Todos sabemos que los dos componentes del título de este artículo son pura mentira. El plebiscito que el actual gobierno insiste en atosigarnos no tiene ni tendrá el “aval” de las autoridades metropolitanas. Tampoco acudirá mucha gente a votar el próximo 11 de junio. No obstante, ambas cosas continuarán proyectándose como verdaderas gracias a la manipulación noticiosa, la primera, y al fraude electoral, la segunda.
El cuento del “aval federal” ha sido desde el principio un ejemplo de manipulación informativa. Dado que los $2.5 millones asignados durante la administración de Barack Obama para ser utilizados en una futura consulta puertorriqueña requiere autorización previa del Secretario de Justicia, la dirección del PNP concluyó que ese visto bueno para el desembolso constituye un “aval” a su plebiscito. Sería la primera vez que tal cosa ocurra, dicen.
Dar el aval no sólo significa dejar hacer. En los cuatro plebiscitos que desde 1967 se han celebrado, ha estado presente la permisividad imperial y en ninguno ha habido “aval”. Como todos no han sido nada más que un mero ejercicio de electoralismo colonial, a la metrópolis nada le importan. Podemos entretenernos, si queremos, votando cada año y en Washington tan sólo se reirán. Dar el aval significa, además de dejar votar, comprometerse con el resultado porque si se autoriza un ejercicio electoral lo más elemental es que el resultado, se respete. Como sabemos, no hay ni señal de eso en el horizonte.
El actual plebiscito que el PNP concibió tenía un elemento que lo diferenciaba de los anteriores, y ese fue el que el liderato anexionista quiso manipular. Como podía estar de por medio el uso de $2.5 millones de dinero estadounidense para la consulta nos dijeron que esa autorización constituía el “aval”. Los gringos, sin embargo, se enteraron muy pronto de la manipulación y el pasado mes de abril, como dicen los galleros, le mataron el pollo en la mano a Ricardo Rosselló. Respondiendo a una carta del Gobernador, le negaron el uso de los fondos recurriendo a argumentos puramente colonialistas como la no inclusión en la consulta del actual “status territorial”.
El rechazo de abril no detuvo la manipulación de los anexionistas. Como se apresuraron a enmendar la ley del plebiscito para añadir el “territorio”, según planteaba la carta de Justicia, empezaron a decir que, como cumplieron con lo señalado añadiendo el estatus actual, aunque no se haya autorizado el desembolso de los $2.5 millones, realmente tenían el “aval”. Se trata de un silogismo absurdo, por no decir infantil, pero de todos modos lo repitieron todos los días como si fuera la gran verdad.
Entonces desde Washington volvieron a actuar. Sin que nadie les preguntara y conscientes de que Ricardo Rosselló andaba por allá repitiendo el silogismo infantil del “aval”, emitieron una escueta declaración afirmando que ellos no habían dado autorización alguna y que cualquier sugerencia en contrario no era cierta.
Se trata del segundo tapaboca en apenas dos meses – uno mensual – pero ni siquiera eso detendrá al grupo que actualmente se cobija en la Fortaleza. Como el cuento del rey desnudo, seguirán considerándose vestidos y antes y después del 11 de junio continuarán diciendo que cuentan con el “aval” de Washington para su plebiscito de embuste.
La otra mentira será la de la participación. Ahora mismo, una vez el PNP (en busca del “aval”) corrió a incluir la colonia como alternativa en la papeleta de votación, todas las demás fuerzas políticas, como una sola voz, decidieron boicotear activamente la consulta. Se trata, por tanto, de un evento electoral al que sólo concurrirá el partido político que en las pasadas elecciones obtuvo el 42% de los votos. Ese dato de por sí sugiere una escasa participación.
Pero hay más. La cita electoral se convoca en momentos en que la crisis social y económica que enfrenta el País ha llegado a niveles extremos. El debate público está centrado en esa realidad y por todos lados lo que se respira es agobio. El sector de los empleados públicos, que históricamente ha sido el que más se moviliza en eventos electorales, está sobre ascuas con los recortes presupuestarios que ya sufre y los que vendrán. En el resto del país también prevalecen el fastidio y la desesperanza.
“El país no está para consultas electorales”, decía el otro día un alcalde del propio PNP que, de paso, advertía de la dificultad que está enfrentando para lograr reclutar los funcionarios que representarán al partido en los colegios de votación. Ese y otros alcaldes, de ordinarios más cerca de lo que la gente siente, en privado solicitaron la posposición del plebiscito, pero desde arriba les advirtieron que el mismo va.
Ante esos dos datos – el boicot de los partidos y el agobio generalizado – no hay que ser adivinador para predecir que muy poca gente irá a votar. Pero seguramente, el resultado que se trasmita al atardecer del 11 de junio dirá otra cosa. Nos dirán que la participación electoral fue masiva y que la estadidad ganó con ese enorme apoyo a su favor. Esto lo lograrán multiplicando por tres o cuatro los que efectivamente vayan a votar y llenando las urnas con votos falsos.
Para asegurarse ese resultado colocaron como comisionada electoral a Norma Burgos, una veterana en ese tipo de manipulación. Algunos recordamos cuando hace aproximadamente dos décadas, en medio de las protestas populares contra la privatización de la Compañía Telefónica, a ella se le ocurrió convocar una manifestación a favor de la venta a la que apenas fueron mil personas, pero la entonces Secretaria de Estado anunció urbi et orbi que habían ido cien mil. Un anuncio similar hará Norma Burgos al atardecer del 11 de junio.
Tal vez la mejor señal del fracaso del plebiscito son los incontables chistes que ya circulan por las modernas redes sociales. Para cerrar este artículo reproduzco uno que me parece muy creativo. Como todos los que circulan es anónimo, pero ojalá pudiéramos conocer su autor:
“Lista de observadores internacionales para el plebiscito del 11 de junio de 2017:
De Alemania: Dr. Von Fraude.
De Francia: Pierre D’Voto
De Japón: Tekito Tuvoto.
De China: Chan Chu Yo
De Cuba: Silvió Panada.
De Israel : Abraham Lasurnas.
De Italia: Massimo Atraco
De Libia: Mehuele Aestafa Al votar.
De Panamá: Many Puleo.
De República Checa: Ivana Jodernos.
De Uganda: Amín Mewele Ashuco
De Vietnam: Jo Dan Se.
De India: Ghandi Sima Farsa.
¡Por lo que se garantiza total transparencia en las votaciones!”
Fuente: Claridad
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