En las elecciones de 2000, el candidato a la gobernación por el PIP obtuvo 104,705 votos (5.2%) y sus candidatos por acumulación a ambos cuerpos fueron electos con apoyo de más de 200,000 mil electores, más del doble de los obtenidos por el partidos.
En el 2004 el total fue 54,551 (2.7%), por lo que el partido no quedó inscrito. Al otro día y sin haber realizado un análisis mínimo de las condiciones que llevaron a reducir casi la mitad (48%) de los votos, el PIP se lanzó a inscribir de nuevo el partido, mientras celebraba la elección de sus candidatos por acumulación, con mayor apoyo que los restantes csndidatos aunque muchos menos que en el 2000.
En el 2008 la cantidad de votos del candidato a gibernador por el PIP fue de 39,590 (2.0%) y el partido tampoco quedó inscrito. En vez de hacer una introspección profunda de las causas que en ocho años provocaron la pérdida de más de 65 mil votos (casi dos terceras partes), la dirección del PIP hizo un llamado dramático a su militancia a volcarse en las las calles a inscribir el partido una vez más y en el menos tiempo posible. Para colmo de males, por primera vez en
En la campaña eleccionaria que culminó la semana pasada el candidato del PIP a la gobernación proyectó una imagen más refrescante y percibí mejor aceptación general. Aunque se revirtió la reducción de votos de las dos elecciones anteriores, al final del escrutinio el total obtenido por el compañero Juan Dalmau será de unos 47,000 votos, equivalente al 2.52% del total, bastante lejos del 3% requerido para quedar inscrito (unos 54,000). De hecho, antes había tres alternativas para quedar inscrito, que eran cinco por ciento (5%) de los votos al candidato a la gobernación, siete por ciento (7%) bajo la insisgnia o tres por ciento (3%) íntegro.
Esta vez las candidaturas a alcaldes y los legisladores por distrito (senadores y representantes) del PIP obtuvieron muchos menos votos todavía que en los procesos más recientes.
De hecho, la única nota realmente positiva para el PIP fue la cantidad de votos obtenidos por la compañera María de Lourdes Santiago, que al final debe ser poco más de 126 mil. Pero el análisis de las candidaturas por acumulación, particularmente la de ella, los dejaré para la próxima edición, pues me temo que podría haber un recuento papeleta por papeleta por lo cerrado de la posición número once, que es la última que entra y que es la que la compañera ocupa al momento de preparar este escrito.
Como optimista de vida que soy, tras los resultados ofrecidos en la noche del martes, esperaba o mejor dicho quería escuchar que los directivos del PIP anunciaran el inicio de un proceso de análisis de todo lo ocurrido. Lamentablemente no recuerdo alguna vez en que los compañeros del PIP, en cualquier instancia, hayan hecho aunque sea una autocrítica tras unas elecciones.
Aunque el partido no haya quedado inscrito, se hayan reducido los votos y no se hayan alcanzado los objetivos de ocupar algún puesto legislativo por acumulación, los mensajes siempre son de celebración y de reclamo de triunfos.
¡En términos deportivos tendríamos que decir que el PIP está invicto!
El PIP es minoría del independentismo
El llamado plebiscito de ‘’Opciones No Territoriales’’ nos brindó una oportunidad para contar a los puertorriqueños que queremos la independencia, reconociendo siempre que un sector de los que compartimos esta ideología no participa en los procesos electorales y no por indiferencia, sino por convicción. Para efectos de este escrito no voy siquiera a especular la cantidad o por ciento que representan los compañer@s abstencionistas, como tampoco me voy a aventurar a ponerle cifra a los independentistas que seleccionaron votar por el Estado Libre Asociado Soberano, pues aunque aparente ser una contradicción, los hay.
La proyección al final del escrutinio es que por la Independencia votamos cerca de 75 mil puertorriqueños, equivalente a un 5.54%, incluyendo a los que dejaron las papeletas en blanco. A nadie debe haber sorprendido que la indepedencia tuvo mayor respaldo en los grandes centros urbanos, como en San Juan (8.30%), Trujillo Alto (7.48%), Caguas (6.70), Guaynabo 6.30%, Cabo Rojo (6.25), Mayagüez 6.0%, Ponce 6.0% y Toa Baja (6.0%), todos por encima del promedio de 5.54%.
