“Imaginen si nosotros los estadounidenses, luego de haber derrotado a los británicos en nuestra Revolución de Independencia, les hubiéramos dejado mantener unos miles de soldados y un puñado de acorazados en la bahía de Nueva York. ¡Increíble!”
Lo anterior lo escribió el cineasta Michael Moore en un memorable trabajo titulado “Breve historia de la contrarrevolución cubana”, publicado en el año 2004. Aún la Base Naval que Estados Unidos mantiene en la bahía cubana de Guantánamo, en contra de la voluntad del pueblo y gobierno de la Isla, no había alcanzado notoriedad por ser centro de torturas y penal sin ley. Hoy se sabe que desde hace más de una década permanecen allí prisioneros sin juicio, muchos de ellos obligados a ingerir alimentos en contra de su voluntad, y cerrar Guantánamo se ha convertido en la promesa incumplida que más se le recuerda al presidente Barack Obama.
El enclave de Guantánamo surgió como resultado de la intervención militar estadounidense de 1898 que frustró la independencia cubana y colocó un apéndice injerencista en la Constitución, conocido como Enmienda Platt, y se mantuvo con el agrado de los gobiernos que EE.UU controló en la Isla hasta 1959. Con posterioridad al triunfo de la Revolución cubana, los sucesivos gobiernos de Washington se han negado a aceptar el reclamo de devolver a Cuba el derecho sobre ese territorio.
Se dice que Estados Unidos tiene en todo el mundo entre 700 y 800 bases militares, dispersas en alrededor de 150 países, un tema del que se hablará estos días en el III Seminario Internacional por la Paz y la Abolición de las Bases Militares Extranjeras, en la ciudad cubana de Guantánamo. En 2007 el escritor Juan Gelman citaba fuentes del Pentágono para establecer 32.327 cuarteles, hangares, hospitales y otros edificios en sus bases del extranjero, además del alquiler de 16.527 instalaciones, con casi 200.000 uniformados y un número igual de empleados y funcionarios civiles, a lo que habría que añadir 80 000 extranjeros contratados en esos territorios. En total, alrededor de medio millón de personas en el negocio norteamericano de exportar la guerra. Nadie sabe cuántos de esos lugares se han utilizado como prisiones secretas, lugares de tortura, incluyendo el uso de médicos con esos fines, según se conoció recientemente.
Lo increíble es que la razón que enarbola Estados Unidos para no negociar con Cuba, el país al que el gobierno estadounidense se niega a devolverle el territorio que utiliza en Guantánamo para preparar la guerra y encubrir la tortura, es la supuesta violación por el gobierno de la Isla de los Derechos Humanos. Más paradójico aún es que Cuba, a pesar de su pequeño tamaño y el bloqueo económico que le aplica Washington, emule con Estados Unidos en un despliegue mundial pero, en vez de militares, de médicos maestros y hospitales. (Publicado en CubAhora)
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