El domingo 25 de enero de 2015, con una participación del 63.5% de los electores, se llevaron a cabo las elecciones parlamentarias en Grecia. Syriza, agrupación de izquierda, ganó la contienda electoral obteniendo un total de 149 escaños.
De acuerdo con el proceso electoral griego, donde los electores concurren a los comicios para la selección de 300 diputados que conforman el Parlamento, lo cierto es que la manera en que los diputados son escogidos es diferente a los mecanismos que conocemos en Puerto Rico para la conformación de un gobierno. En Grecia, el partido que obtenga la mayoría de los votos, tiene automáticamente un total de cincuenta diputados adicionales a los obtenidos mediante elección directa. Si el partido mayoritario obtiene el cincuenta por ciento de los escaños más uno, es decir, en este caso más de 151 diputados, entonces se constituye en Gobierno. De lo contrario, ese partido debe procurar establecer algún tipo de coalición con otra fuerza política que le asegure esa mayoría absoluta. De no lograr establecer tal coalición, entonces el partido que llegó en el tercer puesto, no el segundo, es el que tiene la opción de formar gobierno junto con otras fuerzas políticas. Este tercer partido en las elecciones griegas, de nombre Aurora Dorada, es una fuerza política neonazi cuya dirigencia, en gran medida, se encuentra actualmente encarcelada por asociación criminal. Se trata de una organización que promueve la xenofobia, es antiinmigrante y ciertamente favorece las medidas neoliberales contra las grandes mayorías de la población.
En las elecciones del pasado domingo, Syriza obtuvo el 36.34% de los votos, eligiendo 149 diputados, donde ya se incluyen los cincuenta a que tiene derecho como partido ganador de las elecciones. Aunque para muchos de nosotros Syriza es un esfuerzo político organizativo del cual tomamos conciencia en estos momentos de su existencia, lo cierto es que forma parte de un proceso de lucha política que ya suma cerca de quince años dentro del marco de la política griega. Ha sido en gran medida su política amplia de alianzas, desde una izquierda que ha sido históricamente muy golpeada y fragmentada, la que hoy le lleva al gobierno en Grecia.
Se ha conocido que previo a las pasadas elecciones Syriza, que se visualizaba a sí mismo como un posible ganador frente al oficialista partido Nueva Democracia, había llegado a un acuerdo secreto con el partido Griegos Independientes a los efectos de que de no alcanzar el primero la mayoría absoluta, con la ayuda de sus diputados electos, formarían un gobierno de coalición. Griegos Independientes, que en las elecciones obtuvo el 4.7% de los votos y eligió 13 diputados, cuenta con un número de votos y diputados menor que el neofascista Aurora Dorada, que obtuvo el 6.3% de los votos y eligió 17 diputados.
En el caso del Partido Comunista de Grecia (KKE), dicha agrupación obtuvo el 5.4% de los votos y eligió 15 diputados. Aunque ideológicamente está mucho más cerca de Syriza que Griegos Independientes, el KKE está mucho más distante en su propuesta de cómo atender lo relacionado con las medidas neoliberales adoptadas en pasados gobiernos que lo que está Griegos Independientes. Mientras para Syriza no está planteado en estos momentos un proceso de ruptura con la Unión Europea o la eliminación del euro, en el programa del KKE, la salida de Grecia de la Unión Europea, de la OTAN y del euro son aspectos programáticos fundamentales.
Si bien ha sorprendido a muchos observadores del proceso electoral griego este pacto entre Syriza y Griegos Independientes, la clave de la alianza ha estado en el hecho de que tanto Syriza como Griegos Independientes, aunque difieran mucho desde el punto de vista ideológico, han encontrado un referente común en cuanto a la respuesta que debe darse al proyecto neoliberal y cómo se pretende resolver la crisis económica que hoy golpea fuertemente al pueblo griego.
Durante los pasados años Grecia ha sido el laboratorio desde el cual se han implantado propuestas de rescate por parte de las economías más fuertes de Europa, particularmente la alemana. Los paquetes de miles de millones de euros ofrecidos por el capital financiero para salvar la economía griega ha sido condicionado a la eliminación de importantes derechos económicos de la clase trabajadora, de los pensionados y de los estudiantes y en contra de medidas de beneficencia pública hacia estos sectores. Se indica que las consecuencias del plan de choque neoliberal impuesto por el capital financiero a Grecia ha conllevado una caída del Producto Interno Bruto de 25%, de un 30% en el ingreso mediano, un incremento en el desempleo que alcanza hoy oficialmente un 22%, junto con un saldo migratorio neto de 340 mil personas en condiciones donde, además, la pobreza impacta al 46.3% de las personas que se encuentran desempleadas, al 34% de los hogares, al 60% de las personas pensionadas y al 40% de la niñez.
