El 28 de abril de 1979, a plena luz del día, en San Juan de Puerto Rico, un grupo de asesinos disparó e hirió gravemente a un joven de apenas 25 años de edad, Carlos Muñiz Varela, quien tras penosa agonía falleció el 30 de ese mes.
Se cumplen ahora cuarenta años de vergonzosa, escandalosa, impunidad. Ninguno de los que planearon, dirigieron y ejecutaron el crimen ha sido castigado. Trabajosamente, sin arredrarse ante las amenazas, las trabas, el desinterés o la complicidad de políticos y burócratas, sus amigos y familiares no han dejado un instante de reclamar que se haga justicia.
Ha sido una brega incesante que ha permitido a lo largo de los años la revelación de documentos, testimonios y otras pruebas que hubieran permitido esclarecer completamente un hecho que todavía espera la acción del tribunal. Algunos de los culpables murieron sin haber sido molestados. Pero aun circulan libremente por Miami y Puerto Rico media docena de los que participaron en la imperdonable fechoría.
El asesinato de Carlos pudo haberse evitado si las autoridades boricuas o sus amos coloniales hubiesen querido hacerlo. Desde el año anterior, durante varios meses, se multiplicaron las amenazas contra su vida reproducidas incluso en libelos propagandísticos de grupúsculos terroristas anticubanos que operaban abiertamente en la isla hermana.
Ahora, en vísperas del cuadragésimo aniversario, “el Nuevo Día”, el diario de mayor circulación allá, da cuenta de otros documentos que confirman y amplían lo que ya se sabía gracias a la indoblegable tenacidad de sus compañeros y amigos.
Carlos había nacido en Cuba y era un niño muy pequeño cuando lo llevaron a Puerto Rico luego del triunfo revolucionario cubano. Allí creció y se incorporó a los empeños por la independencia de la que para él fue también su otra Patria. Fue el iniciador de las visitas a Cuba de otros jóvenes cubanos que al igual que él habían sido llevados a vivir fuera de su tierra natal. Su labor encontró la feroz oposición de los anexionistas -estrechos aliados de los pandilleros de origen cubano- quienes usaron para ello incluso el “Senado” colonial.
Este aniversario coincide además con los redoblados intentos por asfixiar a Cuba que incluyen restricciones adicionales a los viajes y las remesas familiares de los cubanos residentes en el exterior. Lo anunció en Miami, el señor John Bolton, en grotesca ceremonia con los derrotados invasores de Playa Girón y otros mercenarios. Allí estaban, festejando su impunidad, los que segaron la vida de un muchacho inocente que nunca hizo daño a nadie y lo dio todo por el reencuentro y la concordia entre los cubanos.
Sus amigos no lo olvidaron. Jamás lo olvidaremos.
(Tomado de Por Esto! Foto: El Nuevo Día)
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