A Carlos Muñiz Varela le dispararon a quemarropa con apenas 26 años de edad. El 28 de abril de 1979, en horas de la tarde, cuando viajaba rumbo a casa de su madre por la urbanización San Ramón, del municipio Guaynabo, en las cercanías de San Juan, Puerto Rico. Los asesinos arrojaron desde otro auto nueve detonaciones contra el joven, quien perdió el control del volante, hasta que el vehículo en que viajaba se volcó. Uno de los atacantes, no conforme, se acercó y le dio el tiro de gracia.
Trasladado a un hospital de la capital puertorriqueña, los médicos trataron inútilmente de salvarle la vida. Según su informe, dos balas calibre 45 habían penetrado el cráneo y la cervical, causando la muerte en la madrugada del 30 de abril. El grupo contrarrevolucionario cubano Omega 7 se adjudicó el hecho.
Cinco meses antes del atentado, el semanario gráfico La Crónica publicó las amenazas de muerte contra Carlos Muñiz Varela por parte de un sujeto que se hacia llamar Zeta y proclamaba ser el jefe militar del comando Omega 7, un grupo organizado y financiado por la CIA. Las amenazas se cumplieron. A las dos de la tarde del 30 de abril de 1979, apenas unas horas después del fallecimiento de Carlos, un comando de Omega 7 se atribuía el asesinato en una llamada telefónica a una estación de radio en la ciudad de Miami.
CARLOS, VÍCTIMA DE LA PROPAGANDA
Carlos Muñiz Varela nació en la ciudad de Colón, Matanzas, el 10 de agosto de 1953. En 1961, con apenas ocho años de edad, junto a su hermana, abandonó su ciudad natal porque su madre decidió enviarlo a Estados Unidos, ante los falsos rumores de que el Gobierno revolucionario cubano despojaría a los padres de la patria potestad.
Carlos y su hermana engrosaron la larga lista de más de 14 mil niños cubanos involucrados en la Operación Peter Pan, dirigida por la CIA. Transcurridos unos meses en la Florida, los dos niños se reunieron con su madre y con ella se trasladan a Puerto Rico.
En la Universidad de Puerto Rico, Carlos formó parte activa de la Juventud Independentista Universitaria y encabezó las luchas obreras de ese recinto. Apoyó activamente a los independentistas durante las elecciones de 1972.
Promovió los viajes a Cuba y el acercamiento con el Gobierno revolucionario cubano, por lo que se convirtió en enemigo de los grupos anticubanos que operaban en la nación boricua.
JUSTO RECLAMO DE UN HIJO
Para su hijo Carlos Muñiz Pérez, su padre “fue una víctima de la conspiración organizada y financiada por miembros de la extrema derecha cubana en Puerto Rico y apoyada por grupos similares en los Estados Unidos. Esta conspiración también fue ayudada por grupos introducidos por el Gobierno y la policía de Puerto Rico”.
El joven ha encabezado una lucha por el esclarecimiento del asesinato y pidió en junio de 2011 al presidente norteamericano Barack Obama, que ordenara al FBI la desclasificación de los documentos referidos al caso, que permitirían llevar ante la justicia a los asesinos de su padre.
Gracias a documentos obtenidos por la familia mediante la Ley de libertad de información (FOIA, por sus siglas en inglés), sigue completándose lentamente el rompecabezas que confirma que el FBI sabía desde el primer momento quiénes estaban detrás de este crimen, pero escogió encubrirlo para impedir que se conociera cuán cercana era su relación con los asesinos. Esta decisión comprometió el resultado final de la investigación local que no pudo encausar a nadie, dejando que este homicidio irresuelto se considere hoy una de las mayores vergüenzas de la justicia puertorriqueña.
Al hijo de Carlos Muñiz Varela le ha tocado conocer y develar la presencia de su padre en él a través de fotos, de historias contadas por periodistas, familiares y amigos. Aunque dice conocer muy poco de la vida del hombre que le dio vida, es consciente de que esta fue intensa.
Su lucha —asegura— es para que no queden impunes quienes apretaron el gatillo ni los que pusieron las balas que mataron a su padre.
HOMENAJE EN LA HABANA
Un acto político cultural auspiciado por el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) tuvo lugar este lunes, cuando se cumplieron 35 años del asesinato de Carlos Muñiz Varela.
En la jornada de homenaje fue rodado el documental Recuerdo a Carlos, del director Juan Carlos García, el cual recoge fragmentos de la vida de Muñiz Varela, así como testimonios de familiares y amigos que demuestran su integridad como hombre, su amor por sus dos patrias: Cuba y Puerto Rico; y la impunidad que rodea su cruel asesinato.
El héroe cubano René González, abordó los vínculos entre el asesinato de Carlos Muñiz Varela, encubierto por las autoridades de los Estados Unidos, y el injusto encarcelamiento de los Cinco, precisamente por intentar evitar este tipo de actividades.
En ambos casos se evidencia el “cinismo” del gobierno norteamericano a través de sus distintas maneras de ocultar la verdad, refirió González, quien hizo un llamado a seguir “denunciando el crimen de Carlos así como todos los crímenes terroristas que se han cometido contra Cuba”.
Por su parte, Ricardo Alarcón de Quesada, definió el caso de Muñiz Varela como una de las mayores pruebas de la inocencia de los Cinco, pues demuestra cómo el terrorismo cuenta con la “impunidad y protección gubernamental” de las autoridades federales de Washington.
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