Oscar López Rivera, de 73 años y oriundo del pueblo de San Sebastián, es el prisionero político puertorriqueño que más tiempo lleva contando los días tras los barrotes de las cárceles estadounidenses. Han pasado 35 años desde que lo detuvieron por conspiración sediciosa contra el gobierno, y todavía hoy, con su bigote moteado de gris y las arrugas al borde de sus ojos, permanece confinado.
A poco más de dos meses de que el actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, abandone la Casa Blanca, los ciudadanos y organizaciones que llevan el mensaje de su excarcelación apuntan a que hay que redoblar los esfuerzos para que de una vez y por todas el primer mandatario y ganador del Premio Nobel de la Paz atienda el reclamo de prominentes voces -tanto puertorriqueñas como de la comunidad internacional- y conceda el indulto a López Rivera, visto ya como un asunto de derechos humanos.
"La esperanza que tenemos es que antes de terminar su término en la Casa Blanca, lo libere. Ya no tiene la presión de las elecciones, de que liberarlo le causara algún problema alguna controversia, pero la verdad es que nadie tiene la menor idea si Obama va a hacerlo o no porque Obama no suelta prenda es un individuo hermético", comentó Fernando Cabanillas, portavoz de la iniciativa 32xOscar.
En octubre pasado, se celebró una manifestación frente a la Casa Blanca, en Washington, y ahora, en noviembre, el popular cantante Ricky Martin envió una contundente misiva a Obama con copia al abogado de indultos del Departamento de Justicia, en que trazó paralelismos entre López Rivera y el expresidente de Sudáfrica Nelson Mandela.
“Este es un asunto de justicia social, humanidad y compasión. Es inconcebible que un mundo que rechaza el encarcelamiento político y que hace décadas se unió para lograr la extensa y fuerte lucha de la segregación y la libertad de Nelson Mandela (1918-2013), sea el mismo mundo que después de 35 años, aún mantiene prisionero a Oscar López”, declaró en la carta.
En las semanas que restan, los portavoces apelan a que, más allá de las manifestaciones, a Obama se le inunden las redes de reclamos de la ciudadanía y que a sus oídos lleguen más voces internacionalmente reconocidas que se fundan en el reclamo por la liberación de Oscar, gestión que se realiza tras bastidores.
Entre las cosas que pueden hacer, es escribirle a Barack Obama a través del Twitter a @POTUS y @BarackObama con el ‘hashtag’ #FreeOscarLopezNow. También pueden comunicarse con los congresistas puertorriqueños. Además, pueden firmar una petición al presidente para que libere a Oscar, la cual dicta que si llega a los 100,000 endosos en 30 días, Obama se verá obligado a responder. Hasta elmomento ha conseguido unas 7,000 firmas y tiene hasta el 11 de diciembre.
Sentencia desproporcional
El gobernador electo Ricardo Rosselló Nevares ya apareció en un video junto al resto de los candidatos a la gobernación exigiendo que se tome acción ya por la liberación de Oscar, y la comisionada residente electa, Jenniffer González, en un cambio de postura luego de enterarse que López Rivera es veterano de la Guerra de Vietnam, indicó que “personas por crímenes mayores han estado menos tiempo” y que se debía considerar positivamente.
Cuando en 1999, el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, le ofreció clemencia a López Rivera, este lo rechazó porque dos de sus compañeros quedarían en prisión. No obstante, en aquel momento, cuando tan solo llevaba 18 años preso, Clinton manifestó que las sentencias eran desproporcionales.
“Dijo públicamente que no había duda que esa gente estaba presa por sus ideales políticos y que esas sentencias eran desproporcionadas e injustas. Si eso fue así a los 18 años de estar preso, ahora es mucho más grave la situación”, sostuvo el licenciado Eduardo Villanueva, portavoz del Comité Pro Derechos Humanos.
El 29 de mayo de 1981, López Rivera fue detenido y más adelante juzgado por conspiración sediciosa, debido a sus vínculos con las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), cuyo bombazo al Fraunces Tavern, en Nueva York, provocó la muerte de cuatro personas, entre otros atentados que se le acreditan. Sin embargo, la abogada de López Rivera, Jan Susler, ha recalcado en innumerables ocasiones que a López Rivera no pudieron probarle que hubiese estado inmerso en la planificación o ejecución de los atentados violentos.
“Está plenamente consciente de por qué está preso, que es por la defensa del derecho de Puerto Rico a su autodeterminación e independencia, sabe las dificultades y las presiones que hay respecto a su caso sobre el presidente, pero como se siente que ha entregado su vida a la defensa de los mejores intereses de Puerto Rico, en términos políticos y morales, está tranquilo”, agregó el licenciado Villanueva.
Cabanillas se comunica con Oscar a través de un sistema del centro penitenciario. Contrario a lo que muchos alegan, que porque ante Clinton rechazó la oferta de clemencia eso significa que no quiere salir de los barrotes, Cabanillas aseguró que Oscar sí está deseoso de regresar a andar por las calles de su país, en que se repite, en paredes, ventanas y hasta cristales de autos, su rostro impreso.
“Oscar es una persona increíble. Daría cualquier cosa por salir, tiene esperanza y está muy agradecido del apoyo que las diferentes personas le han dado. Es un individuo que tiene una salud mental increíble. Aguantó doce años en un calabozo en confinamiento solitario, es un individuo bien fuerte - emocionalmente fuerte -, y es una persona brillante”, comentó.
Mientras, Villanueva habla con el prisionero político todos los domingos, y lo encuentra de muy buen humano, agradecido con el apoyo de cada vez más personas que se unen a la causa.
“Yo pienso que Obama quiere dejar un legado como presidente que lo vincule con la defensa de los derechos humanos y en derecho penal es un principio internacionalmente reconocido que las penas tienen que guardar una proporcionalidad con el acto que se imputa y en ningún lugar del mundo por conspiración sediciosa le han puesto una sentencia por 70 años por el mismo cargo a alguien”, denunció el licenciado.
Fuente: El Nuevo Día |