Varios sucesos electorales han marcado la realidad política en El Salvador y Colombia en los pasados días, mientras en la República de Chile se produce, como resultado de unas elecciones, el cambio de mando o la transferencia de poderes que confiere la presidencia del país, de un sector ideológico a otro.
El balance en estos distintos escenarios sigue siendo, en los casos de Chile y El Salvador, favorable a los intereses de sus pueblos. En Colombia, sin embargo, el resultado del reciente proceso electoral, en el mejor de los casos, es preocupante, sobre todo si tomamos como punto de partida lo ocurrido de cara a las próximas elecciones presidenciales a realizarse en este país durante el mes de mayo. Comencemos nuestra discusión por Chile.
El pasado martes, en ceremonia a la cual asistieron 20 delegaciones de países extranjeros, prestó juramento a su cargo como presidenta de la República de Chile, la pediatra de 62 años Michelle Bachelet. Hija de Alberto Bachelet, un exgeneral del Ejército bajo la presidencia de Salvador Allende que fue torturado y asesinado en 1974 tras el Golpe de Estado de 11 de septiembre de 1973, Bachelet accede a la presidencia chilena por segunda ocasión. Como presidenta del Senado de la República, juró también en su nuevo cargo Isabel Allende, hija del presidente mártir, Salvador Allende. Previo a haber asumido la presidencia de la República por la Unidad Popular en 1970, Salvador Allende fue presidente del Senado por el Partido Socialista, partido del cual forma parte la presidenta Michelle Bachelet. En su jura como presidenta del Senado, Isabel Allende, recordando a su padre, indicó que él se hubiera sentido muy orgulloso de que un día como el martes ella hubiera accedido al cargo legislativo previamente ocupado por él. Al jurar a su cargo, Isabel Allende se convirtió en la primera mujer en presidir el Senado de Chile.
Durante los actos de jura de Michelle Bachelet, el presidente saliente de Chile, Sebastián Piñera, quien durante el 40 Aniversario del Golpe de Estado contra Salvador Allende se expresó señalando que durante su mandato violentó la institucionalidad del país, se despidió de su presidencia con un dejo de intención de regreso al cargo, al decir no un adiós, sino literalmente un ¨hasta pronto¨. Mientras esto ocurría, políticos de la oposición que se proponían montar un sainete en protesta contra la presencia del presidente Nicolás Maduro en los actos, se quedaron con su protesta montada dado que Maduro no asistió a los actos. Ante la situación, comparecieron al acto con letreros colocados en sus vestidos que decían ¨SOS Maduro¨, expresando públicamente su rechazo al presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
La nueva presidenta chilena dejó constancia de que en su mandato de cuatro años, se propone dejar a su sucesor o sucesora ¨un país más justo¨. Entre las promesas de campaña de la presidenta Michelle Bachelet se encuentran atender las necesidad de aquellos jóvenes que no tienen los recursos económicos necesarios para atender sus necesidades de estudios. Para ello propuso un efectivo programa de becas educativas. Otro importante compromiso asumido fue despojar a Chile de los remanentes del régimen institucionalizado por el dictador Augusto Pinochet y que hoy existe dentro del marco de la Constitución del país, dando paso a una reforma constitucional integral mediante la convocatoria a una Asamblea Constituyente. Mientras lo anterior ocurre en Chile, en Colombia, otro país suramericano, se efectuaron el pasado 9 de marzo elecciones legislativas las cuales sirven de antesala a las elecciones presidenciales pautadas para el 25 de mayo de 2014. En estas elecciones legislativas, con cerca de 34.8 millones de electores en el registro electoral, los colombianos fueron a las urnas para seleccionar 102 Senadores, 166 miembros de la Cámara de Representantes y 25 diputados al Parlamento Andino. Se postularon como candidatos al senado 778 ciudadanos y 1,528 a la Cámara de Representantes.
