Si tuviéramos acceso al dosier que la inteligencia rusa tiene sobre Natalie Ann (no Natalia, por favor) Jaresko tal vez pudiéramos saber por qué esta mujer “de clase mundial” –la frase es de José Carrión– ha terminado saltando desde la gélida y muy estratégica Ucrania hasta este pequeño “país olvidado” del ardiente Caribe. Porque aunque un sueldo de $600 mil anuales (más vivienda, transportación, gastos y un largo etcétera) pudiera ser razón suficiente para nadar hasta nuestra ribera, el nuevo trabajo de Jaresko suena a un bajón de rango para alguien que hace apenas un año se proclamó candidata al puesto de primera ministra de Ucrania.
El dosier ruso sobre Jaresko debe ser gordo porque para ellos, desde los tiempos de Catalina la Grande, Ucrania es un país clave por su capacidad agrícola y por su ubicación geográfica entre Rusia y Europa. En sus últimas dos grandes confrontaciones bélicas con países europeos, las guerras de Napoleón y Hitler, Ucrania fue un teatro de gran importancia. Tras la llegada al poder de Vladimir Putin en 1999 y ante su determinación por restituir la “grandeza de Rusia”, Ucrania, que rescató su independencia en 1991, volvió convertirse en frontera de conflicto entre los rusos y el “Occidente” que lidera Estados Unidos. Como sabemos, en los últimos cinco años el conflicto dejó de ser “frío” transformándose en una guerra no declarada por el control del estratégico país.
El posible gran volumen del dosier ruso también responde a que Jaresko ha jugado un papel relativamente importante en el esfuerzo de Estados Unidos dirigido a controlar el gobierno de Ucrania. Esta hija de inmigrantes ucranianos, nacida en Illinois, se formó en buenas universidades de su país y desde muy temprano se vinculó al servicio diplomático o de inteligencia estadounidense o a ambos. En 1992, cuando tenía 27 años, fue enviada a Ucrania como “jefa de asuntos económicos” de la embajada de Estados Unidos en la nueva nación independiente. Su origen étnico, el conocimiento desde la cuna del idioma ucraniano y su buena formación académica la equipaban muy bien para la tarea asignada desde Washington.
A juzgar por el desempeño de Jaresko en Ucrania entre 1992 y 2016, todo indica que la carta jugada por Estados Unidos funcionó. De su trabajo como oficial de la embajada conocemos poco, pero una vez dejó esa función en la segunda parte de la década del ’90 comenzó a dirigir un fondo de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés) creado con el propósito de influenciar la economía y la política ucraniana. Todos sabemos que la USAID ha sido un instrumento histórico, nacido de los tiempos de la Guerra Fría (1961), mediante el cual Estados Unidos trata de controlar o influenciar los gobiernos de otros países con ayudas económicas y prestaciones sociales.
Sobre el manejo que Jaresko (junto a su entonces marido) hizo del fondo hubo imputaciones de corrupción porque se autoasignó sumas millonarias a modo de “bonos”, muy superiores a su salario básico. Todo indica, sin embargo, que esas imputaciones no empañaron su imagen ni su función dentro de la política de Estados Unidos hacia Ucrania. En 2014, cuando en medio de una fuerte crisis económica las protestas populares (alimentadas por EEUU y por la Unión Europea) derribaron el gobierno que se inclinaba hacia los rusos, Jaresko emerge como ministra de finanzas del nuevo régimen. No fue la única ukranian american que formó parte de aquel gobierno (hubo otros también enviados desde América), pero en su caso tuvieron que hacerla ciudadana ucraniana a la carrera para que pudiera asumir el cargo.
Sobre el desempeño de Jaresko como ministra de finanzas se habló de forma hiperbólica, por parte de la Junta de Control Fiscal de Estados Unidos para Puerto Rico (JCF), pero los datos disponibles no apoyan la euforia. En primer lugar, apenas estuvo en el cargo un año y cuatro meses. Fue nombrada en diciembre de 2014 y abandonó el cargo en abril de 2016. Obviamente estamos ante un tiempo muy breve, mucho más cuando se trata de las finanzas y la economía de un país. En segundo lugar, el problema era mayormente económico –una inflación galopante y gran dependencia de la economía rusa– más que de manejo de finanzas, tarea asignada a Jaresko. La deuda pública de Ucrania en manos privadas era de $18 mil millones en 2014. (La de Puerto Rico es de $70 mil millones.) En tercer lugar, dada su importancia estratégica para Estados Unidos y la UE, los organismos económicos mundiales que estos controlan dirigieron enormes sumas de dinero hacia el país del este europeo. El Fondo Monetario Internacional (FMI) nada más asignó $40 mil millones en forma de préstamos y ayuda a Ucrania. Con esa avalancha de ayudas era lógico esperar que las finanzas públicas se enderezaran.
Tal parece que las aspiraciones de Estados Unidos con Jaresko (o el ego de la ministra) se dispararon durante el año y pico que estuvo en el gabinete ucraniano porque en marzo de 2016, ante un inminente cambio de primer ministro, ella se postuló públicamente para el cargo. Entonces dijo que Ukrania necesitaba un gobierno de tecnócratas y que ella se ofrecía para dirigirlo. Sus aspiraciones no llegaron muy lejos porque el hasta entonces presidente del Parlamento fue designado al cargo y éste procedió a dejar fuera de su gabinete a la diplomática (¿?) estadounidense.
Un año después de haber aspirado al más alto cargo político de Ucrania, Jaresko aparece en el lejano Caribe asumiendo la “humilde” función de directora ejecutiva del JCF. En esa nueva tarea no contará con los $40 mil millones del FMI que tuvo allá ni tampoco con las lisonjas que la diplomacia de Estados Unidos y la UE le dirigían cuando trabajaba en el este de Europa. A los pocos meses de ser nombrada ministra de finanzas, el 5 de marzo de 2015 la agencia Bloomberg publicó un panegírico con el título The american woman who stands between Putin and Ukrania. Entonces parándose frente al “enemigo” ganaba aplausos, que ahora escasearán porque no hay un opositor tan importante en el horizonte.
¿Acaso llegó hasta acá simplemente porque estaba desempleada? Como no tenemos acceso al dosier ruso no podemos contestar esa pregunta ahora. Pero algún día lo sabremos.
Fuente: Claridad |