Los que siempre respetamos y amamos a Alberto Pérez Pérez nos reuniremos para recordarlo en la sede del MUS en la Placita Roosevelt en Hato Rey el próximo viernes, 2 de diciembre de 2016 por la noche.
Alberto me llevaba solo cuatro años y medio de edad. Debo haberlo visto la primera vez en los precoces años donde la FUPI protagonizaba la oposición al Servicio Militar Obligatorio (SMO) y la agresión de Wáshington contra los heroicos pueblos de Vietnam, Laos y Kampuchea. Yo cruzaba la Avenida Gándara donde asienta mi Escuela Superior de la Universidad (la llamada UHS) para ponerme pantalones largos y de aprendiz de independentista asistir a aquellas históricas marchas, cuando las marchas eran verdaderas marchas, de Río Piedras hasta el Viejo San Juan, siempre y cuando lloviera hasta más no poder.
Alberto fue quien puso respeto en el recinto de Río Piedras de la U.P.R. cuando los pichones de fascistas en la AUPE (Asociación de Universitarios Pro Estadidad) acusaron a la FUPI de ser una organización de distribución de drogas. Cuando Alberto puso respeto, Rizos de Oro debe guardar una memoria exacta. Para esa época Alberto y sus compañeros eran víctimas de la represión, habiendo sido arrestados, juzgados y encontrados culpables. Además ya ejercía el periodismo en CLARIDAD, como resultado de la llamada crisis política del MPI cuando la discrepancia con los valiosos y respetados compañeros César Andreu Iglesias, Norman Pietri Castellón, Georg Fromm Pflaum, y otros.
Alberto supervisaba desde el Movimiento Pro Independencia (MPI) de Puerto Rico a la FUPI; fue uno de los organizadores de las brigadas mineras en las que hicimos activismo en la zona Minera en Utuado, Jayuya y Adjuntas. Nos mudamos por dos Navidades consecutivas, la de 1969 y la 1970. Es oportuno rendir homenaje además a Pedro Matos Matos, Alejandro Sella, Alipio Vélez, y a Varo. El recuerdo que tengo es que a nosotros la muchechería nos dirigía el muchacho mayor, Alberto Pérez Pérez, primero en la salida de Utuado para Jayuya (1969) y luego en el campamento Minero, creo que en la carretera de Utuado a Ángeles (1970).
Alberto parece haber sido el culpable de que me enviaran en mayo de 1971 a Praga, Checoslovaquia, a representar la FUPI ante la Unión Internacional de Estudiantes (UIE) en la calle Vocelova. Poco después Alberto pasó a ser el delegado de MPI y luego del Partido Socialista Puertorriqueño (PSP) ante la Revolución Cubana. Ostentó ese importante cargo patriótico con mucho celo, y de ese período sale la histórica foto de Juan Mari Brás y Fidel Castro, y Alberto Pérez Pérez en el medio de la foto.
En ese período casado con Edna Ramírez nació su hijo mayor, Marcos Pérez Ramírez, y ya Miguel Cabrera y Lady Torres estarían planificando el nacimiento de la hija de ambos, María. Para esa época yo desde Praga podía contribuir con la Misión en La Habana. En una ocasión me pidieron un laboratorio fotográfico portátil completo que se me hacía posible financiarlo, comprarlo y enviarlo a La Habana. En otra ocasión parece que Alberto y Miguel se habían hecho socios de un club recreativo y pude hacer posible que les llegara desde Praga hasta La Habana una pistola nueva de paquete de fabricación checoslovaca para ejercer el deporte de tiro al blanco.
Estuve en Praga de 1971 a 1973. Luego me enviaron a las Naciones Unidas en Nueva York en septiembre de 1973, días despues del Golpe de Estado en Chile. Juan Mari Brás me dirigía personalmente el trabajo de cabildeo diplomático ante las Naciones Unidas y el Movimiento de Países No Alineados. En otras tareas me dirigía personalmente Alberto Pérez Pérez.
Juan Mari Brás y yo viajamos una noche a Nueva York en marzo de 1976. Mari Brás pernoctó en casa de José La Luz y su esposa Isabel en Brooklyn. Lydia y yo residíamos en la calle Catorce en Manhattan. Alberto, y recuerdo a Manuel de J. y quizás Florencio, me despertaron por teléfono muy temprano por la mañana. Habían asesinado en Puerto Rico a Chagui Mari Pesquera. Me instruyeron que me encargara de recoger a Paquita Pesquera en el West Side cerca de John Jay College y a Juan Mari Brás en Brooklyn, les informara lo sucedido y los trajera a San Juan. Alberto sabía el dinero que yo tenía en el bolsillo.
