Estados Unidos se ensaña con Óscar López Rivera. Este 5 de enero cumplió 70 años de edad y casi 32 años de encarcelamiento en Estados Unidos acusado de sedición contra el gobierno colonial de EEUU en Puerto Rico. El preso político que más años lleva entre rejas es caribeño.
Eduardo Villanueva Muñoz no deja de repetir la enésima contradicción en la que incurre el premio Nobel de la Paz y presidente de Estados Unidos, Barak Obama. Para el portavoz del Comité Pro Derechos Humanos de Puerto Rico es inconcebible que Obama se horrorice ante los abusos cometidos contra el líder político sudafricano Nelson Mandela, quien estuvo 27 años encarcelado por su lucha en contra de la exclusión racial, y sea indiferente ante el caso de López Rivera, que en mayo próximo cumplirá 32 años de encierro en prisiones de Estados Unidos, según reseña INS.
Óscar López Rivera, desde su encierro, hizo público un mensaje de dignidad y resistencia con motivo de su cumpleaños en el que daba gracias a la vida por haberle enseñado “que ella es lucha toda, que si pretendo vivir tengo que luchar y luchar si pretendo vivir”. “La celebro [la vida] y le doy gracias por haberme expuesto a experimentar en carne y hueso los prejuicios, la discriminación y el racismo por ser boricua, por mi piel oscura, por mi tamaño, por no saber hablar inglés y hasta por hablar español ‘chapiao’ para que aprendiera una grata lección – que la única raza es la humana y que todos los humanos somos falibles e imperfectos”.
El preso puertorriqueño, que luchó en Vietnam con las tropas estadounidenses y que tiene un largo recorrido de trabajo comunitario, califica la lucha por la independencia y soberanía de Puerto Rico como “la causa más justa y noble” que conoce y habla de su encierro: “La celebro y le doy gracias por haberme permitido sobrevivir más de 3 décadas en los gulags sin desviarme del sendero escogido y con mi espíritu y voluntad mas fortalecidos que antes de estar preso”.
Su nota termina con un “en resistencia y lucha” y es que su compromiso y dignidad política ha superado, incluso, lo imaginable. Así debieron pensar muchos cuando Óscar López Rivera rechazó en 1999 una medida de gracia concedida por el entonces presidente de EEUU, Bill Clinton, a 12 de los 15 prisioneros políticos que cumplían pena en cárceles federales. Óscar López protestaba así por el hecho de que la medida no cobijara a sus compañeros Haydee Beltrán y Carlos Alberto Torres (con sentencias de 29 y 30 años). Más tarde, tras el cumplimiento de las penas de esos dos compañeros, se presentó ante una Comisión de Libertad bajo Palabra que desoyó las 40.000 cartas de ciudadanos puertorriqueños pidiendo su excarcelación; el endoso de varias iglesias y denominaciones evangélicas, las resoluciones de la Cámara de Representantes de Puerto Rico en el cuatrienio del 2000 al 2004, del Senado de Puerto Rico en el cuatrienio del 2004 al 2008, el apoyo de cuatro ex gobernadores de Puerto Rico; además, la solicitud de excarcelación por parte de Premios Nobel de la Paz (Rigoberta Menchú, Adolfo Pérez Esquivel y el obispo Desmond Tutu).
El hecho es que ahora, si nada cambia, tendrá que estar en prisión hasta los 83 años lo que, en la práctica, es una pena de muerte civil a todos los efectos. Por eso, el presidente del Comité Pro Derechos Humanos de Puerto Rico, Eduardo Villanueva Muñoz, instó hoy a los dirigentes de los tres principales partidos políticos del país a que soliciten una reunión con Barack Obama, con el fin de demandar la liberación del prisionero político puertorriqueño.
¿Quién es Óscar López?
Tal y como se recoge en la página en internet Libertad para Óscar, López Rivera nació el 5 de enero de 1943, en el pueblo de San Sebastián, Puerto Rico. Se mudó a Chicago cuando tenía 14 años de edad. Peleó en Vietnam y fue condecorado con una Estrella de Bronce. De vuelta a Chicago, se sensibilizó al problema del discrimen racial y se unió a la lucha para mejorar la calidad de vida en las comunidades, participando en la organización y fundación de instituciones educativas y culturales. Fue un organizador comunal destacado y como parte de sus intentos para mejorar las condiciones de vida de su comunidad, participó en actos de desobediencia civil y de militancia pacífica.
En 1976, comprometido con la causa de la independencia de Puerto Rico, ingresó al clandestinaje. En 1981 fue arrestado y acusado de conspiración sediciosa y de pertenecer a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) y sentenciado a 55 años. Luego de fabricarle en prisión un caso de fuga, la pena impuesta se convirtió en una desproporcionada sentencia de 70 años, 12 de los cuales los pasó en aislamiento total. Varios de esos años los pasó encarcelado en Marion, que es considerada por Amnistía Internacional, una de las peores cárceles del mundo.
En aquel proceso político –nada judicial- Óscar López no se defendió ya que se declaró, junto al resto de detenidos, prisionero de guerra, invocando la cláusula reconocida por la ONU que “todo participante en los movimientos de resistencia, luchando por la independencia y la autodeterminación si es arrestado, tiene que recibir el tratamiento estipulado en la Convención de Ginebra”. Estados Unidos, jamás lo reconoció.
Puerto Rico es considerado un territorio no incorporado, que pertenece a Estados Unidos, pero no forma parte de ese país. La doctrina que establece que un país puede tener como propiedad suya a otro país es una doctrina bárbara, que no puede ser definida de ninguna otra forma que no sea una relación colonial. El Coloniaje es definido en el derecho internacional como un delito contra naciones que puede ser combatido por todos los medios disponibles. Ese derecho es el que invocaron Oscar y los demás presos políticos que hemos tenido, involucrándose en una lucha para que a Puerto Rico se le garantice un verdadero proceso de autodeterminación, que termine la relación territorial y colonial que aún hoy padecemos.
El pasado 18 de junio de 2012, el Comité de Descolonización de la ONU aprobó una resolución promovida por Cuba, como lleva haciéndolo los últimos 30 años, en la que pedía que se reconozca el derecho a la independencia y autodeterminación de Puerto Rico e instaba a la liberación de las personas independentistas prisioneras en Estados Unidos. El proyecto de resolución había sido apoyado por Bolivia, Ecuador, Nicaragua y Venezuela, y fue adoptado por consenso por el Comité.
La negativa de Estados Unidos a cumplir las resoluciones de la ONU se suman a la sordera ante el clamor de los puertorriqueños. Por eso, con cierto sentido de frustración, el portavoz del Comité Pro Derechos Humanos de Puerto Rico confesó a INS: “No sabemos qué más hacer para que el Presidente Obama y el régimen estadounidense actúen” dejando en libertad a López Rivera, ya que ha ignorado decenas de resoluciones del Comité de Descolonización de las Naciones Unidas en ese sentido y los reclamos de premios Nobel como el obispo sudafricano Desmond Tutu, además del arzobispo metropolitano de San Juan, Roberto González Nieves. |