El actual presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, del Partido Social de la Unidad Nacional, es quien encabeza, junto al Partido Liberal y al Partido Radical, la coalición que constituye la principal fuerza política en el gobierno del país. En estas elecciones legislativas, sin embargo, además de otras organizaciones políticas como son el Polo Democrático Alternativo, la Unión Patriótica, el Partido Verde, el Movimiento Progresista, el Partido Conservador y Opción Ciudadana, hizo su debut el Centro Democrático, una nueva organización fundada el pasado año por el expresidente Álvaro Uribe. En su primera incursión electoral, Centro Democrático eligió 20 senadores (frente a 21 y 17 respectivamente que obtuvieron el Partido Social de Unidad Nacional y el Partido Liberal), convirtiéndose así en la principal organización política de oposición en el Senado colombiano.
El Centro Democrático tendrá como candidato a la presidencia en las elecciones de mayo próximo a Oscar Iván Zuluaga. Se trata de un partido, que independientemente autodenominarse como ¨centro¨, realmente constituye un partido de derecha. El Centro Democrático es un desprendimiento del partido de gobierno que encabeza Santos, quien fuera Ministro de Defensa de Colombia durante la presidencia de Álvaro Uribe. Las diferencias entre ambos sobre la normalización de la vida política en el país, incluyendo el desarrollo de las conversaciones de paz con la guerrilla de las FARC y con el ELN, dirigidas a buscarle una salida a la crisis armada en Colombia y acompañadas de propuestas de reformas que devuelvan el país a una institucionalidad de la cual ha carecido por décadas, ha contado con la férrea oposición basada en la política de mano dura predicada por Uribe. La oposición de Uribe al gobierno de Santos, cuenta con el apoyo de los sectores más reaccionarios de la oligarquía colombiana y los sectores vinculados con el narcotráfico y las fuerzas para militares que operan en Colombia defendiendo sus intereses económicos.
El logro alcanzado por Uribe en estas elecciones tuvo como telón de fondo una campaña dirigida a descarrilar, o al menos, desconocer los resultados de las negociaciones que vienen desarrollando en Cuba hace más de un año representantes de las FARC y del gobierno. Aunque se estima que el candidato del Centro Democrático que impulsa Uribe no tiene posibilidades reales de derrotar a Santos en las próximas elecciones presidenciales, Centro Democrático como partido político, sí tiene el potencial de afectar al gobierno de Santos de cara al futuro.
En el entre juego de fuerzas políticas e intereses en la política colombiana, se encuentra la posición que Estados Unidos se proponga darle a uno u otro partido, particularmente a la luz de los desarrollos en Venezuela, la función que para dicho país representa el Plan Colombia y la seguridad que le brinde la permanencia, o incluso ampliación, de la presencia militar estadounidense en las bases establecidas dentro del territorio de Colombia y su geopolítica de dominación regional de dicho país ha diseñado para el continente suramericano.
El tercer evento a mencionar en este breve recorrido ha sido la segunda vuelta electoral en El Salvador. Como recordamos, el 2 de febrero de 2014 se efectuaron en este país centroamericano las elecciones presidenciales. En ellas el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional, con Salvador Sánchez Cerén como candidato a la presidencia de la República, obtuvo el 48.93% de los votos sobre su más cercano partido de oposición, la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), que obtuvo el 38.95 % de los votos; es decir, se registró una ventaja para el FMLN de casi 10% de los votos emitidos. Lamentablemente, a diferencia de las elecciones de 2009, en éstas el FMLN no logró sobrepasar el 50% más uno de los votos, cantidad necesaria para triunfar en una primera vuelta. Esta situación le obligó a tener que ir a una segunda vuelta frente a ARENA, el segundo partido con mayor número de votos en la primera vuelta.
La tercera fuerza política en las elecciones presidenciales del pasado mes fue la Gran Alianza por la Unidad Nacional, dirigida por Elías Antonio Saca González. La candidatura de Saca obtuvo el 11.44% de los votos. Este partido político es un desprendimiento de ARENA luego del cuatrienio de 2004-2009 cuando Saca fue electo presidente de la República frente a Schafik Handal, candidato del FMLN.
