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Escrito por Martha Quiñones Dominguez   
Viernes, 26 de Julio de 2024 08:38

 

 

Palabras pronunciadas por Martha Quiñones Dominguez el 25 de julio de 2024 frente a las cruces en el Cerro Maravilla.

Estamos aquí frente a las cruces de dos luchadores por la independencia. Y nos preguntamos qué mensaje debemos expresar ante este lugar que nos permite recordarlos. Ciertamente el mensaje debe ser uno de lucha, de unidad y resistencia, con la seguridad de que seremos libres.  Sí, Puerto Rico será libre y soberano. Los actos de conmemoración en el Cerro Maravilla, de los asesinatos de los jóvenes independentistas Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado, es un encuentro que debe servir para reafirmar que Puerto Rico siempre ha sido un país en lucha, por la independencia y plena soberanía. Son luchas en las que muchas personas han ofrendado sus vidas y merecen ser recordados.

 

 

Tengamos presente la lucha de muchas generaciones de puertorriqueños y puertorriqueñas que han levantado el estandarte de la independencia. Esto es algo que nos debe servir para educar a las presentes y futuras generaciones sobre la historia de lucha y resistencia en la colonia; visibilizar lo que es el imperialismo, el capitalismo, el neoliberalismo y cómo se ha pretendido mantener la dominación colonial de nuestra patria.

 

Para alcanzar ese futuro anhelado de un Puerto Rico Libre y Soberano, tenemos que impulsar la unidad. Esa es una gran lección aprendida en los procesos de lucha y resistencia de nuestro pueblo. Sin unidad no hay victoria.

 

El pueblo de Puerto Rico es como las flores silvestres, dan alimento, dan belleza y viven en resistencia; luchando por ocupar esos espacios vacíos que poco a poco vamos sembrando con semillas de liberación. Desde ellos construimos trincheras de lucha, sin dejar que las inclemencias nos derroten. Las plantas silvestres son el espejo en donde mirarnos. Son bellas, en resistencia, en lucha, y nos debe servir como imagen del pueblo en diversas luchas, aportando y creciendo. Tendiendo redes, enredando a todo, como el tejido palestino que es una red, así somos. Somos las redes de los pescadores de Vieques y Palestina, somos las redes de apoyo a las víctimas diversas en la colonia, somos los/las/les luchadores que seguimos dando la batalla, sacrificado, pero sembrando.

 

Recordemos que cada nueva lucha viene de personas que construyeron la lucha en el pasado, que no la dejaron caer y la traen hasta el presente para que nuevas generaciones la impulsen hasta la victoria. Esos viejos y viejas que nos sembraron la ilusión de que podemos ser libres, que nos enseñaron diferentes caminos, unos con dolor y otros menos doloroso, han sembrado y esparcido semillas en cada camino. Nos han enseñado a reconocer que los tropiezos no son derrotas, porque surgen nuevas flores que nacen, crecen, se desarrollan y siembran esperanzas. Hay que recordar que fueron ellos y ellas los que recuperaron el idioma, los que con acciones simples -algunos desde la fe-, fueron derrotando el asimilismo y forjando el derrotero patriótico y la identidad.

 

En ese sentido vale recordar al Padre Margarito y la Cruzada Patriótica Cristiana. Proceso de lucha y organización en donde se luchó junto los pobres estableciendo varios núcleos en diferentes barrios para desde ahí construir ese mundo nuevo. Tenía el objetivo de educar sobre la situación colonial de Puerto Rico y crear conciencia de la importancia de la autogestión en sus comunidades. Son algunas de las historias olvidadas que debemos rescatar para aprender de las mismas.

 

Son esos luchadores, los que sacaron la Marina de Guerra de Vieques y Culebra, los que se opusieron y denunciaron al servicio militar obligatorio, sacaron el ROTC de la UPR, defendimos y exigimos autonomía y democracia en la UPR, los sacamos de sus bases… y también luchamos por el ambiente, defendiendo las playas para el pueblo y diciendo no a la minería, no a las nucleares y otras muchas luchas ambientales, como fue la denuncia de la contaminación ambiental de las fábricas y las bases militares. Cuando leemos las ediciones pasadas de Claridad nos muestran muchas de esas luchas.

 

Pero también las que construyeron los espacios de libertad de los derechos reproductivos y sexuales, los derechos a la educación, los derechos a la salud y los derechos a usar la bandera de Puerto Rico, decir la palabra libertad y usar emblemas patrios, los que fuimos a la ONU a denunciar el colonialismo, los que denuncian el colonialismo en diversos foros, y todos esos que luchamos en Puerto Rico y allá en las entrañas del monstruo.

 

Fuimos construyendo espacios de liberación desde las cooperativas, el ambiente, la acción social y comunal, la cultura, los foros académicos, los pescadores, los agricultores, el rescate de terrenos, desde el sindicalismo y en defensa de los derechos humanos, contra el racismo, el sexismo y la xenofobia.

 

Aunque hemos cometido errores, aprendemos de estos para poder continuar sembrando las semillas que hoy utilizan las rendijas para florecer y poco a poco derrumbar los muros del colonialismo, del imperialismo y el capitalismo salvaje.

 

Hemos aprendido que nunca debemos de dejar de educar, de unirnos y luchar. Prohibido olvidar las luchas pasadas que sembraron las semillas. Y cada día debemos aprender. Con nuevas herramientas analíticas como la interseccionalidad que reconoce las desigualdades sistémicas, con la transversalización del conocimiento y desde el estudio de la colonialidad vamos destruyendo y construyendo nuevos conocimientos que nos ayudan a descolonizar, liberar y decir que si podemos ser libres y ser una nación independiente, soberana y con equidad y justicia, por eso decimos Puerto Rico será libre.

