Más de un millón de personas, en su mayoría jóvenes, ocuparon las calles del país durante los últimos días con actos de protesta cuyo motivo inicial era la conquista de la reducción de la tarifa del pasaje o transporte público de calidad y gratuito.
El movimiento sindical apoyó las manifestaciones, en gran medida espontáneas, que obtuvieron un amplio respaldo y apoyo popular y resultaron en la victoria de la reducción de los precios de las tarifas de ómnibus y metro en varias ciudades del país.
La CTB, en alianza con las demás centrales sindicales, comprende que la movilización popular resulta esencial para que el país pueda avanzar en dirección a las transformaciones sociales más profundas reclamadas por el pueblo, con énfasis en los servicios esenciales como la salud, la educación, la vivienda, el transporte y las reivindicaciones justas de la clase trabajadora.
No obstante, el movimiento ha salido de sus rieles, bajo la influencia de las fuerzas obscuras de la derecha y de los medios de comunicación golpistas, que buscan manipular las manifestaciones espontaneas de las masas imprimiéndoles un sentido político reaccionario con el objetivo de aislar y desmoralizar a los partidos y las organizaciones progresistas además de desestabilizar al gobierno Dilma, abriendo el camino para un retroceso neoliberal.
Es notable la infiltración de provocadores de la derecha en el movimiento, el recurso, la depredación y la violencia gratuita creando un clima de caos e ingobernabilidad; las groseras hostilidades contra banderas partidarias y de centrales sindicales. El jueves 20 de junio, en Brasilia, el Palacio Itamaraty, que practica y defiende una política externa soberana y democrática, fue blanco de vandalismo y de intentos de invasión. ¿Alguien duda de que esto sirva a los intereses anti nacionales?
En función del nuevo y peligroso rumbo que las manifestaciones han venido tomando el propio Movimiento por el Pase Libre (MPL) en São Paulo, el cual había convocado a los actos por la reducción de la tarifa y el transporte gratuito, anunció el cese de las manifestaciones, denunciando la infiltración de la derecha y la presencia de neofascistas agrediendo manifestantes. “Resulta inconcebible esta ola de oportunistas de derecha que toman los actos para sí”, manifestó Rafael Siqueira, activista y miembro del MPL desde 2006.
Ciertamente no resulta por amor a la democracia o al pueblo que, los medios de comunicación golpistas, liderados por la Red Globo, han venido ayudando a convocar las manifestaciones al mismo tiempo en que instiga al odio popular contra los partidos políticos, la política en general, las organizaciones de los movimientos sociales, gobiernos e instituciones. La derecha neoliberal, reiteradamente derrotada en las urnas, quiere pescar en aguas turbias, manipulando al movimiento espontaneo de las masas en un momento en que este se encuentra sin rumbo ni dirección.
Los problemas sociales en Brasil, algunos de ellos seculares, son gigantes y, a pesar de los avances registrados en los últimos 10 años, demandan una solución urgente. Esta es la lectura que debemos hacer del sentimiento de revuelta popular. El movimiento sindical no debe salir de las calles ni tampoco abdicar de la lucha, pues solo a través de la movilización y la lucha conseguiremos avanzar en dirección a un nuevo proyecto nacional de desarrollo con soberanía, democracia y valorización del trabajo. Pero no debemos ser cómplices ni jugar el juego de los medios de comunicación golpistas.
Es nuestra obligación alertar a la clase trabajadora de los riesgos del retroceso y luchar para desenmascarar y derrotar a las fuerzas de derecha que se dedican a manipular y desvirtuar el movimiento espontaneo de nuestro pueblo por un Brasil mejor, con más democracia, igualdad y justicia. |