La historia de los 52 años de la Revolución Cubana ha sido de  lucha permanente por romper el cerco político-diplomático, el  embargo económico norteamericano y construir una relación de respeto, con  base a principios y valores,  con  los  Estados  y  gobiernos  que  integran  la

comunidad internacional; bien sea en el marco de las relaciones bilaterales como en los organismos multilaterales, lo que le permitió acumular 196 apoyos en la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas, ONU, celebrada el pasado septiembre de 2011, a la resolución que le reclama al gobierno de los Estados Unidos el levantamiento del embargo y, en especial, la ilegítima aplicación extra-territorial de su legislación interna, con las cuales penaliza a gobiernos y empresas de terceros países que mantengan relaciones comerciales con la República de Cuba.

Esa gran victoria político-diplomática del gobierno del Comandante de la Revolución, Raúl Castro Ruz y de todo el pueblo cubano, que ha contado con el apoyo de cientos de organizaciones sociales, políticas y académicas del planeta;  consolidó el histórico triunfo cubano en la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, OEA, realizada en el mes de marzo 2009, en San Pedro Sula, República de Honduras, (durante el gobierno del derrocado presidente Manuel Zelaya), en donde, con los votos favorables de todos los Estados de América Latina y el Caribe e, incluso, con el apoyo forzado, por tal circunstancia numérica, de los Estados Unidos de América y Canadá, fue levantada la medida de exclusión de la OEA de la República de Cuba (aunque Cuba ratificó su decisión de no incorporarse a esa organización regional) acordada en 1.962, como parte del esfuerzo del gobierno de J.F. Kennedy y los la mayoría de los gobiernos cipayos de la región, de aislar y derrocar la naciente revolución socialista cubana, declarada como tal en 1.961, luego del triunfo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias y el pueblo combatiente de Cuba, liderada por el comandante Fidel Castro Ruz, sobre las fuerzas mercenarias armadas y apoyadas por el gobierno de los Estados Unidos de América en Bahía de Cochinos, hoy conocida como “Playa Girón”.

Hoy, el “molino de la historia” pareciera que sigue sus movimientos en favor del pueblo y la revolución cubana con  los procesos que se operan en el planeta y en la región, a causa de la crisis sistémica del sistema Capitalista y sus efectos importantes en la económica de los Estados Unidos y sus aliados europeos y asiáticos del centro capitalista mundial, así como la emergencia  de viejas y nuevas fuerzas geopolíticas que desafían la hegemonía imperialista usamericana y disputan las políticas comerciales y financieras que tratan de imponerle  a los países de mediano o escaso desarrollo, permitiendo de esa manera, que la República de Cuba pueda iniciar un proceso de cambios importantes en su modelo económico -y seguramente  graduales reformas de su modelo político socialista- que les permita recuperarse de cinco (5)  largas y dolorosas décadas de bloqueos, embargos y cercos político diplomáticos y construir una economía próspera, con desarrollo nacional y mejoramiento de la calidad de vida del pueblo cubano, integrada a los países ALBA y de toda América Latina y el Caribe y articulada con la economía mundial.

Es en este marco donde se explica la histórica y correcta decisión de la dirección del gobierno  de la República de Cuba  de manifestar su voluntad de asistir, en el caso de ser invitada, a la llamada “Cumbre de las Américas”, a celebrarse en el mes de abril en la ciudad de Cartagena, República de Colombia, a pesar de que fue tácitamente excluida de la misma en su documento fundacional y que la OEA, (ese ''Ministerio de Colonias”), a donde el gobierno revolucionario cubano rechaza la posibilidad de reingresar y de tener ningún tipo de vínculo, es el organismo encargado del diseño de la agenda y la aplicación de los acuerdos y resoluciones.

Esta decisión del gobierno del presidente Raúl Castro Ruz es expresión inequívoca de la existencia de una nueva correlación de fuerzas políticas en la región y de la evidente debilidad política del imperialismo en sus relaciones de hegemonía y control de los gobiernos de América Latina y el Caribe, así como parte de un desafío de la victoriosa diplomacia cubana que no está dispuesta hoy a seguir permitiendo que el imperialismo mantenga su aislamiento en los escenarios de América Latina y el Caribe, incluso, en el caso de que, indirectamente, la decrépita OEA sea parte del escenario internacional en donde deba “plantarle cara” al imperialismo.

No le será fácil al gobierno imperialista de Barack Hussein Obama superar el reto planteado por la victoriosa diplomacia cubana porque solo podría contar con la muy dificil negativa de la República de Colombia de invitar a la República de Cuba a la llamada “Cumbre de las Américas”  o, el poco probable desistimiento voluntario del gobierno de cubano de asistir a la reunión, en caso de que haya sido efectivamente invitado; situación ésta, poco probable, tratándose de una dirección revolucionaria que, cuando toma una decisión política de esa naturaleza, difícilmente la modifica. En cualquier caso; ya la Cuba revolucionaria esta en el centro de la agenda de la Cumbre y, como la famosa copla guajira, el pueblo cubano puede decir hoy que en Cartagena: “Con OEA o sin OEA, ya ganamos la pelea”.