No hubo quien lo evitara. La degradación de los bonos del gobierno de Puerto Rico por parte de la casa acreditadora Moody’s se materializó el pasado jueves, llevando a bonos chatarra los de la Autoridad de Carreteras (AC), la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados (AAA) y los de la Universidad de Puerto Rico.

Esa degradación sucede en momentos en que el gobierno saliente dejará al entrante una deuda de no menos de $1.2 miles de millones de dólares.

Esa realidad contrasta grandemente con la de los países de América Latina, a pesar de la crisis económica financiera de los mercados mundiales. Los países de Latinoamérica, que antes estuvieron rezagados, sometidos a las impagables exigencias del Banco Mundial, parecen haber retomado el control para encaminar sus economías en la dirección correcta. Hubo cambios en algunos de los sistemas políticos de esos países y de sus políticas financieras.

Los inicios de esas políticas comenzaron a tener proyección en los esfuerzos unitarios del Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Alianza Bolivariana de los Pueblos (Alba) desde hace 20 años. Según el informe Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2012, preparado por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de la Organización de Naciones Unidas y dado a conocer el 11 de este mes de diciembre por la secretaria ejecutiva de ese organismo, Alicia Bárcena, se anticipa que, como hasta el momento, para el 2013 América Latina siga experimentando aceleración en su crecimiento económico, aun cuando se vislumbra la continuidad de la incertidumbre económica a nivel mundial, especialmente en Europa, Estados Unidos y China. Cuando cierre el año 2012, los mayores crecimientos económicos serán para Panamá con 10,5 por ciento; Perú, con 6,2 por ciento; Chile, con 5,5 por ciento; Venezuela con 5,3 por ciento; y México con 3,8 por ciento. En términos generales, el informe anticipa un crecimiento de 4,2 por ciento para Centroamérica, 2,7 para América del Sur, y 1,1 para el Caribe.

Mientras América Latina sigue ese curso, Puerto Rico continúa con un estado en contracción, recesión y estancamiento desde el año 2006 que no le permite sacar los pies del plato. A la deuda de $1.2 miles de millones del gobierno central, se suma la crisis de los sistemas de retiro con una deuda de $33 mil millones, además de la reciente degradación de los bonos del gobierno. Irónicamente, en dos de las agencias cuyos bonos fueron degradados a chatarra (AC y AAA), sus respectivos directores ejecutivos se repartirán en estos días sendos bonos, inexplicablemente sometidos a un débil escrutinio público.

Para conocer qué significa en estos momentos esa degradación de bonos del gobierno y qué remedios pueden permitirle al gobierno entrante salir del atolladero fiscal en que se encuentra, consultamos a la economista Rosario Rivera.

P- La degradación por parte de Moody’s se basó, en términos generales, en que las medidas de austeridad tomadas por el actual gobierno para enfrentar el problema fiscal del país no fueron suficientes, que la perspectiva inmediata de crecimiento económico seguía demasiado débil y que no se había atendido con medidas concretas el problema de los sistemas de retiro, entre otras razones. A partir de esas razones, ¿qué significa esa degradación? ¿De dónde se sacó el gobernador Fortuño lo de la mejoría económica de la que tanto se vanaglorió?
R- “Durante casi dos años las casas acreditadoras Moody’s y Standard & Poor habían advertido varias veces que la perspectiva del crédito no se veía bien. Por ello no comprendo por qué algunos se sorprendieron ante la degradación. No encuentro una razón clara para que el Gobernador haya dicho eso. Pero gran parte de lo que Fortuño expresaba, de que se había enderezado la casa, fue un cálculo político. Fortuño lo que hizo fue, luego de ser derrotado en las elecciones, decir que él enderezó las finanzas y que si eso se dañaba no era su asunto. Y en parte hay una poquita de verdad ahí y es el hecho de que las elecciones las ganó un partido que no discutió este tema muy seriamente tampoco. Yo no sé si fue porque sabían que no podían atender ese tema con propaganda electoral. Que no podían hacer una campaña electoral hablando de que lo que viene va a ser duro y que lo que vamos a tener es que poner de nuestra parte, otra vez”.

P-¿Qué le parecen las repetidas declaraciones de José Ortiz, director de una de las agencias recién degradada con bonos chatarra, la AAA, de que esa agencia bajo su mando había mejorado considerablemente?
R- “A mí me sorprende que aquí no vaya nadie preso por esto. O sea, aquí todo el mundo cantó victoria de que se habían tomado medidas dolorosas, pero que había que hacerlo. Pero ahora los bonistas dicen que esas medidas, que les encantaron, no fueron suficientes. El país tuvo que pagar las consecuencias porque lo que hicieron esas medidas fue que una crisis que estaba presente, la aceleraron”.

