como dijo nuestro señor Jesucristo, según sus necesidades, y de cada quien según sus posibilidades.”
¿Cuánta visión de esa dejó Chávez como legado en su pueblo? “Mira, el pueblo, igual que todos nosotros, actualmente está totalmente confundido, totalmente triste, pero en el fondo tiene la conciencia de saber que ya no debe tener miedo. El miedo es algo que nos inventan a nosotros los poderosos para que hagamos lo que ellos quieren. Nosotros no tenemos por qué tener miedo porque estamos unidos, porque somos más fuertes que ellos. Allá ellos con su conciencia que con todo el dinero que tienen no pueden sentirse libres. Nosotros sí nos sentimos libres porque no le hacemos daño a nadie, porque no nos interesa el dinero ni el poder. Lo que queremos es que todos vivamos en sana paz y tranquilidad y podamos ayudarnos unos a los otros.”
¿Cuál es el legado de Chávez a la humanidad? “Chávez fue otro libertador. Hugo Chávez se inició y empezó a creer en este mundo cuando conoció que existió un ser llamado Simón Bolívar. Lo estudió profundamente, lo vivió, hizo lo que él hizo, dijo lo que él dijo. ¿Qué significa eso? Que se convirtió en otro libertador, y no estoy exagerando, es otro libertador. Por eso vivirá en el corazón de todos los seres que creemos que este mundo va a ser muy feliz cuando no existan cerraduras, ni pasaportes, ni los controles que hay en los aeropuertos y los puertos. Que todo el mundo pueda pasar de un sitio a otro sin que lo mire y le diga que porque nació en un país o en otro no tiene derecho a entrar aquí o a allá. Cuando no haya envidia. Cuando todos tomemos conciencia de que somos iguales. Porque eso fue lo que predicó nuestro señor Jesucristo, una iglesia de pobres. Pobres de cuestiones materiales, no de espíritu, porque el espíritu no nos lo podrán quitar nunca, como jamás nos podrán quitar el espíritu de Hugo Rafael Chávez Frías.”
¿Cómo ve usted el nombramiento de Nicolás Maduro, la persona a la que Chávez proclamó como su sucesor? “Nicolás Maduro viene de bien abajo también. Él era chofer y era sindicalista, pues. No sindicalero, como le dice ahora la extrema derecha. Él, muy inteligente, dirigió el sindicato de los empleados del metro y manejaba uno de los autobuses.”
¿Cómo llega Maduro a vincularse con Chávez? “Él lo conoció cuando era sindicalista, cuando empezó el movimiento MBR-200 (Movimiento Bolivariano Revolucionario fundado por Chávez en 1982) y se dio cuenta de quién era. Empezó a aprender de Chávez y entonces se convirtió en un hijo, un hermano, un amigo y Chávez lo enseñó. Desde entonces viene Chávez preparándolo, así como preparó a Diosdado Cabello, al hermano de Diosdado, así como preparó a una cantidad enorme de personas mayores y menores que él. Les ha enseñado a no tener odio, a tener amor, a tener conciencia. Por eso ha hecho una revolución, en la que le han reclamado por qué no metió preso o mandó a matar a la oposición. ‘No, todo lo contrario’, decía Chávez. Nosotros lo que tenemos que hacer es perdonar. Perdonar es una de las acciones más difíciles. Perdonar cuesta mucho, pero hay que aprender a perdonar. Hay que perdonar y enseñar a la gente que todo se puede lograr a base de cariño, de amor, de pasión. No tener odios de ninguna especie, sino tratar de que al que no piense como nosotros, respetarlo. Y si después quiere venir a trabajar con nosotros que venga. A todos hay que aceptarlos, pero todo el mundo tiene derecho a pensar como quiere. Pero al menos tenemos que respetarnos. Eso es lo único que se pide, que haya un respeto y que se trabaje juntos, y que primero es la patria. Después debemos pensar que la patria es grande, y después más grande hasta que lleguemos al mundo entero, para que así pensemos que todos somos iguales.”
