Una vez más Siria |
Escrito por Alejandro Torres Rivera / MINH |
Domingo, 12 de Agosto de 2012 12:49 |
El pasado 26 de febrero se efectuó en Siria un referéndum en el cual se sometió a la consideración del país su aprobación o rechazo cambios a en su Constitución. Para la consulta fueron convocados 11 millones de ciudadanos mayores de 18 años. Entre los cambios propuestos y votados por los electores, se encuentran permitir la participación de nuevos partidos políticos en un país donde el partido Baaz Árabe Socialista ha mantenido el poder por varias décadas; proscribir los partidos políticos basados en consideraciones raciales, tribales o religiosos; equiparar los derechos de los partidos políticos; limitar los términos de la presidencia del país a dos términos de siete años cada uno; y finalmente, prohibir cualquier tipo de discrimen por razón de género, origen, religión o lengua. De 8,376,447 electores que participaron del evento de consulta, 7,490,319; es decir, el 89% de los votos emitidos, fue en favor de las enmiendas constitucionales. A juicio de los detractores del gobierno sirio el problema con los cambios es que han tardado mucho en producirse. Su contenido no es lo que importa. Es la vieja teoría de ver siempre el vaso medio vacío cuando podría estar viéndose medio lleno. Sí, en efecto, los cambios tardaron pero al fin llegaron. Lo importante ahora es que los cambios ya están y que, en adelante, de cara al futuro, la actitud debe ser no cómo se pudieron haber desarrollado los mismos, o cuándo se debieron haber producido; sino cómo se desarrollarán los sucesos en Siria en adelante. Una consecuencia inmediata de los cambios constitucionales fue la convocatoria a unas elecciones parlamentarias. Efectuadas el 7 de mayo, con la participación 5,186,957 electores, lo que representa una participación de 51.26% de la población apta para votar, quedó electa la asamblea legislativa o Consejo del Pueblo. De sus 250 escaños, el Partido Baaz obtuvo el 60% de los escaños. Si se suman a éstos los parlamentarios del Partido Comunista de Siria, los Nasseristas y los Socialistas Árabes, entonces dicho bloque político aglutinado en la “Victoria de la Unidad Nacional”, habría obtenido el 90% de los escaños en el Consejo del Pueblo. En Siria existe una fuerza de oposición al actual presidente, la cual se encuentra dividida en dos grandes bloques: una que impulsa sus propuestas dentro del marco de la acción política constitucional; y otra que ha optado, con el apoyo político, económico y militar de Arabia Saudita, Catar y varios países musulmanes, Israel, la Unión Europea y la OTAN, por la vía armada para el derrocamiento del gobierno. La lucha armada en Siria, donde participan hoy según algunos estimados cerca de seis mil mercenarios pagados por tales países, ha costado en los pasados dos años 20 mil vidas. El plan que estos países y la OTAN han estructurado contra el gobierno legítimo en Siria guarda paralelos con aquel desarrollado contra Libia que llevó al derrocamiento de su gobierno, al control de sus recursos naturales por potencias extranjeras y al asesinato de su líder Muammar Gadaffi. En días recientes se ha hecho pública la renuncia del enviado especial de la ONU como mediador en el conflicto, Koffi Annan. Indica que las partes en el conflicto no respetan los puntos en los cuales se basa el acuerdo de paz negociado. Ciertamente, no es posible alcanzar ni mucho menos sostener un acuerdo de paz en el conflicto, cuando países como Estados Unidos y otros de la Unión Europea aprueban decenas de millones de dólares en ayuda militar a la llamada oposición para que continúe sus enfrentamientos militares; cuando continuamente, desde países aliados a Estados Unidos se subvenciona con dinero el pago de mercenarios que luchan contra el gobierno legítimo del país; cuando tales países les dotan de sofisticados instrumentos logísticos y armamento; o cuando desde países vecinos, como es el caso de Turquía, se utiliza su territorio para el entrenamiento y alojamiento de una fuerza militar denominada “Ejército Libre Sirio” en su empeño por adelantar el derrocamiento del gobierno como paso previo a una invasión contra la República Islámica de Irán. Los más recientes e inmediatos desarrollos militares en esta guerra interna se centran en estos momentos sobre la ciudad norteña de Alepo. Tras semanas de intensos combates en sus barrios, el ejército sirio apoyado por cerca de 20 mil efectivos, prácticamente ha expulsado de sus posiciones en el barrio Salaheddine donde se ocultaban los principales núcleos de combatientes de la oposición, quedando ahora sólo la limpieza de sus últimos reductos aislados. En medio de las luchas en Alepo, el gobierno sirio destituyó a su anterior Primer Ministro Riad Farid Hijab. Se ha indicado por fuentes cercanas al gobierno sirio que el designado Primer Ministro del gabinete se Bashar al- Assad se encontraba en medio de una conspiración donde, una vez asesinado el Jefe de Estado Mayor y otros altos funcionarios militares como resultado de un reciente atentado con explosivos, se promovería un Golpe de Estado contra el presidente Assad. De prosperar el Golpe, la figura civil emergente de un nuevo gobierno sería Farid Hijab. Descubierto el complot y destituido el Primer Ministro, éste fue sacado del país a través de Líbano para luego refugiarse en Jordania. Mientras para Occidente, tal destitución fue motivo de júbilo, anunciando la prensa occidental un próximo e inmediato descalabro del gobierno del Presidente al Assad, la respuesta oficial de éste fue prometer al pueblo sirio su voluntad de “purgar”al país de terroristas. De hecho, cada vez más ésa oposición comienza a ser vista por medios independientes como una fuerza “Contra”, en clara referencia a la manera en que Estados Unidos armó y organizó una fuerza militar para desestabilizar al gobierno sandinista durante la década de 1980 dentro del marco del conflicto en dicho país para echar abajo la Revolución Sandinista. Entre las medidas recientes tomadas por el gobierno sirio previendo el incremento del conflicto en su frontera norte y noreste con Turquía, se encuentra flexibilizar sus políticas hacia la población kurda residente en esta zona, la cual también colinda con Iraq. En estos países viven también millones de kurdos que desde hace casi un siglo reclaman su derecho a constituir un Estado kurdo (Kurdistán) que reagrupe esta nacionalidad hoy dispersa en Siria, Turquía, Armenia e Irán. Históricamente hablando, la región donde residen los kurdos se conoce como “el gran Kurdistán”. De la población kurda, estimada en más de 27 millones de habitantes, 15 millones residen actualmente en Turquía. El subsuelo del Kurdistán es considerado como una de las mayores reservas de petróleo en la región. Mientras en Turquía la totalidad de su petróleo se extrae de la región kurda; en Iraq representa el 40% y en Irán el 10%. Fue esta riqueza del subsuelo kurdo una de las principales razones del reparto imperialista de su territorio en la primera mitad de la década de 1920 del pasado siglo y la fragmentación de su población en varios países.
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