“Enemy With No Face” |
Escrito por Félix I. Aponte Ortiz |
Sábado, 25 de Marzo de 2017 07:51 |
El asunto de los ‘enemigos sin rostro’ vino a mi mente mientras observaba parte de la transmisión de la reunión de la Junta de Control Fiscal (JCF) celebrada en Nueva York el pasado lunes, 13 de marzo. Me preguntaba a quién realmente sirven las siete personas que componen esa Junta, su director ejecutivo y el alegado representante del “gobierno” de Puerto Rico ante ese Cuerpo.
Doris Torresola Roura “Heroina entre heroinas”* Elio Torresola/Especial para CLARIDAD Doris Torresola Roura nació el primero de marzo de 1922 en el barrio Collores de Jayuya, donde vivió hasta que su familia se mudó al heroico y más hermoso valle de la Patria, Coabey, del mismo pueblo. Era la tercera hija de los cuatro hermanos Torresola Roura. Angelina era la mayor, luego Elio, Doris y el más joven, Griselio. Sus padres fueron Clodomiro y Rosalina. Creció junto a ellos corriendo, nadando, jugando y disfrutando por una vega a los pies de Los Tres Picachos, hasta convertirse en una joven bella, guapa, alegre y amigable. Doris tenía un gran sentido del humor, de fácil risa, tenía el don de la ironía, que usaba para reírse de todo y de todos, principalmente de ella misma. Nunca tomó en serio a sus enamorados -que fueron muchos- pues al parecer ya vislumbraba su destino, ya intuía que entregaría su vida a la Patria a través del nacionalismo. Dueña de un carácter fuerte y complejo, parecía exhibir diferentes personalidades. Disfrutaba de las bromas familiares y narraba con mucha gracia las anécdotas del Clan Torresola. Durante su militancia en el Partido se convirtió en una de las personas más cercanas al maestro Pedro Albizu Campos. Vivió por varios años junto al grupo de nacionalistas que colaboraron estrechamente con Albizu. En su dimensión política era seria, constante y muy valiente. Nunca se arrepintió de formar parte del movimiento Nacionalista y enfrentó la prisión con entereza. Su valentía llegaba al extremo de considerar la inmolación si fuera necesario para libertar La Patria. Expresa el historiador Benjamín Torres en el Periódico CLARIDAD que ante el inminente arresto general de todos los nacionalistas de Puerto Rico: “El 30 de octubre de 1950 los elementos más comprometidos con la Revolución (prácticamente) desarmados, sin preparación ni entrenamiento adecuado, sin tiempo suficiente para organizar bien toda la Isla, se deciden a lanzarse a la Revolución. Van al ataque en Jayuya, Utuado, Peñuelas, Naranjito, Arecibo, Mayagüez, Ponce, San Juan y otros puntos de la Isla. En San Juan se había dispuesto que un comando de 25 hombres, al mando de don Raimundo Díaz Pacheco, tomaran La Fortaleza y secuestraran al gobernador Luis Muñoz Marín, y desde allí avisar a las Naciones Unidas y otros países amigos de la Revolución, (hay que dejar claro que el propósito del asalto a La Fortaleza no fue para asesinar a Muñoz, como ha señalado el régimen (Gobierno).” “Don Raimundo Díaz Pacheco, preocupado por los acontecimientos y temeroso de que descubrieran los planes del asalto, no esperó a todos los compañeros comprometidos, lanzándose al asalto con solamente cinco nacionalistas. En el ataque murieron cinco nacionalistas, incluyendo a don Raimundo Díaz Pacheco, siendo apresado el último sobreviviente, Gregorio Hernández Rivera, cuyo cuerpo mostraba varios impactos de balas.” “En el Barrio Obrero, en la barbería “Salón Boricua”, don Vidal Santiago se enfrentaba, solo, con numerosos policías y miembros de la Guardia Nacional, sucumbiendo luego a las bombas de gases lacrimógenos después de resistir por varias horas.” “En Jayuya, luego de la toma del pueblo por los revolucionarios, Doña Blanca Canales, desplegando la bandera nacional, proclamó la República..” Jayuya fue el único pueblo donde los nacionalistas tuvieron éxito en vencer al régimen. Doris fue gravemente herida el 2 de noviembre del 1950 por los esbirros del régimen en su hogar en San Juan (residencia de Albizu Campos en la calle Sol esquina Cruz y local de la Junta Nacionalista) cuando el referido local fue atacado con toda clase de armas incluyendo ametralladoras. Narra Carmín Pérez en “Entrevista Carmín Pérez” (Héctor Monclova Vázquez, En Rojo, 7 al 13 de octubre de 1994) que una bala de la ráfaga hiere a Doris en el cuello y se aloja en la sexta costilla. Arrestada y sangrando efusivamente fue llevada al hospital De Diego en Santurce donde su ingreso fue negado a riesgo de morir desangrada. De inmediato la llevaron al hospital Municipal, hoy día, Museo de Puerto Rico. Un agente que se hizo pasar por médico le decía que se