Compartimos muchas tareas diplomáticas, en el recabo de la solidaridad internacional. Recuerdo en 1976 la V Cumbre del Movimiento de Países No Alineados en Colombo, Sri Lanka (el viejo Neruda llamó a Ceylón la isla grande más bella del mundo). Alberto cumplió tareas similares en el África subsahariana, incluyendo el viejo Congo Popular. Uno salía de Puerto Rico y no sabía cuándo iba a regresar, cómo, o si regresaba. Cuando yo andaba en pantalones cortos, Alberto había diriguido la delegación de la FUPI ante el IX Congreso de la UIE en Ulam Bator, Mongolia, donde además la FUPI junto a la FEU de Cuba fueron los autores de un importante rompimiento con las fuerzas prosoviéticas en el seno de la UIE. Se acababa de fundar en La Habana la Organización Continental Latinoamerivanade Estudiantes(OCLAE).
Un miembro de aquella delegación de la FUPI viajó a cumplir una viaje de solidaridad al Vietnam Heroico. Se llamada José Rafael “Fefel” Varona Berríos. Fue herido por las bombas de Washington sobre Vietnam, entonces del Norte. Falleció en Moscú unos once meses después.
Cuando regresé a Puerto Rico en 1978, Alberto ya estaba casado con Emma Rodas Mulero (quien había sido organizadora de la Seccional del PSP en Boston por espacio de varios años), a quien hay que rendirle homenaje por haber encontrados ambos la felicidad, juntos ver nacer y criar a Marilola, cuidarlo en silla de ruedas varios años, llevarlo a La Habana buscando una mejoría y acompañarlo hasta el último instante de su vida, cuando producto de un aneurisma cerró sus ojos en el Hospital Pavía el miércoles, 19 de octubre de 2016, en la víspera de cumplir sus 71 años.
Alberto había tenido que vender ropa interior casa por casa para poder comer, a su regreso de La Habana. Ahora era trabajador paralegal en Servicios Legales, era emplazador en su tiempo disponible, formalizaba sus estudios de bachillerato en la UPR que no había podido aprovechar en sus años de dirigente de la FUPI en los años de Vietnam y antes de eso en la FEPI en la Escuela Central en Santurce. Yo entré a la Escuela de Derecho de la UPR en 1978 y Alberto, creo, en 1979. Alberto fue un estudiante aplicado y era muy respetado por sus iguales y sus profesores de Derecho. Siempre fue un ávido lector, y extremadamente culto. Pocas cosas disfrutaba más que un buen libro, y no eran de Derecho, eran de cultura.
Con el diploma de Derecho en la mochila, pero aún sin reválida aprobada, Lydia y yo regresamos a Nueva York. Alberto y Emma eran los vecinos en el quinto piso del Condominio Town House ante cualquier emergencia que tuviera mi padre en el octavo piso. Cuando visitaba a mi padre en San Juan, automáticamente me unía a las caminatas matutinas que Alberto ejercía en un parque por Villa Andalucía o Venus Gardens.
Cuando Lydia y yo regresamos de Nueva York a Puerto Rico en 1989 tras haber concluido el primer juicio contra Los Macheteros en Hartford, ya Alberto y yo teníamos planes de abrir conjuntamente oficina de abogados. Alberto tenía mucho más experiencia que yo, yo no sabía nada de lo civil, menos aún de lo notarial. Regresé a Puerto Rico para el Huracán Hugo en septiembre de 1989 y ya en enero de 1990 abrimos oficina en la Calle De Diego en Río Piedras, al lado del Hospital San Francisco. Para julio de 1992 nos mudamos al segundo piso del Centro Comercial 65 de Infantería, al lado de la Escuela Superior República de Colombia. Por iniciativa de Alberto, abrimos una segunda oficina legal en la plaza de Utuado, en el segundo piso de La Gloria. Duré un día. Ya toda mi práctica era en lo criminal, y en esa especialización a mí no se me había perdido nada en el bello municipio de Utuado, de donde es oriunda una parte de mi familia Cabrera y donde nació Lydia de una extensa familia en el barrio Paso Palmas.
Separamos nuestra sociedad de gastos en febrero de 1995. Ya Alberto se había enamorado de Utuado, donde además era condueño de una hermosa vieja casona cafetalera en el Barrio Mameyes de Utuado. Con el tiempo fue designado Archivero Notarial y posteriormente Inspector Notarial, función que requiere mucha discreción y estar fuera del ojo público y político. Estoy seguro que sus compañeros Inspectores Notariales lo han llorado.
Alberto es miembro de una generación de estudiantes preuniversitarios y universitarios que exitosamente luchamos contra el Servicio Militar Obligatorio (SMO), la agresión de Washington contra los pueblos Heroicos de Indochina, la solidaridad irrestricta con la Revolución Cubana y por supuesto, por la Independencia de Puerto Rico. Además construimos un Partido Socialista Puertorriqueño (PSP), tarea que desde entonces ningún colectivo a vuelto a lograr. Cada organizador se enviaba a un área distinta a residir y pasar necesidades. Hay mucho más que escribir y recordar . Pero nadie nos quita lo bailado. Y a mucha honra del deber cumplido.
Especial para Claridad |