Las altas tasas de intereses en la deuda pública y su monto, junto a las exigencias de los acreedores imponiendo condiciones onerosas para el pago de la misma, ha provocado un gran malestar en la sociedad griega ante los proyectos neoliberales del partido gobernante y las soluciones propuestas por otras agrupaciones políticas de centro y de derecha en el país. En su campaña, Syriza y su principal dirigente, Alexis Tsipras, ingeniero de de 41 años de edad, quien en su años de juventud formó parte de las juventudes comunistas, sin renunciar al euro o a la Unión Europea, planteó una reestructuración de la deuda, la moratoria en el pago de intereses y el desmantelamiento de las medidas neoliberales impuestas por pasados gobiernos. De acuerdo con Tsipras, en primer lugar se encuentran los intereses del pueblo por lo que las condiciones impuestas por el capital financiero no están por encima del interés general de la población griega.
De acuerdo con Antonio Broumas, abogado e investigador griego, en su artículo titulado El ascenso al poder de la izquierda griega: un llamado al cambio paneuropeo, publicado en Alai-AmLatina, calificando el triunfo de Syriza como el primer triunfo de un partido de izquierda en Europa ¨desde la revolución española de 1936¨, señala como base del programa de esta agrupación, dos propuestas: (a) un plan de salvación social para paliar las consecuencias de la ofensiva neoliberal en las clases más bajas; (b) un plan para renegociar la deuda pública griega con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional, con el fin de que sea más sostenible. Señala el autor, que ¨si bien este programa político moderado no suena izquierdista, de hecho constituye un cambio radical respecto a la ortodoxia neoliberal que se ha consolidado en la UE y las instituciones globales, lo que da esperanzas no solo a Grecia sino también para cambios de poder más amplios en la Unión Europea.¨
De cara a las elecciones, gobiernos como los de Ángela Merkel de Alemania, François Hollande en Francia, o de Mariano Rajoy en España, por solo mencionar algunos, desde la distancia pretendieron influenciar en el resultado mediante comentarios y señalamientos dirigidos a infundir temor en los griegos ante el resultado de una victoria electoral de Syriza. Se trata de la misma campaña de miedos sembradas recientemente por éstos en torno al referéndum sobre la secesión en Escocia para constituirse en un Estado independiente al Reino Unido de la Gran Bretaña. Aquí en Grecia, sin embargo, el hastío de las políticas neoliberales y su impacto en la población pudieron más, como posiblemente mañana puedan más en el ánimo del pueblo español ante la alternativa de cambio al rumbo neoliberal que propone la agrupación PODEMOS. Si hubiera alguna duda sobre tal potencial, la manifestación llevada a cabo hoy domingo en la Plaza del Sol en Madrid, es el botón de muestra necesario para medir las posibilidades que PODEMOS en la política española.
Se trata, en ambos casos, de propuestas de ruptura con las políticas neoliberales que han dominado el escenario europeo durante los pasados años. Tras la experiencia de Grecia en las pasadas elecciones, se acrisola como opciones de lucha la solidaridad de otros pueblos como el español, el portugués, el italiano y otros más que han sufrido también la garra estranguladora del capital financiero y cuyos pueblos hoy se organizan para dar una respuesta desde la perspectiva de los intereses generales el pueblo y no del capital financiero.
Apenas formado un nuevo gobierno ya comienzan a sentirse los intentos del capital financiero representado, por la Unión Europea y Fondo Monetario Internacional sobre el gobierno electo en Grecia. En el plano interno, son muchos los griegos acomodados que han comenzado a sacar de los bancos griegos su dinero e inversiones como forma de presionar a Syriza. Sin embargo, como ha indicado el nuevo líder del gobierno griego, el país se propone dejar atrás ¨la austeridad tras cinco años de humillación¨ posibilitando que sea el propio pueblo quien ¨recobre su dignidad.¨
Entre algunas medidas inmediatas tomadas por el nuevo gobierno se encuentran el restablecimiento de la educación pública gratuita, la reposición en sus empleos de cientos de trabajadores desplazados de sus puestos como exigencia de los organismos prestatarios, el aumento en el salario a los trabajadores y la paralización y reversión de las privatizaciones de los servicios públicos.
Ciertamente se han cifrado grandes expectativas en este cambio de gobierno en Grecia. Ahora bien, de la misma manera que nos alegra y motivan las transformaciones que de dicho proceso puedan surgir para beneficio del pueblo griego y de otros pueblos en Europa; para los sectores del capital financiero, la experiencia griega también es vista con mucho recelo, como una chispa lanzada a un barril de pólvora; es decir, le temen a una experiencia que prenda en la conciencia de la gente y les impulse a revocar años de políticas neoliberales contra sus poblaciones, incluso más allá de las fronteras del país helénico. Habrá que estar muy pendientes a los desarrollos políticos en este país del Mediterráneo en los próximos meses. Nos parece que Grecia es hoy la frontera de choque entre las opciones sociales del pueblo frente a las políticas neoliberales e injerencistas del capital financiero en Europa.
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