levantara y caminara. Ella no podía caminar ni levantarse pues le sobrevendría una hemorragia fatal. Un guardia que estaba de custodio de ella, “una persona muy decente, la ayudaba. Le decía “quédese quieta”. Le ayudaba a ponerse los zapatos. La trató con mucho cariño. De allí la llevan al Cuartel General y después a La Princesa. “La dejan allá sola, con el plan de que se muriera, cuando ella no se podía hacer absolutamente nada. Había un preso que le llevaba cosas en bandeja y a veces la llevaba a bañarse. Uno que le decían Ratón, que después lo declararon inocente, porque había sido víctima de un caso fabricado. Estaba también ayudándola, Fournier, que en ese tiempo estaba en La Princesa, quien fue muy bueno con Albizu, con los Nacionalistas y con Doris. Pero la dejaron completamente sola para que se muriera. Y se lo dijeron. “No le permitían las visitas.” Doris, luego de haber extinguido la sentencia que le impusieron, regresó a vivir a la Junta y residencia de Albizu Campos. El 1 de marzo de 1954 se efectuó el ataque al Congreso de los Estados Unidos por el Nacionalismo. Días después, el 6 de marzo, miembros de la Policía de Puerto Rico se presentaron a la residencia de Albizu Campos con una orden de arresto. Los nacionalistas resistieron contestando a tiro limpio. Junto a Albizu se encontraban Doris Torresola, Carmín Pérez, Doña Isabel Rosado y Don Pepe Rivera Sotomayor. La Policía, desde los edificios cercanos, dispararon y lanzaron tantos gases lacrimógenos que provocaron el estado de inconciencia en Albizu, Doris e Isabel. Fueron arrestados y vueltos a encarcelar. De la prisión retornó gravemente enferma, como consecuencia del prolongado encarcelamiento, del mal trato y por los abusos recibidos. La cárcel y su condición de asma crónica y permanente la llevaron a perder su cordura. Aún en tales circunstancias, en medio de ese huracán mental, su discurso político era firme, claro y contundente. Siempre se mantuvo en pie de lucha, a pesar de que sus nervios la traicionaron. Por su condición mental finalmente fue indultada en el 1962. Doris murió a sus 50 años en el mes de febrero del 1972 como consecuencia del suicidio mediante fuego. Llevó consigo a su tumba el proyectil que se alojó en la sexta costilla cuando fue herida, así como su dignidad intacta. Una anécdota que habla muy bien de su calidad humana ocurrió durante la celebración del Grito de Lares en su centenario en el 1968. Antes del comienzo de los actos oficiales, Doris, junto a toda la familia, caminábamos alrededor de la plaza. En dirección opuesta venía Don Noel Colón Martínez, quien había sido uno de los fiscales que llevaron, en el 1950, la acusación contra Doris. Al verlo, mi tía Doris exclamó jubilosa un sonoro NOEL. Ambos se acercaron y se confundieron en un caluroso abrazo. El “fiscal” y la “acusada” abrazados sin ningún reclamo por parte de Doris, en un espontáneo y glorioso encuentro. En ese momento Noel había iniciado su tránsito político desde el centro hasta convertirse en un gran independentista. Conversaron por un rato y luego nos unimos a la conmemoración del centenario. El héroe y poeta nacional, Juan Antonio Corretjer en el discurso “30 de octubre”, publicado por la Liga Socialista Puertorriqueña, ante el calificativo de “locos” a los nacionalistas expresa: “...Loco es quien inconcientemente se aleja de la realidad, se es cuerdo y se es loco en la misma dimensión y en la misma proporción en que la mente propia pierde contacto con la realidad y entra en zonas de penumbra. Pero quienes se sacrifican, quienes dan la espalda a todas las conveniencias de su vida, quienes rinden la flor de su vida frente a las balas enemigas, como lo hizo Carlos Irizarry en Jayuya, (resumo en su nombre el sacrificio de todos los que cayeron frente a balas enemigas); quien le dá la espalda a todas las conveniencias personales tenidas, como Blanca Canales; quien le dá la espalda a la flor de su juventud como Carmín Pérez; quien le dá la espalda a la flor de la belleza y la juventud como Doris Torresola; quien le dá la espalda a todo lo que es amable a los sentidos corporales, para salir en misiones de la que está seguro de no volver, y no se compra pasaje de vuelta como hicieron Oscar Collazo y Griselio Torresola; ese, esos no han perdido contacto con la realidad, han hecho contacto de fuego con el enemigo, en la conciencia absoluta, de que el sacrificio de sus vidas será la vida de la Patria. “ Fin de la historia resumida y teñida de amor y nostalgia de nuestra querida tía, Doris Torresola Roura. *Cita de Juan Antonio Corretjer |
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