Escrito por Rafael Cancel Miranda
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Lunes, 08 de Agosto de 2016 21:29 |
A principios de la década de 1980 fui invitado a participar en una actividad en Washington, D.C. En una casa donde había varias personas, mayormente jóvenes, se me acercó una muchacha, casi niña, y me preguntó en voz muy baja si podía hablarme en privado. Asentí y salimos del edificio.
Me contó que era puertorriqueña, y que había una agrupación estadounidense que sacaba a jóvenes boricuas prometedores de sus comunidades y los embolsillaba dentro de comunidades blancas de clase media para moldearles su mente y crearles lealtades de acuerdo a los intereses y valores de los blancos. Ella era una de esas jóvenes. Me contó que había muchos embolsillados en comunidades blancas. Ella era blanca, casi rubia. Quería salir de eso pues se había enamorado de un joven chileno de la resistencia y empezó a entender cosas que antes desconocía. La joven se llamada Alejandra.
Después de esa ocasión, nos vimos en Nueva York, casi clandestinamente. Llegó a visitarme en Puerto Rico. Vino con su bebita. Dejé de verla pues se fue para Chile a combatir al lado de su compañero. No supe más de ella hasta que leí en Claridad que una joven había sido asesinada por los esbirros de Pinochet. Aparecía con el otro nombre que usaba e identificada como chilena. Pero su nombre era Alejandra y era puertorriqueña, aunque para ella hubiese sido un honor ser de la tierra de Salvador Allende, asesinado aquel 11 de septiembre por fuerzas bajo el mando de Henry Kissinger.
Alejandra, venciste a los que te quisieron deformar. ¡Vives en nosotros! Espero que tu niña no haya sido asesinada también. Gracias por darme el honor de conocerte.
Rafael Cancel Miranda, exprisionero político puertorriqueño, Héroe de la Patria. |