“La única revolución que no ha ocurrido en América Latina es la revolución educativa”. Esta provocadora frase de Eugenio María de Hostos da cuenta de la estrecha relación que para el filósofo tenían las nociones de educación y política.

En homenaje a quienes honran a Hostos con sus acciones, escritos e iniciativas

“La única revolución que no ha ocurrido en América Latina es la revolución educativa”. Esta provocadora frase de Eugenio María de Hostos da cuenta de la estrecha relación que para el filósofo tenían las nociones de educación y política. Hostos estaba muy consciente de que las  revoluciones por la  independencia no eran garantía de “emancipación mental”, de libertad. Afirmaba que “quería la independencia porque quería la libertad” es decir la descolonización.

Su planteamiento fue radical de dos maneras: primero porque no es eurocéntrico, ya  que plantea a América Latina como “no meramente parte del nuevo mundo, sino, un mundo nuevo”, por lo cual  la educación tiene que crear un nuevo ser humano para habitar un mundo nuevo. Esto implica “nuevos currículos, nueva lógica, nueva pedagogía”. Segundo, porque exige romper totalmente con el pasado colonial el cual “debe verse como algo extranjero, no nuestro” (Santos Vargas, 1991). Lo anterior evidencia el carácter político de la educación.

En el siglo XIX la figura emblemática pública símbolo de la liberación fue el soldado que luchó por la independencia nacional, (Bolívar). En el siglo XX fueron los guerrilleros y guerrilleras que hicieron las luchas anticoloniales (Guevara). Sostengo que en el siglo XXI, serán los maestros y maestras quienes propiciarán una democracia radical y participativa. No me refiero solo a los maestros de planta en los centros educativos, sino a los miles educadores, con cualquier ocupación, y preparados para impartir una educación liberadora en cada esquina del país.

En mi trayectoria de investigación y docencia he recogido algunos de los temas que integraban al educador con el político, incluyendo la conciencia antillana que hoy se nombra caribeña.¹ Hostos fue un pensador polifacético y su obra fue controversial en su momento y en el presente. La mejor manera de honrar de forma permanente la memoria de este ilustre patriota y educador puertorriqueño es dialogar y debatir críticamente con sus obras.

El tema de la democracia me ha llevado a teorizar e investigar sobre el impacto de dos tipos de actores sociales en la vida política contemporánea: aquellos que actúan desde el Estado y aquellos que actúan en esferas fuera de éste. He teorizado e investigado mayormente el segundo tipo.²

Las nociones que aluden a los actores fuera del “gobierno” tales como: ciudadanos y ciudadanas, sociedad civil, comunidades, organizaciones no gubernamentales, son objeto de grandes debates a partir de acercamientos o marcos conceptuales no mencionados por Hostos pero que tienen convergencias con sus preocupaciones por la equidad económica³, la  reforma agraria, el anticolonialismo, la independencia política, la solidaridad internacional y la conciencia democrática.⁴ Otro tema constante en Hostos es el interés docente de estimular una educación liberadora y formas alternativas de democracia que propicien la participación real de los sectores marginados.

Sostengo que es necesario y resultaría muy provocador, explorar la convergencia de estos tres procesos en la obra de Hostos,  democratización, participación y educación liberadora, a la luz de las nuevas visiones de gobernabilidad que nos habitan y estimulan. De una parte, el contrapunteo teórico con la obra del educador Paolo Freire es una forma de generar preguntas interesantes. De otra parte, el contrapunteo con el trabajo sociológico, docente y  de intelectuales públicas/activistas,  propiciará la puesta al día de algunos argumentos de Hostos. Contribuirá a verificar la vigencia de muchos otros.

Hostos fue sociólogo, educador, político, lo cual no estaba separado de su trabajo filosófico, literario y jurídico. Por lo tanto, Hostos convoca a un trabajo de carácter interdisciplinario. Freire dijo que la mejor forma de honrar su trabajo era superarlo. Ese es el mejor homenaje al arquitecto de la hermosa utopía de la Liga de Patriotas. Utopía que era realizable para Hostos y lo es aún para muchos y muchas  de nosotros, porque, en este siglo XXI, estamos convencidas de que Otro Mundo es Posible.

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1.  Cotto Morales, Liliana. 1994. Afirmación e identidad cultural. Mérida. Conferencia de la  Asociación de Estudios del Caribe;  2007. Soñando alternativas para una política de vivienda en tiempos de desesperanza en La Crisis sostenida: retos para la política social y el trabajo social; 1997. Globalización, luchas urbanas, y afirmación cultural en Puerto Rico: 1992-96 en Política y Gestión urbana en la región del Caribe, Coalición para el hábitat; Coautora; 1997, ¿Quiénes hacen ciudad?: ambiente urbano en Cuba, Puerto Rico y República Dominicana. Cuenca, Ecuador: Ediciones SIAP.  Patrocinado por la Fundación Ford.

2. Cotto Morales, Liliana. 2006. Desalambrar. Editorial Tal Cual, San Juan;  Cotto Morales, Liliana. 2004. “Actores sociales de fin de siglo en la sociedad urbana contemporánea: las prácticas sociales de transformación de los espacios urbanos” en Globalización e intermediación urbana en América Latina. Santo Domingo, FLACSO.

3. “Un Estado jurídico un poco menos indiferente al desarrollo económico de la sociedad  cuyo representante es”, citado por Ramón de Armas en “Eugenio María de Hostos y Cuba: ‘Las tareas de la libertad’ :569-576''.

4. IV Cartas Públicas acerca de Cuba, desde Chile en periódico bilingüe La República Cubana, París, 1897.

(Fuente: 80grados)