Desde Peñuelas hasta la Chardón, hay lucha y resistencia. El Campamento contra las cenizas de carbón en Peñuelas, una comunidad que hace años lucha por nuestra salud y medioambiente, ha demostrado enorme constancia y dejado claro que ni la policía ni los camioneros con su fuerza bruta podrán neutralizarlos. Por el contrario, crecen.
¿Usted sabe esas personas que siempre quieren despedir el año cuanto antes por lo “tétrico” que fue? Para ellas, a la altura de octubre, ya todos los años son bastante terribles y hay que salir del corriente con urgencia para volver a estrenar sentido de posibilidad. A mí siempre me parecían gente más bien de rituales, acostumbrada a despellejar el año cuando sabían que estaba ya en las últimas. Sin embargo, esta vez, salvando la distancia de toda esa felicidad privada que siempre nos rescata, tengo que aceptar, tal vez por primera vez en la vida, que este año fue espantoso.
Por eso, no vacilé en montar mi árbol desde noviembre. Guirnaldas en mano, volví a la carga: “Ese tronco no endereza”, “tres cuartas partes de las luces se fundieron”, “no colguemos tanta bola azul junta”, “pónganse para la foto”. Esa escena que se repite en cuanta casa con espíritu navideño saludable me provocó el primer ataque de optimismo: obligarme a pensar en qué cosas buenas ocurrieron. Las hubo. La gran mayoría del País incluyendo su diáspora contribuyó a arreciar la campaña por la excarcelación de Oscar López.
Desde Peñuelas hasta la Chardón, hay lucha y resistencia. El Campamento contra las cenizas de carbón en Peñuelas, una comunidad que hace años lucha por nuestra salud y medioambiente, ha demostrado enorme constancia y dejado claro que ni la policía ni los camioneros con su fuerza bruta podrán neutralizarlos. Por el contrario, crecen.
Lo mismo con la resistencia ante la Junta de Control Fiscal. Si bien la aprobación de PROMESA fue un golpe bajo a nuestra ilusión de estado democrático, ya la Junta tuvo su mejor momento. De aquí en adelante no vislumbro que crezca su popularidad sino todo lo contrario. Irá en picada tan pronto empiece a tomar las decisiones que afectarán a miles de personas, especialmente de las clases medias y bajas. Mientras los nuevos funcionarios del gobierno electo ya están soltando su lagrimeo por las directrices (absurdas, sí) de la Junta, los opositores de PROMESA, que han hecho protestas sin duda efectivas, creativas y sorpresivas, crecerán. En otros sectores, con otros estilos pero crecerán.
Fuente: El Nuevo Día |