P- ¿Refleja lo anterior que existe además un problema de mala administración del gobierno?
R-“Aquí hay un serio problema de administración pública, de manejo de los fondos públicos y de los haberes del pueblo de Puerto Rico, una incapacidad para generar ingreso de forma eficiente y de asignar de manera eficiente los recursos, y una capacidad para dilapidar los fondos públicos, o sea, es un monstruo de muchas cabezas, de muchos culpables. Hay muchos responsables y aquí nadie está asumiendo esa culpa. Y mientras nadie pague por los desfalcos al pueblo eso va a seguir pasando. Los culpables se van luego (de salir del gobierno) a la empresa privada o a guisar con el propio gobierno en contratos externos o se van a Estados Unidos y dejan a los ciudadanos pagando por el desastre que ellos dejaron”.

P-¿Qué alternativas reales y concretas existen para salir de esta crisis? Porque lo que dice la matemática económica simple en este sistema es que hay que aumentar los ingresos y reducir los costos para balancear el presupuesto. ¿Cuál es su recomendación?
R-“Todos vamos a pagar esta crisis. Hay quienes dicen que los economistas chillaron cuando la medicina amarga de Fortuño pero ya están diciendo o recomendando otra medicina amarga. Yo creo que, primero que nada, hay que despolitizar este asunto porque el matiz político electoral permea todo y nos impide ver la urgencia de lo que debe pasar. En el corto plazo, nos guste o no, tiene que haber una forma rápida de incrementar los recaudos para ir aliviando la presión de la deuda, calmando a los bonistas, porque nos guste o no, vamos a tener que responderles. Mientras no tengamos la voluntad política de sentarnos con ellos (los bonistas) a renegociar la deuda o a replantearnos toda esta estructura de deuda, hay que tomar acciones para mitigar el daño. Así que lo que viene ahora es apagar el fuego”.

P- ¿Cuáles pudieran ser esas medidas?
R- “A corto plazo, incrementar los impuestos ya sea subiendo un punto el IVU o diseñando algunos otros mecanismos de recolección de impuestos. Además, hay un consenso en que una de las cosas más rápido que pueden estar pasando es que se legisle, enmiende la ley para que el impuesto de cuatro por ciento a las corporaciones foráneas perdure un tiempo más y que no siga bajando, para poder recolectar un dinero extra por ahí y tratar de aliviar un poco la situación. Pero eso tiene que venir acompañado de medidas a mediano y largo plazo. De un plan claro de qué se va a hacer con esos recaudos. De cómo, peso a peso, se van a distribuir esos recursos para ofrecer los servicios a la ciudadanía, partiendo de que no se van a despedir más empleados públicos como prometió el gobernador electo.

“También será necesaria una reingeniería gubernamental. Buscar en las agencias las necesidades de recursos que tienen algunas y los recursos excesivos que tienen otras y se están mal utilizando para reasignarlos y utilizarlos al máximo y entonces sabremos dónde están los bolsillos de necesidad”. Opinó que mientras se siga trabajando como hasta ahora, sin identificar exactamente dónde se están malgastando los fondos, se seguirá tomando prestado. Luego de esa reingeniería, indicó, es que se podrá saber si habrá nuevos despidos.

Rivera instó al recién electo gobernador a que no siga cometiendo los mismos errores de administraciones anteriores. El primero, ya lo cometió, según Rivera. Y fue “no haber nombrado en el Comité de Transición a uno, dos o tres economistas”, especialmente en este momento de crisis económica. Le recomendó nombrar un comité de economistas para que lo asesore. Pero también un comité multisectorial con el que se discutan todas las alternativas para atender la situación fiscal del gobierno, para que exista colaboración y se lleguen a acuerdos sobre las medidas difíciles que según adelantó tendrá que implementar García Padilla. No descartó que su promesa de crear 50 mil empleos en 18 meses se quede como promesa incumplida. Y para eso, enfatizó, “no tendrá excusas, porque advertencias hubo, información hay, entrevistas, reportajes que reflejaban el verdadero estado de situación del país”, especialmente para García Padilla que durante este cuatrienio fungió como legislador. Aunque prefirió darle el beneficio de la duda, dijo que lo vigilará “con mucho ojo crítico. Pero que no piense que esto se va a resolver en los próximos dos años. Él no va a tener el poder para así hacerlo, como ningún gobernante por sí solo lo va a tener”.

Para Rivera, al igual que lo han repetido incansablemente otros economistas, la incapacidad de la economía de Puerto Rico no es de ahora. Está evidenciada desde hace 30 o 40 años. “Ellos lo sabían y no la enfrentaron. Y cuando la enfrentaron lo que hicieron fue seguir pidiendo prestado, seguir endeudándose para sostener una fantasía”. Se refirió a los exgobernadores Rafael Hernández Colón, Carlos Romero Barceló, Pedro Rosselló, Sila Calderón, Aníbal Acevedo Vilá y luego Luis Fortuño. “Todos reprodujeron la misma actitud ante la incapacidad de la economía y la incapacidad de ellos de aceptar que el modelo económico de Puerto Rico no da más hace 40 años”.