Si se compara el 48.68% de los votos obtenidos por ARENA en las elecciones de 2009, cuando el FMLM con Mauricio Funes como candidato a la presidencia obtuvo el 51.32% de los votos, vemos que en esta primera vuelta de las elecciones de 2014, ARENA tuvo una reducción de cerca de un 10% en los votos obtenidos en las elecciones previas. La razón de esta reducción, sin embargo, se encuentra, más que en una consolidación de votos del FMLN, en la que el partido de Saca obtuvo casi el 11.5% de los votos. Si observamos el por ciento obtenido por el FMLN en la primera vuelta de las elecciones de 2009 y las actuales, notaremos que el Frente tuvo una reducción de votos para una primera vuelta de poco más de 1.5%.
En el marco de las elecciones en El Salvador, no es lo mismo una candidatura encabezada por una persona proveniente de los medios periodísticos como Mauricio Funes, donde si bien corría por el FMLN, lo hacía con la proyección de un perfil de ¨izquierda moderada¨; que una candidatura a la presidencia encabezada por un exguerrillero y miembro de la Comandancia General del Frente durante los años de la guerra civil. Si a lo anterior se suma, la campaña mediática inducida en El Salvador por los elementos oligárquicos y empresariales, condenando al país a una situación de inestabilidad política de validar el FMLN su victoria electoral, indicando que habrían enfrentamientos, carestías y situaciones como las que la derecha ha intentado producir en Venezuela, uno encuentra de alguna manera la pista del porqué en la segunda vuelta, quien capitalizó el voto de la tercera fuerza electoral dirigida por Saca fue ARENA y no el FMLN. De ahí el desplazamiento de los votos que obtuvo en la primera vuelta la Gran Alianza por la Unidad Nacional de José Antonio Saca hacia ARENA y el estrecho margen de votos por los cuales ganó en segunda vuelta el FMLN.
El resultado final certificado por el Tribunal Supremo Electoral el pasado 13 de marzo del proceso de escrutinio le adjudicó al FMLN un 50.11% de los votos mientras que ARENA obtuvo el 49.89%. Lo anterior arroja una diferencia en votos de 6,364 a favor del FMLN certificándose, además, 19,576 votos nulos y 3,198 votos impugnados.
La situación política en este hermano país no será fácil durante los próximos cinco años de gobierno del FMLM. La estrecha diferencia en votos, las acusaciones de fraude levantada por ARENA, y en consecuencia la resistencia de ésta a la aceptación del resultado final, coloca el gobierno del FMLN en una posición de mucha fragilidad. Como cuestión de hecho, hasta que el Tribunal Supremo Electoral no resuelva los recursos radicados por ARENA impugnando el proceso electoral, no habrá una certificación final y firme del resultado de la segunda vuelta en las elecciones presidenciales de El Salvador. Aun cuando al final del camino el Tribunal Supremo Electoral ratifique su triunfo en las elecciones del FMLN, al gobierno encabezado por Sánchez Cerén le requerirá gobernar teniendo más presente que nunca esa oposición de ARENA, conscientes de lo que las derechas han sido y son hoy capaces de hacer, frente a gobiernos de izquierda.
Hoy más que nunca, la solidaridad con el pueblo salvadoreño es importante. Si bien no es la primera vez en su historia que los salvadoreños enfrentan un difícil momento, hay que estar prestos a levantar nuestra voz de denuncia contra todo intento de desestabilización política. Vale la pena recordar en estos momentos aquellos versos de una canción de Alí Primera en los días difíciles de la guerra, cuando nos decía, con relación a la voluntad de lucha de este heroico pueblo, lo siguiente: ¨sabés que tu marcha es larga, pero sigue siendo marcha¨; o aquella otra canción que en pueblos y campos se escuchaba en los tiempos de la lucha armada, que nos decía: ¨…ay mira que la hora ya llegó, y no puede estar de espectador, la lucha es del pueblo y sin parar hasta lograr el triunfo popular¨.
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