Hemos escuchado consistentemente cómo se pedía por los portavoces oficiales del gobierno que se orara por la salud de Chávez. ¿Cuán presente ha estado la fe cristiana en el gabinete del Gobierno Bolivariano? “El Presidente era un católico ferviente, la mayoría de nosotros somos católicos. Venimos de esa religión que no es perfecta porque lo único perfecto es Dios. Cada uno de nosotros tiene sus errores pero cada uno de nosotros tiene que aprender a llevarse por algo que nos indique y que uno tenga conciencia de que está por encima del intelecto humano. Y el único que puede estar por encima del intelecto humano es Dios. Entonces vamos a tratar de imitarlo, vamos a tratar de ser buenos. Eso no es fácil, porque la soberbia es muy típica, la envidia es muy típica, pero eso no puede ser mejor. El odio no puede ser mejor que el amor y el cariño. Hay que querer a los niños. ¿Cómo se le va a hacer daño a un niño, a un joven? Ahora los jóvenes pasan a la juventud sin pasar por la pubertad, sin pasar por esa etapa tan bella. Las niñas ahora no juegan con muñecas después de los nueve años. Los niños no quieren jugar, quieren ser hombres. Entonces, ¿qué es lo que les queda? El flagelo más grande que tiene la humanidad que es la droga. Un niño que piense, que tenga la querencia de la familia, que ha sido niño y ha pasado todas las etapas, evidentemente no llega jamás a ser mala persona, sobre todo si tiene la guía familiar. Eso es lo más hermoso. Yo todavía recuerdo y huelo y oigo la voz de mi abuelita. De mis cuatro abuelos solamente conocí a mi abuela materna. Todavía huelo su cama, sus almohadas. Oigo la voz de mi madre, de mi padre, los oigo con el mayor amor del mundo. Un día le dije a mi esposa, que me había preguntado con quién dejábamos a los muchachos, le respondí que por qué no le decíamos a mi papá, y mi papa ya tenía 40 años de muerto. ¿Cómo sería la cuestión mental con mis padres que le digo a mi esposa que por qué no le decíamos a papá que los cuidara? Y mi señora se me quedó viendo, y bueno, me hizo un cariño. Ahí fue que caí en cuenta de lo que le había dicho. ¿Por qué? Porque estaba pensando en la maravilla de padres que yo tuve, gracias a Dios. Eran pobres, muy pobres de cosas materiales, pero de cosas espirituales no. Si no fuera por las cosas espirituales, no los recordaría como los recuerdo.”
¿Cómo se le hace el merecido homenaje a esa figura de Chávez tan importante para ese cambio radical que ha vivido Venezuela, que se ha esparcido como inspiración a Latinoamérica y al mundo entero en favor de los pobres, excluidos, de los que nadie escucha, de los olvidados, de los que han tenido pocas posibilidades? ¿Cómo ustedes, funcionarios del gobierno, le van a hacer el homenaje? “Trabajando, trabajando duro, sin tener apetencias de egoísmo, sin pensar que vamos a trabajar porque vamos a tener veleidades de rico, porque vamos a estar por encima de los demás. No, sencillamente trabajar. Trabajar porque todos somos iguales que los demás. Con la mayor humildad, sin decir ‘yo soy esto y yo merezco esto porque soy Ministro o Viceministro o porque soy Embajador o Cónsul, o Policía, o Portero’. No, todos somos iguales. Trabajar, trabajar, trabajar con el mayor amor y con el mayor cariño como lo hizo él. Ese es el mejor homenaje que podemos hacerle.”
¿Es ese amor y ese cariño por su pueblo y por la humanidad el mayor legado que les deja su Comandante? “Eso es lo mejor. Fíjate que te hablé de mis padres y lo comparo a él como padre y yo le llevaba 22 años. Pero él es como un padre para todos nosotros, como un hermano, como un amigo, como un ser indispensable. Entonces, el mejor homenaje que podemos hacer es seguir con sus enseñanzas, con toda la humildad posible y sin pensar que somos mejores porque estuvimos cerca de él. Tuvimos sencillamente la maravillosa suerte de haberlo conocido, de haber trabajado con él, de haber colaborado con su obra y vamos a seguir colaborando, vamos a seguir trabajando pero sin tener indulgencias en ese sentido. Sencillamente, sin que nadie se entere, sin pedir y sin exigir, sino tratando de ayudar a los demás.”
¿Si en este momento pudiera decirle algo a su Presidente Chávez, qué le diría? “Hermano, has triunfado en la vida porque has ayudado a los demás. Has sido un gran guía. Tu paso por la vida ha sido lo más exitoso que puede tener un hombre porque ayudaste a los demás sin tener en lo absoluto nada de envidia, ni de odio, ni de desamor. ¡Eres un libertador!
En la foto: Don Jesús Sevillano Ferraz, Cónsul de la República Bolivariana de Venezuela en Puerto Rico. Foto por: Alina de Lourdes Luciano/CLARIDAD |