Latinoamérica sigue siendo el continente de más turbulencias políticas en el mundo, porque es el escenario de las más abiertas peleas entre el neoliberalismo y el antineoliberalismo. Porque fue el único continente donde surgieron gobiernos antineoliberales, gobiernos de gran éxito, que han disminuido significativamente las desigualdades, en el continente más desigual del mundo, mientras el neoliberalismo ampliaba las desigualdades en las otras regiones del mundo.
Porque fue el continente donde han surgido los principales líderes de la izquierda en el siglo XXI, entre ellos Hugo Chávez, Lula, Néstor y Cristina Kirchner, Pepe Mujica, Evo Morales, Rafael Correa. Porque es la única región que alcanzó a construir procesos de integración regional alternativos a los tratados de libre comercio con los EEUU.
Por todo ello, Latinoamérica fue y sigue siendo el continente de más enfrentamientos, donde varios de los mismos gobernantes que liderando los proyectos de superación del neoliberalismo, son atacados furiosamente por la derecha, no con contraposición de propuestas de gobierno, sino con criminalización, con procesos en contra de ellos, con condenas y con prisión. Procedimientos que se han vuelto condición para que la derecha vuelva al gobierno y pueda retomar el modelo neoliberal, modelo fracasado y que ha producido tantos resultados negativos para nuestros pueblos, nuestros países, nuestras democracias, nuestras soberanías.
Es donde se concentra, por todo ello, la nueva estrategia imperialista, la guerra hibrida, que combina la judicialización de la política, con sus mecanismos de “lawfare”, con la guerra mediática, con las “fakenews”, difundidas por robots, para impedir la libre expresión de la ciudadanía a través de las elecciones. Como resultado, la criminalización de los principales liderazgos populares del continente, entre ellos Lula, Cristina Kirchner, Rafael Correa, Gustavo Petro.
Donde no hay riesgo para el modelo neoliberal, hay relativa estabilidad política, se suceden distintos partidos, que preservan ese modelo, solamente con matices distintos. Donde no hay liderazgos que desafían los intereses del capital financiero, donde no ponen en práctica políticas que enfrentan a las desigualdades sociales, no hay turbulencias políticas.
Porque Latinoamérica ha tenido los principales gobiernos de este siglo, es también el continente donde se concentra la contraofensiva conservadora. Por ello Lula está preso, se amenaza con lo mismo a Cristina, Rafael Correa se ve obligado a pedir asilo e Bélgica, se intenta quitar el mandato a Petro e impedir que vuelva a ser candidato a la presidencia de Colombia.
Los gobiernos de derecha no logran estabilizar los países donde han vuelto a gobernar, ni Macri en Argentina, ni Temer en Brasil. De Piñera y de Duque tampoco se puede esperar gobiernos estables, con gran apoyo popular y de largo aliento. El gobierno de Perú ya es un gobierno inestable, tras la sustitución de presidente elegido.
Latinoamérica es el continente donde la lucha de clases encuentra su auge en el mundo. Porque aun cuando derrotada la izquierda, tiene capacidad de resistencia, de liderar el movimiento popular en la lucha por sus intereses. Por ello es que Latinoamérica seguirá siendo la región de turbulencias. Es donde siguen dándose las más grandes disputas entre derecha e izquierda, entre fuerzas neoliberales y antineoliberales.
¿Cómo será Brasil, si el mejor presidente de su historia fue impedido de ser elegido en primera vuelta y, en su lugar, está un político de extrema derecha, que se valió de todo tipo de ilegalidades para elegirse? ¿Qué grado de legitimidad tendrá su gobierno, que grado de estabilidad podría tener un gobierno encabezado por un desequilibrado, que cree que puede hacer lo que le da la gana? Brasil no será un país estable, ni de paz social, ni de prestigio internacional.
¿Cómo podrá Argentina decidir su futuro el próximo año, si se pretende quitar la posibilidad a Cristina de ser candidata? ¿Cómo podrá Ecuador recuperarse de su crisis actual sin contar con Rafael Correa, el mejor presidente que el país haya tenido? ¿Qué será de la democracia colombiana, si el principal líder opositor es impedido de ser candidato?
¿Qué será de América Latina si siguen gobiernos que profundizan la recesión y el desempleo, a la vez que la guerra híbrida trata de impedir que gobiernos que pueden retomar el crecimiento económico con distribución de renta, vuelvan a dirigir a los países?
Es un futuro abierto. El modelo neoliberal condena a los gobiernos de derecha al fracaso. Los gobiernos de izquierda tendrán que superar la nueva estrategia del imperialismo, encontrar las formas de enfrentar la judicialización de la política y el uso de la internet de forma terrorista. Después de una primera década del siglo XXI positiva, Latinoamérica enfrenta una segunda década de duros enfrentamientos entre derecha e izquierda. Cómo llegará el continente a fines de esta década es todavía una vía abierta.
- Emir Sader, sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Río de Janeiro (UERJ). |