SAN JUAN, Puerto Rico, 14 de marzo de 2011 (NCM) – El Gobierno ha preferido guardar silencio ante los informes sobre la aparición de testigos que presuntamente identificaron a dos agentes de inteligencia de la Policía
nacional que habrían atacado a guardias durante un motín en la Universidad de Puerto Rico, incidente que ha servido para propiciar llamados públicos a que termine el alzamiento estudiantil.
La información está contenida en un memorando obtenido por NCM Noticias, en el que se consigna que uno de los testigos es un funcionario en un puesto de jefatura en la UPR y que se logró una identificación positiva de los dos policías –que fueron infiltrados como agentes encubiertos- de manera tan precisa que se especifican aspectos de su historial laboral previo a su incorporación a la Policía nacional.
La posible participación de agentes de la policía como agresores contra otros guardias en los sucesos del pasado 7 de los corrientes altera lo que hasta el momento se creía conocer sobre el hecho, en el que fue puesta en riesgo grave la seguridad personal de la rectora del Recinto de Río Piedras de la UPR, Ana Guadalupe, así como de otra gran cantidad de personas, entre estudiantes, profesores y demás empleados. Se ha reportado que casi una docena de guardias sufrieron golpes, uno con una herida en el rostro, además de que a la rectora Guadalupe le echaron agua, le halaron el pelo y sufrió otras vejaciones.
Hasta ahora, varios estudiantes han sido acusados, algunos de ellos por delito grave.
El mismo día de los hechos, el Comité de Representación Estudiantil condenó el violento enfrentamiento como “reaccionario”, pero hizo un llamado a que se esclarecieran todos los ángulos, inclusive el motivo para que guardias universitarios fueran los que iniciaron los empujones que desataron el tumulto. Entrevistas con testigos que vieron los sucesos desde distintos ángulos revelaron que, en efecto, guardias cargaron primero contra los enardecidos manifestantes y que fue luego que se desató el motín que procedieron a sacar a la rectora y conducirla a través del disturbio.
A la falta de explicación racional para esos hechos se sumaron el que, una vez sacada del edificio de la Escuela de Arquitectura, la rectora fue conducida a pie al vehículo más lejano, que resultó ser una pequeña camioneta en la que sólo había espacio para ella y el conductor, sin lugar para guardias que le pudieran servir de escolta.
De todos los hechos de ese día, uno de los más inexplicables resultó ser el motivo para que no hubiese intervención alguna de la Policía nacional, que mantiene ocupado el campus universitario, a pesar de que llegó al lugar una unidad motorizada, que inspeccionó, viró y se retiró.
La nueva información comienza a arrojar luz –o más sombras- sobre lo que de verdad ocurrió ese día.
Tras obtener el documento, NCM Noticias le comunicó al Gobierno de Puerto Rico la información y se le solicitó una respuesta oficial sobre si había agentes encubiertos de la Policía nacional operando en el campus universitario y si tales agentes habían participado en el motín agrediendo a guardias. Además se planteó diversos funcionarios que podrían atender el asunto.
A la hora del cierre, no se había recibido la respuesta esperada.
El motín ocurrió semanas después de que se produjera la denuncia de una reunión de alto nivel en la que presuntamente se discutió provocar una tragedia que pudiese ser achacada a los estudiantes, de manera que se volcara la opinión pública contra el alzamiento, que ya lleva once meses.
De hecho, el alzamiento estudiantil puertorriqueño, en defensa de la universidad pública y en contra de una llamada “cuota de estabilización” que multiplica el costo de estudiar en la UPR, ha recibido respaldos de diversos sectores cívicos, sociales, religiosos y casi todo el espectro político. Además los estudiantes han logrado llamar la atención para su causa fuera del país y la semana pasada se celebraron actividades de apoyo en ocho ciudades de Estados Unidos, España, Holanda, Inglaterra, República Dominicana, Cuba, México y Guatemala.
Los actos variaron en los diversos países y se sumaron a actividades de respaldo en Argentina y a los auxilios prestados por organismos de la más diversa índole, desde foros denominados “progresistas” hasta entidades de derechos civiles que han presentado la causa y la represión contra los estudiantes ante el Departamento de Justicia de EEUU.
La indomable resistencia del movimiento estudiantil se enfrenta también a sectores que, de manera cada vez más creciente y pública, piden su rendición o al menos una tregua unilateral que permita restablecer la normalidad en la Universidad de Puerto Rico, aunque ello conlleve que se consolide la agenda del Estado.
Parte de lo que ocurre es que el país atraviesa una situación volátil, como ocurre con la expiración de casi todos los contratos laborales de los empleados del Estado, ocurrida el miércoles de la semana pasada, sin que hasta el momento haya surgido movimiento alguno de resistencia popular al despojo.
Por el momento, los estudiantes alzados han continuado con su campaña y mientras han enviado emisarios a las universidades del este de EEUU, a México y a República Dominicana, en el campus de Río Piedras han seguido retando la moratoria que prohíbe los actos públicos y la semana pasada montaron un campamento durante casi 24 horas en medio del campus para una lectura ininterrumpida de la novela “Cien años de soledad” del colombiano Gabriel García Márquez, actividad en la que participaron como lectores estudiantes, profesores y representantes de grupos sociales.
La Iglesia sigue respaldando activamente a los estudiantes y su reclamo de que el Gobierno acepte una solución mediante el diálogo y la negociación. Así, el viernes pasado en la noche, fieles de diversas denominaciones se unieron a los prelados católicos y protestantes en una rogativa con velas encendidas, cánticos, reflexiones, actividad en la que se soltó una paloma blanca que fue a posarse sobre un letrero que leía “Justicia sí, violencia no”. |