La muchedumbre desfiló por la calle principal de Adjuntas, que desemboca en la plaza pública, frente a Casa Pueblo, a pesar de la lluvia.
Más fotos aquí
Videos
Adjuntas. Rotundo no al gasoducto propuesto por la presente administración.
Desde temprano en la mañana fue evidente. Todos los caminos condujeron a Adjuntas. Cientos de personas, con sillitas, sombrillas, capas y pancartas, caminaron como hormigas para unirse en un llamado: “No al gasoducto”.
La intensa lluvia no los frenó. Llegaron desde todos los rincones borincanos y hasta de Estados Unidos. A eso de las 11:00 de la mañana, comenzó la marcha en contra del proyecto Vía Verde, que propone instalar una tubería de gas natural que discurriría por 13 pueblos desde el sur de la Isla hasta culminar supliendo con dicho combustible las plantas eléctricas del norte.
La calle principal de Adjuntas, que desemboca en la plaza pública, frente a Casa Pueblo, parecía un enorme gusano compuesto por miles de cabezas y sombrillas coloridas que cobraban vida.
El fundador de Casa Pueblo, Alexis Massol, dirigió a la multitud junto con su hijo Arturo, presidente de la Comisión Técnica y Científica de la organización ecologista.
Además de las pancartas hubo personajes muy singulares, como un ser decapitado que llevaba en su mano la cabeza de Fortuño ensangrentada. También hubo esqueletos alusivos al “Tubo de la Muerte”, como la oposición ha denominado al controversial proyecto.
Hasta el lugar llegaron Héctor Maldonado y su padre, del mismo nombre. Ambos, vecinos del barrio Rucio, de Peñuelas, sufren mucha ansiedad, pues dentro de las cinco cuerdas que componen su propiedad pasaría la tubería de gas.
“Ellos no vienen directamente a decirnos las cosas, nos piden documentos, pero nosotros no se los damos. Yo soy del PNP, pero esta obra no me gusta nada, nada. Éste es un gobierno muy testarudo”, dijo Héctor, padre, de 69 años, agricultor de profesión.
Su hijo está bastante angustiado, pues dentro del terreno estaba construyendo una casita y ha tenido que paralizar la construcción.
“Yo me mudé de unas parcelas donde había mucha criminalidad para estar más tranquilo, y en menos de un año me sorprendió esto”, dijo el joven.
A Silvia Henríquez, vecina de Cataño, también le disgusta el gasoducto. “Este proyecto me atraviesa el corazón. Si con esta marcha al Gobierno no le llega el mensaje, es porque verdaderamente está sordo. A mí me preocupa muchísimo la parte del impacto ambiental”.
Desde la costa de Toa Baja llegó Luis Rivera
“En Toa Baja hay un peligro enorme con la cuestión de la seguridad. En caso de una emergencia sólo habría una ruta de evacuación y eso no sería suficiente, sería un desastre”, dijo el toabajeño.
Alexis Massol celebró con regocijo la asistencia al evento y dijo que la lucha continuará. “Este pueblo ha dicho no al gasoducto y lo ha dicho con evidencia. El pueblo no aprueba el gasoducto, está en defensa del agua, de los bosques y de la gente. Hoy se constituyó un cuerpo voluntario de mujeres y hombres que están dispuestos a defender la patria como se hizo en Vieques. Si el gobierno de Luis Fortuño insiste, el pueblo dijo claramente que se optaría por la desobediencia civil como autodefensa, en último caso. El pueblo se va a defender como lo hizo en Vieques”.
Una vez llegó la marcha al frente de Casa Pueblo, Arturo Massol dirigió la asamblea de pueblo en cuya resolución el pueblo ratificó su repudio “al embeleco del tubo verde”, en un documento simbólico.
Arturo Massol preguntó al público: “¿Cumple el gasoducto con los aspectos ambientales cuando se perderían 1,500 cuerdas de bosque, incluyendo áreas de la zona especial del karso, donde se impactarían 32 especies amenazadas y cientos de ríos y manantiales? ¿Cumple el gasoducto con los parámetros de ingeniería? ¿Cumple el gasoducto con proveer seguridad ante tsunamis, deslizamientos, inundaciones? ¿Cumple el gasoducto con rebajar la factura de luz cuando se ha probado que el ahorro sería de un centavo?”.
A todas estas preguntas se escuchó decir a la multitud: “No cumple, no cumple, no cumple”, por lo que de inmediato se dio por denegado el proyecto por parte del pueblo de Puerto Rico.
De los manantiales y recursos de agua, Juan Lugo, de Adjuntas, sabe y aseguró que “con el tubo ése nos quedaríamos sin agua”.
Muchos de los participantes de la marcha fueron ancianos que estuvieron acompañados por la procuradora de las Personas de Edad Avanzada, Rossana López, quien la semana pasada presentó varios recursos a los tribunales y agencias para denunciar el hostigamiento que sufren ancianos que podrían ser expropiados para dar paso al gasoducto.
Al evento se dieron cita, además, el presidente de la Asociación de Alcaldes, el primer ejecutivo de Comerío, Josean Santiago, el alcalde de Juana Díaz, Ramón Antonio Hernández, y la representante por acumulación Carmen Yulín, entre otros políticos.
El presidente de la Unión General de Trabajadores, Eric Sevilla, subrayó que en el Día Internacional del Trabajador que se celebró ayer es importante reconocer que durante la construcción del gasoducto serán las manos puertorriqueñas las que estarán en riesgo de morir y que también esos amenazados de expropiación son trabajadores boricuas.
Reacciona la autoridad de energía eléctrica
El director ejecutivo de la Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), ingeniero Miguel A. Cordero, indicó que en la democracia todo el mundo tiene derecho a expresarse y manifestarse, pero que las decisiones se toman a base del bien común, de lo que es correcto y de los méritos de las propuestas, como es el caso de Vía Verde, que permitirá bajar el costo de la electricidad en Puerto Rico.
“Reconocemos el derecho de todos a la libre expresión, pero también reconocemos el derecho que tiene el pueblo de disfrutar de un servicio de electricidad confiable, eficiente y a un costo mucho más bajo mediante el uso del gas natural, un combustible más limpio, económico y abundante que el petróleo” , destacó el directivo de la AEE. |