A modo de reflexión y digamos, pa' quien le complazca, les escribo a mis compañeros y compañeras de lucha.
Vengo a llover sobre mojado, con el pretexto de ayudar a la memoria. Se pasan como eco popular entre la gente frases como: "la cosa está mala y se va poner peor", "este país está en quiebra", "aquí no hay oportunidades", y muchas más. De la crisis y sus "daños colaterales" hemos conocido, visto y escuchado de todo, pues nos ha tocado de cerca. Estamos ante un discurso popular que se sustenta en la muerte anunciada de un país. De esas cuestiones se sabe, ya sea porque las vio don Juan en las noticias o porque se habla de todo en el balcón de Juana. Es indiscutible que hay una sociedad bajo los efectos de una crisis colonial que acapara lo económico, político y social. Estamos en un momento histórico imposible de ignorar.
Nos basta con ir afuera para darnos cuenta que el tiempo pasa y la historia se sigue escribiendo. La gente no se detiene y el tiempo no se demora solo porque el país esté sumido en la crisis. Los partidos tradicionales, los grupos y clases privilegiadas velan por sus intereses y siguen en las de escribir la historia. Muy poca la respuesta, mientras el monstruo crece sin tregua. Se ve plasmada su verdad en los periódicos, en los libros, en los rostros de la gente. Con la derecha (bien que la práctica hace al maestro) se escribe, lo bastante como para que las futuras y presentes generaciones en desarrollo se alimenten de la mentira, del miedo y se entreguen sumisos al desconocimiento de sí mismos.
Sería sencillo culminar aquí, dejando la culpa bien puesta en la frente de quien me place. Sin embargo, se me antojan unas palabras más, con el mero capricho o la responsabilidad de aludir a la izquierda, esa mano zurda para la que los pupitres de la escuela no están bien acomodados, para la del incómodo sinónimo de rebeldía. Esa que se agrupa en movimientos, organizaciones, frentes o comoquiera que se inventen el sello. A ustedes, a nosotros, pregunto: y con la izquierda, ¿qué se escribe...?
|