La ofensiva imperialista apunta contra todos los gobiernos patrióticos de la región, y Nicaragua no es la excepción. La derecha nicaragüense, una vez más siguiendo los dictados del Pentágono, pretende enturbiar las elecciones presidenciales del próximo domingo. Su consigna es “no hay por quién votar”.

Sabe que el triunfo de Daniel Ortega y Rosario Murillo será contundente, por lo tanto se enfila a reforzar la campaña que pretende imponer la idea de que el gobierno sandinista es autoritario y que en realidad en Nicaragua no hay democracia alguna, sino una dictadura lisa y llana.

En esta dirección, la cámara baja de Estados Unidos aprobó a finales de septiembre pasado una resolución, la llamada Nica Act (Nicaragua Investment Conditionality Act), para impedir que las instituciones financieras multilaterales realicen préstamos a Nicaragua hasta que Ortega garantice unos comicios “libres, justos y transparentes”. La derecha títere del imperialismo se juega a esperar una baja participación en el proceso electoral, a denunciar que la “dictadura” comprará votos y modificará los resultados de participación, como también insistirá con los argumentos siempre esgrimidos por las derechas vernáculas cuando no pueden contra la voluntad popular: falta de transparencia, presiones, fraude, falta de observadores, etcétera.

El presidente del Comité de Asuntos Externos del Congreso de Estados Unidos, Ed Royce, señaló tras aprobar la ley: “En un intento evidente de mantenerse en el poder, el régimen de Ortega silencia por la fuerza a cualquiera que muestre su desacuerdo. Una serie de personas han sido expulsadas del país por criticar al gobierno, desde miembros de organizaciones no gubernamentales a periodistas y funcionarios del gobierno de Estados Unidos. Nicaragüenses inocentes son acosados, golpeados y torturados. A medida que se acercan las elecciones, está claro que no serán ni justas ni libres”.

A esto se suma el inefable Luis Almagro, quien a través de la OEA comienza a atacar al gobierno sandinista para sumarse a la infame campaña de que en Nicaragua no hay democracia.

Pero por debajo de toda esta argumentación ramplona de los Estados Unidos, la derecha nicaragüense y la OEA, subyace un tema de carácter político que irrita al imperialismo y sus aliados. Ese tema no es otro que el constatar que Nicaragua, bajo el gobierno sandinista, ejerce su plena soberanía, sin supeditarse a ningún poder extranjero. Y a tal punto es así, que Daniel Ortega y su gobierno siguen avanzando en el proyecto de construcción del canal interoceánico (Canal de Nicaragua)  en sociedad, nada más ni nada menos, que con China, actual enemigo principal de los Estados Unidos.

De tal manera, es de esperar que las agresiones estadounidenses a Nicaragua y al gobierno sandinista se vayan incrementando de forma acelerada, tratando de carcomer el poder de decisión soberano de los nicaragüenses y haciendo todo lo posible para que la construcción del canal en sociedad con los chinos no se lleve a cabo.

El triunfo de Daniel y Rosario, el domingo 6 de noviembre,  fortalecerá la Revolución Sandinista, como también será un triunfo para las fuerzas unionistas e independentistas de toda Nuestra América. Esa victoria, traerá aire fresco a los procesos antiimperialistas latinoamericanos caribeños en un año que se caracterizó por ciertos retrocesos significativos. Eso le duele al Pentágono y en nada lo disimula.

Ante los peligros que acechan al heroico pueblo de Sandino, que insistimos, seguramente se acentuarán luego de la categórica victoria, se hace más que necesario activar todos los medios internacionales de solidaridad y apoyo, de denuncia al injerencismo norteamericano y de respuesta ante la campaña de mentiras y difamaciones que ya están expandiendo los medios venales de comunicación.

Desde el Portal Alba y desde la Escuela Emancipación decimos:

¡Todos a votar a Daniel y Rosario!

¡Viva el FSLN!

¡Viva Sandino!

¡Viva Nicaragua!