El patriota independentista boricua, de 74 años de edad, ha insistido en que él no ha sido liberado, sólo excarcelado, porque Puerto Rico no es aún un país libre. “Nadie viviendo en una colonia puede ser libre y yo no lo soy ni lo seré hasta que termine la condena de mi patria”.
Tras más de 35 años de encierro en cárceles estadounidenses, 12 de ellos en confinamiento solitario, sumados a cuatro meses bajo arresto domiciliario en casa de su hija en Santurce, con grillete electrónico que vigilaba sus movimientos, del 9 de febrero al 17 de mayo de este año 2017, fue formalmente excarcelado el prisionero político puertorriqueño Oscar López Rivera.
El patriota independentista boricua, de 74 años de edad, ha insistido en que él no ha sido liberado, sólo excarcelado, porque Puerto Rico no es aún un país libre. “Nadie viviendo en una colonia puede ser libre y yo no lo soy ni lo seré hasta que termine la condena de mi patria”. López Rivera había sido sentenciado en 1981 a 55 años de prisión acusado de conspiración sediciosa y por supuestos vínculos con las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) de Puerto Rico. Más tarde le cargaron otros quince años por intento de fuga.
El pasado 17 de enero, el presidente Barack Obama, poco antes de abandonar la Casa Blanca, presionado por una intensa y extensa campaña por su liberación y considerando la condición de veterano de la guerra estadounidense contra Vietnam del patriota boricua, le permutó lo que le restaba de su condena total de 70 años, por cuatro meses de arresto domiciliario.
En una entrevista con el diario Claridad, de San Juan, López Rivera expresó su intención de continuar su batalla por el fin del estatus colonial de Puerto Rico y reiteró que la revolución cubana es “un símbolo y un ejemplo a imitar”.
Recordó que la lucha patriótica en la Isla y la de los boricuas radicados en Estados Unidos hizo posible en 1979 la excarcelación de los héroes nacionalistas Andrés Figueroa Cordero, Lolita Lebrón, Rafael Cancel Miranda, Oscar Collazo e Irving Flores. Fue la solidaridad mundial la que condujo a la orden de excarcelación suscrita entonces por el presidente James Carter.
Poco después se intensificó la lucha por la liberación de los patriotas vinculados a las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN) entre los que estaba Oscar López Rivera.
La presión desde Puerto Rico y desde los barrios boricuas en Estados Unidos fue cada vez mayor, con fuerte impacto mundial.
En 1999, el gobierno de Bill Clinton ofreció a 12 miembros del FALN de Puerto Rico que cumplían largas condenas en cárceles de Estados Unidos, amnistiarles a cambio de que suscribieran bajo juramento una declaración de arrepentimiento por los crímenes terroristas que motivaron sus sanciones. Oscar López Rivera fue el único que se negó a aceptar la oferta, que consideró humillante.
Oscar reconoce y aprecia el esfuerzo que en su caso se hizo “desde la siempre solidaria Cuba, desde Venezuela y tantos otros lugares, así como la importante participación de figuras religiosas como Desmond Tutu y el Papa Francisco. Pero él está consciente, dijo, de que lo principal es el esfuerzo en el seno del pueblo borinqueño, porque si aquí no se hubiese dado la lucha que envolvió a prácticamente toda la sociedad, difícilmente los del exterior se hubiesen movilizado”.
López Rivera se refiere con gran respeto e intensa solidaridad a los dirigentes del partido estadounidense de los Panteras Negras (Black Panther Party) que permanecen en prisión, algunos de ellos desde hace más de 45 años, sin perspectiva de que puedan dejar atrás los barrotes.
La clave para que finalmente se lograra la liberación de Oscar y para que el presidente Barack Obama, estando ya próximo a dejar el cargo, suscribiera la orden del indulto ha estado en la evidencia de la solidez de nuestra voluntad de ser libres”, ha sentenciado el prócer puertorriqueño.
López Rivera anunció que realizará una peregrinación por los 78 municipios de Puerto Rico y por la diáspora en Norteamérica como parte de su intención de crear la fundación Libertá, por medio de la cual persigue dialogar, compartir ideas y promover la unidad de los puertorriqueños. “Si pretendemos descolonizarnos tenemos que unirnos, no hay otra opción”, dijo el revolucionario boricua.
Su primera exposición de carácter internacional será ante el Comité de Descolonización de la Organización de Naciones Unidas el 20 de junio próximo y luego se mantendrá trabajando en su fundación, con la que llevará su mensaje por la independencia y el bienestar social y comunitario de sus compatriotas, al tiempo que promoverá mayor conciencia acerca la situación de Puerto Rico.
Su gira, encaminada a agradecer a quienes apoyaron su liberación, será larga y recorrerá muchos lugares en Estados Unidos. Comenzará por Humboldt Park, barrio boricua de Chicago donde un tramo de la calle Mozart llevará su nombre. ¡Honor a quien honor merece!
Foto de Oscar por Ernesto Robles.
Publicado originalmente en el diario POR ESTO! de Mérida, México.
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