Por otro lado, el PIP obtuvo unos 36,500 votos íntegros, 38,500 menos que los que votaron por la independencia en el plebiscito. Eso significa, más allá de toda duda que el PIP ha pasado a ser minoría dentro del independentismo, aunque para efectos del análisis como la diferencia es tan mínima (51%-49%), podríamos estipular que representa la mitad.
Los diez mil (10,000) votos adicionales que obtuvo el candidato a gobernador del PIP por encima de los íntegros, podemos asumir que son de puertorriqueños de otras ideologías, porque dudo mucho que un independentista que votó bajo la insignia del PIP cruzara para darle el voto al candidato a Comisionado Residente de otro partido. Esa sería la única otra forma en que se contabilizaría un voto mixto para el compañero Juan Dalmau.
No hay un solo pueblo en el que el compañero Dalmau obtuviera mayor cantidad de votos que la independencia, como tampoco hay uno solo en el que el candidato a alcalde del PIP superara al de la gobernación. El comportamiento fue consistente. En la mayoría de los pueblos los candidatos a alcaldes sacaron la mitad de los votos de Dalmau, que a su vez obtuvo muchos menos que la independencia.
Independentistas deciden alcaldías
La separación de papeletas le brinda a muchos electores esa sensación de poder votar por candidatos de otros partidos e ideologías, sin tener que violentar sus principios, al extremo de que ahora mismo Comisión Estatal de Elecciones solo contabiliza el ‘’voto íntegro’’ por el comportamiento en la llamada ‘’Papeleta Estatal’’. De paso, debería ser ‘’Nacional’’ en ambos casos y no ‘’Estatal’’.
Un ejercicio sencillo de resta, suma (en ese orden) y comparación comprueba que un sector considerable del independentismo, incluyendo muchos que votaron por el PIP y de los llamados ''partidos emergentes'', dieron su apoyo candidatos Populares a alcaldes y legisladores. Esa es una de las principales razones para explicar cómo García Padilla le gana a Fortuño por menos del uno por ciento y sin embargo su partido copa ambos cuerpos legislativos y la mayor parte de las alcaldías.
Para sustentar esa tesis tomo como ejemplo algunos pueblos en los que la independencia estuvo por encima de su promedio en toda la Isla, (5.56%). El por ciento más alto lo obtuvo la independencia en San Juan con 8.33% de los votos (sobre 11 mil). Ahí el candidato a la gobernación por el PIP sacó 3.21% (unos 5,500 votos) y el de la alcaldía apenas 1.54% (2,300).
Aunque el análisis de la votación en San Juan merece un análisis aparte, uno puede asumir con un altísima probabilidad de certeza que prácticamente todos los 7,700 independentistas que no votaron por el candidato del PIP a la alcaldía lo hicieron por Carmen Yulín, entre ellos los 5,500 que perdió Dalmau y los 2,200 adicionales que no respaldaron a Piñero. La ventaja de la flamante alcaldesa electa sobre Jorge Santini es menor de 7,700.
Por si es necesario presentar ejemplos adicionales, el segundo pueblo con el por ciento más alto de la independencia fue Vieques con 8.0% (224 votos). Allí Dalmau obtuvo menos de la mitad (111=5.83%) y para la alcaldía menos todavía (35 votos=0.75%. Algo similar sucedió en Trujillo Alto, donde la reducción fue de 7.5% (2,000) a 3.0% (1,400) a 1.70% (600) y en Caguas de 6.70%, a 3.60%, a 1.50%.
O sea, que en todos los pueblos antes mencionados se mantuvo inalterada la proporción de reducción a la mitad de los votos por la independencia a los de Dalmau, que a su vez obtuvo más del doble de los candidatos a alcaldes. Así fue también en Guaynabo, Cabo Rojo, Toa Baja, Ponce y Carolina y en casi todos los puebos de la Isla.
La fórmula de la vida es sencilla: si seguimos haciendo las cosas del mismo modo, obtendremos los mismos resultados. Algo hay que cambiar y no me refiero al nombre o a los símbolos del partido.
A pesar de esa realidad tan contundente y fácil de constatar, me dio mucha tristeza en la noche del martes cuando volví a escuchar el mensaje triunfalista de los directivos del PIP celebrando la victoria. ¿Qué victoria?
* Le pido a los compañer@s del PIP que en vez de molestarse conmigo, utilicen esa energía siquiera para cuestionarse lo que he planteado aquí.
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