"Viví auténtica puertorriqueñidad allá en los nuevayores pues, como me dijo una compañera: Estoy acá, pero no me quito".
Mi gente en los nuevayores me hicieron sentir tan bien que si tuviera mil corazones los pondría todos a sus pies.
Por tres días estuve en Nueva York, acompañado por mi esposa María de los Ángeles y nuestro hijo Rafaelito. Estaba entre mi gente, así que me parecía estar en Lares, Ponce, Mayagüez, o en cualquier punto de Puerto Rico pues para mí, dondequiera que esté un puertorriqueño o una puertorriqueña, ahí está mi Patria.
Quiero expresar mi gratitud a los compañeros y compañeras que organizaron las tres exitosas actividades patrias: el concierto en La Marqueta Retoña en la noche del 23 de septiembre, dedicado a mi persona, y con la participación de Fernandito Ferrer y La Banda Acústica Rodante; el conversatorio sobre el patriota Oscar López Rivera en El Museo del Barrio el sábado 24, con la participación de la compañera estadounidense Dra. Margarita Power, la Profa. Ana López y el Dr. Félix Matos, y en el cual Clarisa López leyó una carta de su padre que nos sacó lágrimas de orgullo patrio a muchos.
En la noche de ese mismo día el centro deportivo y cultural El Maestro fue el lugar de encuentro con los “viejos” amigos de tantas luchas como Ponce Laspina y familia, Bomexí, Camilo Matos y familia, Gualesca Rodríguez y familia, y tantos otros y otras que jamás se borrarán de mi memoria. Gracias a la Junta Nacionalista de Nueva York y a los Cadetes de la República que estuvieron siempre presentes. Todos juntos disfrutamos de nuestra música interpretada por el Grupo Maestro, Aníbal Ayala, Roberto Tirado y el grupo de bomba Herencia de mi Tambó
Por todos esos días, que para mí serán inolvidables, gracias: José Morales, Melissa, Ana López, Nefter, Ricardo López, Walter, Máximo, Juan Sánchez y Alma. Gracias a los compañeros de Positive Workforce Organization que me honraron con una guardia de honor a mi llegada al Museo del Barrio y me obsequiaron un capacete y un chaleco. Gracias a todos los boricuas por los significativos regalitos que me hicieron y que son muy apreciados. Gracias a todas y todos los que con sus abrazos y su cariño puertorriqueñísimo me llevaron a quererlos más, si acaso eso fuera posible.
Viví auténtica puertorriqueñidad allá en los nuevayores pues, como me dijo una compañera: Estoy acá, pero no me quito.
Donde haya un boricua, sea en China o Nueva York, habrá un alma que suspira por la patria que Dios le dio.
Me uno a todas las voces que gritaron ¡Viva Puerto Rico libre! y ¡Libertad para Oscar López Rivera! |