 

Nosotros, somos hoy ese pueblo, que va abriendo caminos diversos. Camino a las personas de preferencias sexuales diferentes y el respeto a la diversidad, para decir todos, todas y todes (que fastidia a los académicos de la lengua). Son caminos para derrumbar el racismo (tener pelos libres es un ejemplo), son los mismos que han liberado las palabras que ya no son malas palabras, son las que dicen NO es NO y me respetas… Son muchas las luchas en las que nos sumamos y todavía seguimos afirmando nuestros derechos como pueblo, como una Nación. Nos mantenemos afirmando las playas son del pueblo, no a la minería, no al incinerador, si a la agricultura diversa, protejamos el ambiente, luchamos por la UPR y su reforma universitaria, luchamos por los derechos laborales y humanos, por defender el ambiente y el patrimonio natural y cultural (como es la Cueva del Indio en Arecibo)-capitalista-neoliberal, contra el calentamiento global, contra la gentrificación y desplazamientos (la nueva forma de colonialismo por población) y contra las formas perversas de colonialismo como es la Junta de Control Fiscal, los buitres de la deuda, los inversionistas de ley 22 (colonialismo por población), tener la deuda odiosa sin auditar y esta corrupción colonial que es un cáncer que nos devora.

 

Esa unidad de Pueblo luchador y solidario que se construye y reafirma todos los días.

Somos los que reconstruimos a Puerto Rico luego de los huracanes, los temblores y llevamos mensajes positivos, sin dinero, pero con amor, a diferencia de los administradores corruptos coloniales (insensibles ante el dolor del pueblo).

 

Y, ahí estamos nosotros luchando por la independencia y plena soberanía, liberando a los seres humanos en sus diferentes luchas, uniéndonos y resistiendo. Sembradores de libertad porque sabemos que seremos libres. Peleamos en todas las batallas de forma diferente pero ahí estamos, solos o acompañados liberando e emancipado al pueblo y así romperemos el muro colonial. Todes somos parte de la lucha, cada cual a su paso recordando que cada acción genera una reacción, se siembra semillas de liberación y nos liberamos del miedo, de la opresión, del colonialismo. Perdemos sino aprendemos y educamos sobre lo que hemos logrado. Perdemos si no divulgamos lo que hemos hecho y construido. Perdemos si no sembramos semillas de liberación.

 

Nos hemos propuesto derrotar la ignorancia y sembrar esperanzas en el futuro. Poco a poco podemos derrumbar la colonia. Hemos resistido ante el pasado y dominio colonial que se hace presente queriendo hacernos retroceder, como los adictos con la droga (el colonialismo es una droga), desde un sistema educativo colonial en quiebra hasta la enajenación provocada por la televisión y los medios de comunicación. Y aunque la descolonización es difícil, se puede enfrentar esa colonialidad del colonialismo todos los días. Somos esa flor silvestre que surge; pensamos, construimos mundos diversos, interpretamos y buscamos ser libres y autónomos para recuperar la soberanía nuestra y del pueblo.

 

En las elecciones debemos sembrar semillas de liberación, la emancipación es posible si la gente rompe el cerco mediático y entiende que es posible, que quién te ha quitado todo es la colonia y el capitalismo depredador, neoliberal. Porque hay que decirlo, el sistema colonial capitalista está en crisis y en cada rendija debemos sembrar y construir ese futuro. En cada rendija podemos construir otro mundo posible, desde la colonia hacia la independencia, que es el futuro. Aprovechar para educar que los plebiscitos coloniales no son consultas validas en las colonias, donde la dominan el imperio, por medio de sus administradores coloniales. Siempre sembrar semillas de liberación.

 

Así como las flores rompen el cemento para crecer y brillar, así Puerto Rico será Libre y Soberana y lucirá ante el resto del Mundo. Como Palestina víctima de genocidio y colonialismo por población, de igual forma Nueva Caledonia ambas serán Libre, como Puerto Rico será Libre.

 

Decía Gilberto Concepción de Gracia que el primer deber de la juventud en las colonias es luchar por la libertad, por la independencia. Yo añado que los jóvenes son buscadores natos de caminos de liberación. Desde pequeños buscaban constantemente revolucionar las creencias, saliéndose de los caminos marcados por las tradiciones familiares. Son criticados, juzgados e incluso rechazados, esos, por lo general son los llamados a liberarse de las historias repetitivas que frustran a generaciones enteras y las condenan al colonialismo. Cumplen el papel de desintoxicar el colonialismo, crear nuevas batallas y florecer, para renovar en esa tierra fértil.

 

Estos dos mártires, Carlos Soto Arriví y Arnaldo Darío Rosado, son tierra fértil, su locura es agua que nutre, su terquedad es nuevo aire, su apasionamiento es fuego que vuelve a encender el corazón de los ancestros. “Eres y somos el sueño realizado de todes tus ancestros, y te dicen transforma la colonia.” Seremos libres.

 

Y recordando a Antonio Cabán Vale, el Topo, en Antonia:

 

“Aquellos que un día derramaron
tus pétalos de sangre no sabían que
así echaban las semillas en el aire
y a la vista del pueblo habrían de surgir.

Antonia, los pueblos no perdonan
un día esa ley se ha de cumplir.”

Antonia, Carloa y Arnaldo recuerdan que los pueblos no perdonan un día esa ley se ha de cumplir.

Somos sembradores de libertad. Seremos Libres.

 

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